El hornillo (llamado a veces estufa) Coleman era parte del equipo habitual de los soldados estadounidenses de la Segunda Guerra Mundial y se utilizaba como un calentador portátil para el agua o el café (incluso había quién cocinaba con él) y como estufa para las frías noches de invierno. Utilizaba un sistema de gasolina a presión que entrañaba ciertos peligros y hubo más de una explosión o incendio accidental por una manipulación poco adecuada.
Como otros equipos militares, la estufa Coleman nació de una petición del ejército a un fabricante civil; en este caso, la Coleman Company, con sede en Kansas y que fundada por William Coffin Coleman fabricaba lámparas portátiles de gasolina desde 1900. Era un fabricante conocido y reconocido, sobre todo a partir de 1914 cuando sus lámparas de gasolina inundaron el mercado rural. Además, Coleman ya colaboraba con el ejército fabricando piezas para bombas.
En solo 60 días, Coleman presentó un prototipo que no era más que una adaptación de sus lámparas de gasolina y que podía funcionar durante dos horas seguidas utilizando el combustible de los vehículos militares (incluyendo el de los aviones). El ejército lo denominó modelo 520 Coleman Militar Burnet, pero la mayoría de la gente se refería a él como G.I. pocket stove (hornillo portátil de la infantería). 5.000 unidades entraron en servicio en noviembre de 1942 (operación Torch, desembarco en el norte de África).
El hornillo portátil Coleman era un cilindro de casi 22 centímetros de alto, 11.5 centímetros de diámetro y kilo y medio de peso. En la parte inferior estaba el depósito donde entraba casi medio litro de gasolina (valía cualquiera siempre que fuera gasolina, no gasoil) y que tenía tres patas para apoyarlo en el suelo. También tenía seis apoyos o patillas en la parte superior que daban una superficie para apoyar los cazos o los fondos de las cantimploras. Llevaba una tapa que permitía cubrir todo el hornillo hasta el depósito para transportarlo, pero esta cobertor también se podía usar como olla de cocción.
Para utilizarlo, se llenaba el depósito de gasolina y después se añadía aire a presión (mediante una bomba incluida en el infernillo). Al alcanzar la presión adecuada, se abría el paso y una mezcla de aire y gasolina salía por la parte superior. Con un simple encendedor o una cerilla se prendía la mezcla. Cuando llevaba unos minutos ardiendo, se abría del todo la llave de paso lo que cerraba el paso de aire y solo dejaba pasar la gasolina, pero el calor del quemador hacía que no hubiera problemas en que siguiera ardiendo (algunas gasolinas no arden a temperatura ambiente o fría). Según se iba vaciando el depósito de gasolina, se tenía que ir añadiendo aire con la bomba. Esto mantenía la presión interna y hacía que la gasolina siguiera saliendo vaporizada por el quemador. Los principales peligros estaban en el depósito de gasolina y la presión del mismo. Si el primero no estaba bien cerrado podría haber derrames que acabaran ardiendo y si la presión era excesiva, la gasolina podría salir con demasiada fuerza y saltar ardiendo donde no debía.
Tras la guerra, Coleman distribuyó una versión civil del modelo militar a la que llamó Modelo 530 y cuya principal diferencia es que era de cobre niquelado (la producción de níquel ya no estaba reservada al ejército) en vez de estar pintado de verde oliva militar. Y también se diferenciaba en que no llevaba las tres patas inferiores para apoyarlo. La propia base, plana, servía de apoyo.