Número: 206. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Ildefonso Maroto nació en el seno de una familia de clase media-alta del Barrio de la Reina. Su padre era un importante abogado que viajaba dando conferencias y algunas veces se llevaba a su hijo para que se hiciera "hombre de mundo". En lugar de crear en el chaval interés por el mundo intelectual, estos viajes se lo crearon por el mundo fascinante de los hoteles, esa especie de lugares fuera del mundo donde descansar y relajarse. Aún así, iba camino de cumplir los deseos de sus padres de convertirse en abogado, médico o similar. El problema es que no le daba la cabeza para tanto estudio, por no hablar de que muchos años de mimos y consentimiento le habían convertido en un juerguista incorregible. Deseando que al menos se labrara un futuro, le mandaron a estudiar lejos, a la Escuela Superior de Hostelería y Turismo de Sevilla, pagando un dineral cada año para que se sacara el Grado de Gestión de Empresas Hosteleras. Desde ahí, encontró trabajo en un pequeño hotel de Cunia, donde su labia y su falta de escrúpulos le permitieron salir con una buena carta de recomendación. Ahora trabaja en el Hotel Suecia (4 estrellas, pag 80, sección C3 del mapa de Cunia) como concierge (20253 ).
Maroto, como le llaman todos, es un tipo tirando a trapacero, tramposo y también algo lamebotas. Sin embargo, es concienzudo en su trabajo, conoce a muchísima gente que le aprecia por lo que puede conseguirles y es bastante más inofensivo de lo que tiende a parecer. Incluso, capaz de hacer por sus amigos cosas que van más allá de lo que alguien haría normalmente. ¿Por presumir? A veces sí, pero muchas otras por pura generosidad. En el fondo le gusta que todo el mundo tenga lo que desea. Algo ideal para su profesión, después de todo.
Hombre de veinticinco años, delgado, un poco encorvado, de apariencia algo torpe pero tremenda confianza al hablar.
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