La prensa especializada en motor lleva semanas alabando la decisión del ayuntamiento de comprar un Rolls Royce Phantom para la flota oficial del consistorio. Un tiempo similar lleva la prensa general criticando esa decisión y calificándola de un despropósito sibarita de más de medio millón de euros. El ayuntamiento se defiende argumentando que es el mismo modelo que el anterior vehículo oficial, que dará imagen a los actos oficiales de la ciudad y que es fruto de un acuerdo entre la marca y el municipio y, sin afirmarlo, aseguran que el precio no ha sido el indicado en los medios de comunicación. Sin embargo, no han hecho públicas las cuentas de momento (ni el coche, dicho sea de paso).
Fotografía de un coche similar al del ayuntamiento (que aún no se ha mostrado en sociedad) en una feria de automóviles.
Esta es la octava generación de vehículo Rolls Royce con el mismo nombre y lleva en el mercado desde 2017. Se fabrica en Gran Bretaña (fuera de la UE, algo que también se ha criticado) y es un coche diseñado para el confort de los pasajeros, pero que cuenta con tecnología punta (al parecer el modelo del 2022 ha hecho más hincapié en ello). Tiene casi 6 metros de longitud al ser el modelo LWB, cuatro puertas amplias (olas dos traseras se abren al revés para favorecer la salida de los pasajeros) y tiene 460 litros de maletero (caben dentro los guardaespaldas del alcalde).
Si motor es V12 y no es híbrido ni eléctrico (algo muy criticado por el ala más ecologista del ayuntamiento), 6,75 litros y una potencia de 571 CV, con un par de 900 Nm a 1700 rpm. Sin embargo, su fuerte está en el equipamiento electrónico que acompaña a este motor. Por ejemplo, el vehículo es capaz de reconocer la orografía del terreno (vía GPS) y adaptar sus mapas de motor a ese terreno, consiguiendo mejorar las prestaciones. También tiene un sistema de amortiguación inteligente (Magic Carpet Ride) que lee el terreno y ajusta la amortiguación sin detener el vehículo.
El interior, naturalmente, está lleno de detalles de lujo (pantallas LCD, mini bar, etc.), pero lo que más destaca es su aislamiento. En el interior del coche no se oye absolutamente nada. La propaganda de la marca asegura que el único ruido del interior es el tic tac del reloj analógico del salpicadero. Probablemente sea una exageración, pero los gritos de los manifestantes quejándose del derroche fijo que no se oyen.
El viejo modelo del ayuntamiento, un Rolls Royce Phantom V como el de la foto.
Otra decisión que tampoco ha gustado a algunos medios es la decisión de deshacerse del viejo coche oficial en una subasta pública y utilizar lo recaudado para pagar el nuevo modelo. Las cuentas públicas están saneadas, dicen los detractores, y el dinero de la subasta debería destinarse a alguna función social.