Llego hasta aquí
ASESINATO A LAS UVAS
Nuestra oficina, en la calle Gamboa dentro del Barrio de Génova, pero cerca del Barrio Antiguo (tan cerca que se puede apreciar desde las ventanas de los pisos más altos algunas secciones del castillo) estaban vacías. Los sitios ocupados diariamente por el trajín de unas cien personas, se hayan vacíos, exentos de vida. Excepto nosotros ocho que, medio en penumbras, mantenemos la guardia de la oficina. Hace rato que sonaron las doce campanadas y que tomamos las uvas (regalo del departamento) y las acompañamos con un zumo de uva. Siempre hay algo dentro de la Navidad, dentro de todo este espíritu navideño que nos provoca un fuerte resentimiento y son estas guardias de nochevieja. Es la una y, a excepción del estúpido programilla de variedades del canal federal, todo permanece en silencio...
Ya es la una y media y, a excepción del estúpido programilla de variadades del canal federal donde ahora están echando anuncios, todo permanece en silencio...
Ya son las dos y, a excepción del estúpido programilla del variedades del canal federal donde un cómico pasado en años arranca risas enlatadas haciendo hablar a un cuervo con un problema de hormonas, todo permanece en silencio.
Ya son las... y, de repente, suena la teléfono. Nos miramos incrédulos. ¿Quién puede estar llamando este día y a estas horas? Finalmente, uno de nosotros da al interruptor que permite hablar sin manos y contesta:
- Buenas noches, al habla el capitán Álvarez.
- Buenas noches, soy el capitán Fernández.
- Hombre, buenas, ¿Qué tal? No sabía que te tocaba guardia en la comisaría esta noche. - y mientras dice esto, nos guiña un ojo y nos hace un inconfundible gesto con su puño cerrado.
- Hemos estado bastante atareados esta noche. Hay demasiados borrachos en nochevieja. ¿Y vosotros?
- Hemos dedicado la noche a poner en orden nuestros pensamientos...
- Te llamaba para pedirte un favor...
- Dispara. -le contestó el capitán.
- Tengo a todos los hombres en la calle encargándose de trabajos necesarios, pero sin importancia, y los que tengo aquí no tienen experiencia suficiente para encargarse de lo que tengo encima de la mesa.
Se nos abrieron los ojos. Por fin algo de acción.
- ¿De qué se trata? -preguntó cauteloso el capitán.
- Tengo un fiambre en una de las habitaciones privadas del Hotel Emperador. Por la ropa parece un tío elegante. Le han pegado un tiro en la cabeza aparentemente desde el edificio de enfrente.
El capitán nos miró preguntándonos en silencio que nos parecía encargarnos de aquello.
- Esta bien, dile a tus chicos que no toquen nada...
El capitán pondrá a disposición de los jugadores una furgoneta de la comisaría y todo el equipo que consideren conveniente.
EL HOTEL EMPERADOR
Cuando alcanzamos la calle Concordia, descubrimos que no éramos los primeros invitados a la fiesta. Una furgoneta del Canal Federal estaba en la puerta del hotel y sus ocupantes, que se habían bajado de ella, discutían con el recepcionista de noche para poder entrar en el hotel. Cuando nos vieron llegar, encendieron su cámara y la apuntaron hacia nosotros.
- Oficiales, díganos, ¿quién es el pez gordo? -nos preguntó la periodista con una largo cabello rubio seguramente teñido, un pronunciado escote que dejaba ver una artificialmente realzadas tetas y unas hermosas piernas enfundadas en unos ajustados pantalones de cuero negro. Naturalmente la conocíamos. Era Eva María, la periodista más "destacable" del noticiario de media tarde del canal federal.- ¿Quién es tan importante cómo para sacar a la élite de la policía federal a la calle el día de nochevieja? El hotel Emperador es un conocido lugar de citas con prostitutas, ¿A quién han pillado ustedes con una de ellas? Por favor oficial, ¿díganos quién es el corrupto que van a detener esta noche?
