La operación Keokuk era la continuación de la operación Chicago (18743 ) que era el segundo desembarco aerotransportado de la 101ª división aerotransportada de Estados Unidos. El objetivo era transportar armamento pesado a las zonas de desembarco, además de munición y equipo. Además, se convirtió en la primera operación diurna de planeadores de los Aliados.
Toda la misión se planeó en planeadores, lo que permitía llevar ese armamento pesado del que las primeras oleadas no disponían en gran número. Y se estimaba que las unidades previas de la operación Albany y Chicago ya controlaría el terreno, al menos en las zonas de desembarco. El lugar elegido fue la zona C (al noroeste de Hiesville) que era el mismo lugar donde ya habían saltado dos batallones del 506º regimiento y uno del 501º regimiento.
Todo preparado para la salida de la operación Keokud.
Todo se planeó para que ocurriera a las 21:00 horas del 6 de Junio. 32 planeadores Horsa arrastrados por 32 aviones Dakota C-47 (todos ellos del 434º grupo de transporte de tropas, TCG) despegarían de Aldermaston (Gran Bretaña) a las 18:30. Los pilotos, tanto de los transportes como de los planeadores, pertenecían a varios escuadrones diferentes. En total se transportaban 157 soldados y oficiales pertenecientes a las unidades de señales, médicas y de mando, 40 vehículos ligeros, 6 cañones antitanque y 19 toneladas de equipo diverso.
Los planeadores llegarían con adelanto al horario previsto y eso que cruzarían por las islas Saint-Marcouf para esquivar a la artillería antiaérea alemana. Las tropas de la operación Chicago había despejado la zona (incluso de algunos obstáculos), pero la llegada de los Horsa alertó a los alemanes de la zona que renovaron sus ataques y algunos aviones se vieron rodeados de enemigos y recibieron fuego.
Un Horsa arrastrado por un C-47 y fotografiado desde él.
Un gran porcentaje de la carga llegó a su destino y se puede afirmar que la operación Keokud fue un éxito. Tuvo una consecuencia inesperada y no prevista en el plan. Los aviones Horsa llegaron a su destino cuando aún era de día (lo que facilitó el aterrizaje, pero atrajo la atención germana). Las tropas alemanas vieron que sus enemigos recibían refuerzos (con casi impunidad) mientras ellos estaban al límite de sus capacidades tras un día completo combatiendo (el control aéreo Aliado hacía que los vehículos no llegaran a su destino si asomaban el morro de día). Estos refuerzos desmoralizaron, según testimonios de la época, a los defensores alemanes.
No sería esta la última operación de refuerzo de los paracaidistas de la 101ª división aerotransportada (operación Memphis), pero de ella hablaremos en otro artículo.