Llego hasta aquí
CARRERAS CLANDESTINAS
¡Maldita sea! Nunca debía haberme hecho policía en Cunia, ya me lo advirtió mi abuela, que en paz esté. Fue salir de la academia y dedicarme a tramitar multas de tráfico durante dos largos años, una vida muy emocionante sin lugar a dudas. Pero eso no ha sido lo peor, lo peor viene ahora, mi primer trabajo de campo, y puede que mi último trabajo.
Allí estaba yo, en la mesa del jefe de sector escuchando emocionado, cual pardillo, que me habían otorgado un trabajo fuera de las oficinas, y yo como un gilipollas dando las gracias al jefe. Será hijo de su madre pensé tras recibir las instrucciones, me habían asignado recabar información para proceder a su posterior detención a un grupo de delincuentes que se dedicaban a la organización de carreras ilegales y las apuestas asociadas.
El caso es que tras recorrerme varios garajes y tiendas de tuneros, me había enterado de varias cuestiones, la primera es que había averiguado el nombre del cabrón que llevaba toda esta mierda, bueno más que el nombre solo sabía una mierda de apodo por el cual se hacía llamar, Nitro.
Lo segundo que averigüé era su modus operandi, enviaban invitaciones a las direcciones que figuran en los papeles del vehículo, de los coches que iban a los diferentes garajes a ser trucados, o compraban piezas en las diferentes tiendas, en ellas figuraban la hora y dirección para participar en las carreras, tan sólo una carrera al mes, sólo una. Cada mes en fecha diferente. Las normas eran las siguientes:
Que como he podido averiguar toda esta mierda, porque he recibido la puñetera carta y ahora mismo estoy bien jodido al volante de mi buga con 4 locos del volante más a mi lado, solo espero que la policía llegue antes de que me mate a más de 200 por hora en Cunia.