Cuando entramos en el hotel, ante la cara de alivio del recepcionista, oímos como Eva María indicaba a su cámara que cortara la grabación. Un botones, con librea y casi dos metros de espalda, bloqueó la puerta. Su cara estaba marcada por una enorme cicatriz y sus ojos, negros, indicaron claramente que no iba a permitir que nadie entrara o saliera sin su permiso. El recepcionista de noche nos guió al ascensor y pulsó el piso décimo. Ya en la planta, pudimos escuchar el sonido de algunas fiestas en las habitaciones cercanas. El hombrecillo que nos guiaba nos miró como disculpándose y nos dijo:- Nadie sabe todavía lo que ha pasado.
En la puerta de la habitación 1023, hay dos policías que, aparentemente, descansan apoyados contra la puerta. Cuando nos ven llegar, se levantan poniéndose en una postura más formal. Nos saludan mientras abren la puerta.
- Buenas noches. Soy el agente García y éste es mi compañero Otxierregueta.
La primera impresión de la suite de hotel es una gran pulcritud. Todo está a oscuras, pero las ventanas abiertas dejan pasar la claridad de la calima nocturna de esta noche de fin de año. A la derecha hay un armario ropero y a la izquierda una puerta corredera que deja pasar a una pequeña cocina de estilo americano. Una barra la comunica con el salón. Este no es muy grande. Un par de sillones y un tresillo alrededor de una mesa baja de madera y todo ello frente a un aparato de televisión. Una puerta en la pared de la izquierda deja pasar al dormitorio. La luz que sale de la entreabierta puerta del cuarto de baño permite ver el dormitorio. Una cama de matrimonio, una mesilla a cada lado, un arcón a los pies de ésta y dos armarios empotrados a ambos lados de la puerta del baño. Las cortinas de la ventana están abiertas y en el cristal izquierdo se ve un pequeño agujero a través del cual el frío de la noche está haciendo que se empañe la cámara interior del mismo. Sobre la cama un cadáver. Es un varón, caucasiano, de unos 35 o 40 años de edad. Va arreglado con un imponente traje (seguramente hecho a medida). Está tumbado en la cama, ladeado un poco hacia la puerta, tiene un agujero en el lado derecho de su frente y bajo su cabeza una mancha roja empapa toda la colcha.
Informe de los policías
Fueron avisados a las 01:27 minutos de un posible 12-2 en el Hotel Emperador que estaba dentro de la zona en la que ellos estaban ya que venían de dejar en la comisaria a dos borrachos y se dirigían a la zona del Barrio Entrecruces. A las 1:32 minutos llegaron al hotel donde fueron recibidos por el recepcionista de noche (Sr. Gabriel Sánchez) que es el mismo que había llamado a la policía. Él les informa que han encontrado el cadáver de uno de los clientes habituales del hotel en su habitación. Dirigiéndose a la habitación, a la que pudieron acceder gracias a ala llave de la recepción, descubren el cadáver y, sin tocar ni manipular nada llamaron a la central en espera de instrucciones. Allí les indican que impidan que nadie entre en la habitación hasta que lleguen los de homicidios. Más tarde les avisaron que venían los gatos, perdón los de información, a hacerse cargo del caso.
Informe del Recepcionista.
El hotel Emperador es, dentro de la media, un hotel sofisticado con un complejo sistema informático que controla todo el sistema de climatización del edificio. El ordenador detectó a eso de las doce y media que las luces del apartamento 1023 habían sido encendidas y encendió los sensores de calor para controlar la temperatura de la habitación. A partir de, aproximadamente, la una detectó una anomalía en la temperatura del dormitorio que la interpretó como que el inquilino había abierto la ventana. Reforzó la calefacción de ese cuarto para mantener la temperatura. La anomalía pasó, se cerró la ventana, pero el ordenador detectó a partir de ese momento perdidas de calor, pequeñas, que ajustó incrementando la temperatura de los radiadores.
