Autor: Sergio Jurado
La pantera es considerada el animal sagrado de Asthar. Para los h’sar simboliza el sol, el día, la fuerza, el valor y el coraje. Es un animal que ataca repentina y ferozmente, no muestra piedad por sus enemigos y jamás rehúye un combate.
Solamente los h’sar de jade pueden aspirar a convertirse en guerrero-pantera. Desde la niñez, todo joven escama de jade aprende el uso elemental de las armas pero solo aquellos que demuestran gran astucia y destreza reciben la oferta para avanzar al siguiente escalón. Quienes aceptan son enviados al gran templo de Asthar en S’siarash, en donde se les somete a crueles ordalías que ponen a prueba su valor y su resistencia hasta que perecen o se convierten en la encarnación viviente de los valores propugnados por Asthar. Los pocos que fracasan en dichas pruebas y sobreviven son sacrificados ritualmente por sus propios compañeros para mayor gloria de Asthar. Los que salen triunfantes reciben adiestramiento en las rudimentarias tácticas de guerra h’sar (avanzadísimas si se comparan con las empleadas por el resto de razas de Pangea; puedes considerar que se aproximan a las expuestas en El libro de la guerra de Sun-Tzu).
Tras finalizar su entrenamiento, cada joven h’sar debe partir en solitario y desafiar a combate singular a no menos de tres enemigos pertenecientes a tres razas diferentes, tras lo cual debe regresar a S’siarash con sus cabezas. Sólo así recibe la distintiva cimera que le distingue como guerrero-pantera, la piel de pantera sobre la que dormirá el resto de su vida, un escudo decorado con plumas multicolores y una macana (un pesado garrote de madera con cuchillas de pedernal u obsidiana, muy afiladas pero que se quiebran fácilmente). En batalla también emplean un pectoral hecho con una placa de cuprum (cobre), mimbre y cuerda embadurnada con una sustancia que hace que se vuelva rígida, proporcionándole gran dureza (equivalente al cuero endurecido).
En la guerra, las tácticas de los guerreros-pantera son bastante directas, consistiendo generalmente en incursiones rápidas y demoledoras. A menudo actúan en sintonía con un grupo de cazadores-cuervo, el cual les precede explorando el terreno y evitando que los guerreros-pantera caigan en una emboscada (si bien la tradición establece que en todo momento ambos grupos se ignoren mutuamente, actuando como si los otros no existiesen). En tiempos de paz los guerreros-pantera residen en un complejo situado muy cerca del gran templo de Asthar, entrenándose en continua preparación de la próxima batalla a la mayor gloria de Asthar.