El recepcionista les comunica que el Sr. Juan Fiçe es habitual del hotel y que la habitación 1023 la tiene reservada permanentemente para su uso personal. Esto es una cosa habitual en el hotel. El Sr. Fiçe tenía costumbre de comunicar a la recepción cuando estaba en la habitación (ya que accedía al hotel a través de su llave privada de garaje) y ocasionalmente pedía algo de comer a la cocina a horas extravagantes. Siempre se le servía, aunque la cocina estuviera cerrada ya que tenía por costumbre dejar buenas propinas. No, esa noche no había llamado diciendo que estaba en el hotel y eso fue lo que preocupó al recepcionista. Ya sabe usted que en estas fiestas siempre hay frescos que quieren disfrutar de un buen hotel sin pagarlo. Llamó a la habitación sin recibir respuesta a eso de la 1:15. Al comprobar, gracias al ordenador, que tan sólo estaba encendida la luz del baño, mandó al botones (sí, el bruto de la puerta) a comprobar que todo estaba bien en la habitación. Así fue como descubrieron el cadáver y, posteriormente, llamaron a la policía.
No, el señor Fiçe nunca traía invitadas al hotel.
El recepcionista lleva trabajando casi un año en el hotel. Es cierto que tiene antecedentes penales, pero en este tiempo no ha cometido ningún error ni se le ha tenido que llamar la atención por nada. De hecho, es un trabajador modelo, y desde que está en el turno de noche han disminuido los altercados nocturnos.
Informe del botones
- Fui a abrir la habitación 1023 porque me lo mandó el recepcionista.
- No, no toqué nada ni encendí la luz porque llevaba mi linterna.
- En cuanto vi el cadáver salí de la habitación, cerré la puerta y se lo comuniqué al recepcionista.
Si los investigadores indagan en sus fichas policiales o alguien es capaz de acordarse (Bajos Fondos), descubrirán que el botones, Felipe Salgado, fue detenido hace unos diez años por el intento de robo a una gasolinera donde murió (aunque no por culpa suya) uno de los empleados. Ahora mismo está en libertad condicional (fue condenado a quince años) desde hace un año, pero no ha dado ningún problema desde entonces. Este trabajo le fue conseguido por el departamento de la Libertad Condicional y, hasta la fecha, no tiene ningún informe en contra.
Informe de los inquilinos de la planta
Ellos no saben nada. Están de fiesta y quieren seguir de fiesta. Algunos de ellos son personas de cierta relevancia en Cunia D.F.
Cosas que lleva el muerto
En el bolsillo interior de la chaqueta, lleva una cartera con 80 euros, una tarjeta VISA y una American Express, el carnet de conducir, el carnet de identidad y una tarjeta de 12 euros para llamar por teléfono (si lo investigadores lo comprueban verán que tiene un saldo de 6,35 euros). También tiene una tarjeta de identificación de la empresa Quifesa con su nombre y su foto.
En el bolsillo derecho del pantalón lleva algunas monedas sueltas (unos 2 euros) y un par de caramelos de anís.
En los bolsillos laterales de la chaqueta hay varios llaveros. En la derecha uno con tres llaves siendo una de ellas de una puerta acorazada y otra muy pequeña. En el bolsillo de la izquierda hay dos llaveros. El primero es de propaganda del Loro Azul y tiene dos llaves, una grande y una pequeña. El segundo es un llavero que lleva una piedra semipreciosa (un cuarzo) engarzada y con una sola llave redonda con un mando a distancia incorporado.
En el bajo de los pantalones y en las zapatillas, aunque esto será difícil encontrarlo, hay restos de arena. Un estudio forense determinará que es arena de playa e incluso fijará que playa es mediante la composición [Playa de los Contrabandistas]. El forense, considerando que es fin de año, tardará un par de días en darles esta información. Es una información importante, pero sólo es fundamental la noche del 3 al 4 (cuando los contrabandistas van a hacer la entrega). Cualquier intento de presión al forense puede ser esquivado con una invitación a una fiesta del personal [que suene de fondo una lambada o la Macarena cuando llamen al forense debe darles alguna idea de la prioridad que están dando a todos los casos]. Con una TA de Bajos Fondos cualquier personaje sabrá que la Cala de los Contrabandistas es, posiblemente, el lugar para hacer negocios sucios en la ciudad de Cunia.
Cosas que hay en la habitación
Informe del forense
Si los investigadores esperan al forense, éste les dirá tras inspeccionar la escena.
En el garaje
En el garaje encontrarán el Ford Probe de José Fiçe. En él asiento del copiloto (bajo el asiento) encontrarán un ordenador portátil (tiene una clave de entrada) que si consiguen superarla (Buscar datos) tendrán acceso a información sobre diversos proyectos experimentales químicos de la empresa Quifesa. Todos ellos son fertilizante y abonos para la ingeniería agrícola. Si buscan bien en el maletero, encontrarán un trozo de plástico G-400 (plástico vulgar que se utiliza para embalar cosas).
Un análisis detallado del coche revelará arena en las alfombrillas del conductor. Es la misma arena que la de las zapatillas y pantalones del difunto y conducirá a nuestros investigadores hacia la playa.
Edificio de Apartamentos
c/ Ricardo del arco
Este edificio alto edificio de apartamentos recuerda las típicas construcciones de los años ochenta: demasiado altas y con viviendas demasiado pequeñas. Toda la pared está realizada en revestimiento monocapa en color granito y hace tiempo que necesita algunas reparaciones. El portal, bastante lujoso, pero también viejo, está solitario. Hace tiempo que el portero ha sido sustituido por uno automático.
Sobre los inquilinos de los últimos pisos
Todas las viviendas que dan al hotel y ocupan las últimas plantas del edificio están vacías. En la última no vive nadie y la penúltima o antepenúltima están fuera por motivo de las fiestas. Ninguna de las tres puertas parece haber sido forzada.
Sobre la terraza
La terraza es del tipo no-visitable o, lo que es lo mismo, que toda su superficie está cubierta por grava. No hay ningún resto ni nada extraordinario en ella.
CASA DE JOSE FIÇE
El barrio de Mochachica es uno de los barrios más caros y de mayor postín de la ciudad de Cunia. Anclado en una de las zonas residenciales más costosas de la ciudad. Un poco al sur de las excavaciones de "La Arboleda" y sobre las laderas de la montaña lo que permite a la mayoría de sus habitantes tener unas estupendas vistas de la ciudad iluminada por la noche. Cuando nuestro vehículo se adentra en las calles de la urbanización, saltando en los innumerables guardias dormidos de la calzada y cruzándose con varias patrullas de seguridad privada, comprendemos las diferencias con nuestras humildes casas de policías y, con envidia, contemplamos las suntuosas mansiones que se dejan entrever entre las rejas y altos setos de los jardines. La casa de José Fiçe es un pequeño (en comparación con los que le rodean) chalet de ladrillo visto blanco de dos plantas. La planta baja comparte el garaje, un gran salón, un baño y la cocina-comedor. En la planta alta hay tres dormitorios (uno de ellos usado como despacho) y un enorme cuarto de baño. Toda la casa se haya pulcramente limpia.
Cosas que pueden encontrar en la casa
Los detectives no deben tener problemas en entrar en la casa ya que deben haber encontrado las llaves en el muerto. La casa está muy limpia. Excesivamente limpia. Este misterio se desvelará cuando encuentren una nota de la asistenta pegada en el frigorífico diciendo: "Lamento no haberle visto esta tarde para desearle feliz año. Clara".
Los detectives encontraran en el salón diversas revistas científicas marcadas en algunos artículos con marcapáginas. Estos artículos son de química avanzada.
El salón cuenta con un enorme televisor conectado a varios satélites.
En el despacho encontrarán papeles de la empresa Quifesa casi todos ellos garabateados y corregidos. En el armario empotrado de la habitación encontrarán una caja fuerte. Dentro de la caja fuerte (cuando consigan abrirla) encontrarán una serie de documentos sobre los efectos del Agente-X en el tejido orgánico. Así como una serie de tablas estadísticas que muestran el comportamiento de dicho agente según las diferentes condiciones ambientales. Todos los documentos llevan el sello de "Secreto" y son fotocopias.
INDUSTRIAS QUIFESA
Quifesa es el acrónimo de Químicas Federales, S.A. que es una de las empresas afincadas en el polígono industrial norte de la ciudad. Su trabajo consiste principalmente en la investigación de productos químicos para su posterior fabricación y/o desarrollo en otras plantas. Uno de los productos estrella de esta factoría es el Power 2000 que es un aditivo que añadido al gasoil incrementa en un 10% la potencia de los motores diesel. Cuando nos acercamos a la fábrica comprobamos que no es parecida a la imagen que uno tiene de las plantas químicas de colores anaranjados y grandes recipientes esféricos en el exterior. Quifesa en un pequeño edificio blanco de unos siete metros de altura. Hay una entrada para vehículos con una caseta para un vigilante y una pesada verja metálica y una entrada peatonal que da paso a unas escaleras que suben al primer piso donde, aparentemente, están instaladas las oficinas.
Sobre Quifesa
Los detectives no descubrirán nada sospechoso en la fábrica mirándola desde fuera y no se les permitirá pasar a menos que así lo autorice Felipe Campozano (jefe de la planta) o traigan una orden judicial.
Lo que les dirá Felipe Campozano
Está sorprendido de la muerte de José Fiçe a quien considera un trabajador irreprochable y un joven con mucho futuro. José Fiçe era uno de los químicos más prometedores de la empresa y su muerte supone un disgusto para todos ellos.
Quifesa es una empresa dedicada a la investigación química. Si le preguntan directamente les explicará que algunas de las investigaciones realizadas lo son para el ministerio de defensa y que, por tanto, son alto secreto y no está autorizado a hablar de ellas. Excepto esto, les dará cualquier otra información que le pidan e, incluso, les mostrará las instalaciones si se lo piden. Los experimentos secretos no se diferencian de los no secretos y el jefe de la planta cree que unos policías no sabrán distinguir un fertilizante de un agente químico de destrucción masiva y por ello no tomará excesivas medidas de seguridad para salvaguardar los secretos.
Le costará mucho creer que había algo sucio o criminal en José Fiçe
EN LA COMISARIA DE POLICIA
En la comisaría de policía los investigadores se podrán enterar de las siguientes cosas:
A partir del lunes 2 de Enero:
A partir del martes 3 de Enero:
INFORME FORENSE
Nombre: José Fiçe
Sexo: Varón
Edad: 36
Estado Civil: Soltero
Nacido en: Cunia D.F.
el: 14 de Enero de 1962
Fallecido en: Cunia D.F.
el: 1 de Enero de 1999
Examen Morfológico:
Joven varón caucasiano de una edad aparente de unos 35 años. Cráneo redondo con la mandíbula ligeramente cuadrada. Bien proporcionado y en perfecto estado de salud. No hay marcas amarillas en dedos y dientes lo que parece indicar que no fumaba. A simple vista no se aprecian cicatrices en el cuerpo a excepción de una pequeña tras la oreja derecha (la izquierda no es reconocible). Esta cicatriz puede ser debida a un proceso de cirugía o, debido a su tamaño, a una herida de la infancia. Presenta un orificio de entrada de bala en la parte frontal superior derecha de la cabeza con una trayectoria oblicuo descendente sale por la parte posterior izquierda inferior de la misma donde se aprecia perdida de masa encefálica.
Examen Radiológico:
Esta pruebas muestran que el sujeto ha sido sometido a una operación de cirugía estética donde se le han modificado los pómulos y la barbilla. El fémur de la pierna derecha se le partió en la infancia y fue soldado de forma natural y normal, por lo que se descarta un accidente como motivo de la intervención de cirugía plástica.
Examen Epidemiológico:
NEGATIVO
Examen Estomatológico:
El sujeto comió una media hora antes de su muerte. Se han encontrado en su estómago restos de uvas, champán y una comida consistente en carne muy especiada y picante.
Examen Microscópico:
Se aprecia en el orificio de salida restos de fibra de plástico, restos de fibra de poliestireno y restos de fibra de algodón. Hay restos de pólvora muy débiles en la frente del sujeto. No se aprecia ningún otro resto en el orificio de entrada. En el examen de las uñas muestra que estas habían estado en contacto con varios productos químicos, concretamente perclorato de manganeso que es un disolvente muy utilizado en la industria química.
Causas de la Muerte:
El individuo murió debido a un disparo en la cabeza. El orificio de entrada parece indicar que la bala era de un arma de calibre 38. El disparo fue realizado a unos 3 o 4 metros de la víctima por un arma situada a un metro por encima de la cabeza, lo que hace suponer que la víctima estaba sentada. La bala encontrada en la pared carece de restos de sangre por lo que puede afirmarse que no es la que provocó la muerte de la víctima. No se ha encontrado ninguna otra bala en la habitación. La hora aproximada de la muerte son las 00:25 del 1 de Enero de 1998.
Fdo: Hermenegildo Duarte Forense
EL LORO AZUL
La entrada de este famoso club nocturno no está excesivamente iluminada. Un cartel con letras azul y rojas parpadea lentamente haciendo resaltar todas las letras de El Loro Azul una a una. La entrada está enmoquetada con una alfombra roja que parece pegada al suelo de la humedad. Tres escalones permiten subir a una enorme puerta de madera con adornos en oro y azabache.
El interior del club no es mucho menos llamativo que su fachada. A la derecha hay un guardarropa. Un poco más adelante a la derecha y a la izquierda hay dos barras y entre ellas un sinfín de mesas. Al fondo hay un escenario fuertemente iluminado y delante de él una tercera barra. Hay una puerta tras ella que da debajo de la platea. A la izquierda hay dos puertas con un muñeco pegado en ellas y a la derecha una puerta con el letrero de Privado colocado en ella.
Sobre el Club
Nadie en el club parece conocer a José Fiçe, pero todos parecen ansiosos por no hablar con la policía. Algunos es posible que hasta se encaren con ellos. El dueño del club (conocido mafioso para los personajes, Sr. González) hablará con ellos y se mostrara muy amable, pero no les dejará entrar en el club a menos que traigan una orden judicial. Les invitará a una copa y les ofrecerá uno de los famosos burritos del club. Reconocerá a José Fiçe como cliente ocasional del Loro Azul. No, no estuvo presente en la fiesta de nochevieja.
Sobre lo que sucederá después
Si los personajes son sorprendidos dentro del local, los matones de González se liarán a tiros con ellos.
Si los personajes hacen demasiadas preguntas en el local acercándose a la verdad de los hechos, Giorgo ordenará que acaben con ellos. Para ello, serán tiroteados en la calle (lejos del Loro Azul) por un coche que posteriormente se dará a la fuga. Si lo persiguen les llevará hasta un callejón en el que, tras darse a la fuga los del interior del vehículo, serán tiroteados desde todos los edificios que dan al callejón. ¡Nadie bromea con González en Cunia!
LA CALA DE LOS CONTRABANDISTAS
La carretera que lleva a la cala serpentea entre las laderas de las colinas cercanas. A la derecha se vislumbra un enorme acantilado que os ha venido acompañando desde que abandonasteis la ciudad. Puede que esta vez no hayáis acertado pues allí no parece probable un desembarco ni contrabando cuando, por fin, llegáis al lugar indicado por vuestro contacto. Es un pequeño mirador en lo alto de un saliente. Hay dos coches aparcados en el arcén. Y un hombre mal encarado mira el paso de vuestro vehículo.
Sobre los que pasa en la cala
Si es la noche del martes al miércoles (3 al 4), los personajes, si logran reducir al vigilante del mirador o acceder a la cala sin ser vistos, verán como tres hombres esperan en la arena durante casi una hora. Más tarde un barco hará señales desde alta mar y al cabo de 10 minutos una lancha rápida se acercará a la playa. De ésta bajan dos hombres. Uno de ellos intercambia un maletín con uno de la playa y ambos se separan. Varios (6) hombres, saliendo de la oscuridad de las rocas llevarán doce cajas hasta la lancha en cuatro viajes y llevando cada caja dos de los hombres. Si los jugadores no hacen nada por evitarlo, los hombres de la lancha se despedirán y volverán al mar.
Si los personajes hacen algo, todos los presentes responderán a tiros. Uno de los hombres es Giorgo y va armado con un 38. Su guardaespaldas (Yony) también. El resto de los presentan llevan armas de 9 mm.
ATANDO CABOS
La aventura se ha presentado en forma de escenas para que puedas llevar a tus personajes de una a otra sin preocuparte del orden, pero, naturalmente, estarás deseoso por saber qué ha pasado. José Fiçe no es quien dice ser. En realidad es Frederick von Karl un terrorista internacional que haciéndose pasar por un niño muerto y gracias al apoyo de González consigue trabajo en una industria química de la ciudad. Su objetivo, naturalmente, es escamotear alguna que otra fórmula militar, producirla y venderla en el mercado negro. Todo ello, naturalmente, con buenos beneficios para el Sr. González.
La noche de nochevieja, antes de las uvas, Fiçe hizo una entrega de material en la cala de los contrabandistas (llevaron el material para ocultarlo en una especie de zulo construido entre las rocas). Allí estuvo con Giorgio y Yony más algunos de los matones de González. Juntos volvieron al Loro Azul, donde González, como era habitual, le pagó. Posiblemente fuera el ambiente, el champan o un poco de ambas cosas, pero Frederick cometió un error. Comentó con González que se estaba cansando de esa vida de terroristas y que el año que viene le gustaría "volverse" honrado. La vida de José Fiçe le gustaba: coches caros, pisos caros y un buen sueldo. Ya no era un romántico terrorista como cuando tenía 20 años, Ahora, a sus 36, quería dejarlo.
González no dijo nada, sonrió, dijo que le comprendía y le garantizó todo tipo de parabienes para el futuro. ¡Brindemos por tu nueva vida! dijo. A escondidas, le encargó a Giorgo que acabara con él. Sin saber que le esperaba, Frederick guardó en su taquilla del Loro Azul el dinero que le habían entregado (siempre lo hacía así; además esas taquillas son muy exclusivas y González nunca permitiría que nadie se acercara a ellas) y dejó que Giorgio y Yony le acompañaran al hotel. "Las cosas están revueltas con los Latinos" le dijeron "no quisiéramos que te pasara nada ahora que vas a retirarte". Si llegó a sospechar la trampa, es algo que nunca sabremos. En la habitación del hotel, Yony cogió su 38 y se lo cargó.
Fue a Giorgio a quien se le ocurrió el truco de la canica (ya en su infancia había agujereado cristales con canicas para que parecieran agujeros de bala) y disparar a la pared (esto lo hizo Yony) para que pareciera que el disparo había venido de fuera del edificio. Sabía que no podría engañar a un buen investigador policial, pero era nochevieja, los polis buenos no hacen guardia estos días (o al menos eso creía él).
Salieron del edificio por el garaje (ayudados por Felipe Salgado que les abrió la puerta y que es un hombre encubierto de González). Días más tarde acudieron a la cala de contrabandistas para entregar la mercancía a una mafia rusa que iba a venderla en Oriente Medio.
Los personajes podrán demostrar que Yony mató a José Fiçe (el muy idiota aún conserva la pistola de .38 y coincide con la bala de la pared). Si descubren la entrega en la playa podrán capturar a Yony y cargarle el muerto, pero Giorgo se les escabullirá en la confusión y cualquier intento de relacionar la entrega de armas químicas con González será infructuoso. De hecho, Quifesa aparecerá como principal responsable, aunque, en realidad, no han tenido nada que ver. José Fiçe robó información, pero no material (y pueden demostrarlo con los albaranes de entradas y salidas). De todas formas, la investigación será un escándalo periodístico en los primeros días del año 2006.
A González no le hará mucha gracia la pérdida del cargamento o que los PJ intenten cargarle el muerto. Tras la aventura, no se habrán ganado un amigo en Cunia, no señor...
Nota del autor: escribí esta aventura antes de que termináramos de escribir Rol Negro y lo hice para jugarla una noche de fin de año en la que no nos apetecía salir de casa (de ahí que esté ambientada en esos días). Si no tienes nada que hacer esta nochevieja, aprovecha la ocasión.