Llego hasta aquí
Anon, ciberpunk desapercibido
Cyberpunk: género de ciencia ficción en el que se refleja la interacción entre logros tecnológicos y una sociedad distópica, deshumanizada y opresiva, en general dominada por lo urbano, a veces inmersa en un colapso social. Los protagonistas suelen ser (hay quien dice que, para considerarse ciberpunk, deben serlo) antihéroes más o menos contraculturales que enfrentan de alguna manera el estado distópico de las cosas.
Anon es una película que solo se estrenó en cines de Reino Unido e Irlanda. En el resto de países se estrenó directamente en la plataforma Netflix en el año 2018. A pesar de estar producida por la plataforma de streaming, se la puede considerar una película de autor al estar escrita y dirigida por el neozelandés Andrew Niccol. Si no os suena, debería, porque ha dirigido y escrito películas bastante conocidas como Gattaca, El señor de la guerra o In time, o guionizado otras como El show de Truman y La terminal. Si os fijáis con cuidado en los títulos, la opresión y la distopía son temas en los que este director se maneja bien. Sin embargo, la mayoría de ellas, incluyendo Anon, pueden parecer demasiado limpias y demasiado poco cínicas como para ser ciberpunk. Se podría debatir.
Rodada entre Nueva York y Toronto, la película está protagonizada por dos actores tan bien conocidos como Clive Owen y Amanda Seyfried y cuenta con uno de esos eficaces secundarios, Colm Feore. Quizás la ausencia de más actores potentes, la forma en que se estrenó y la falta de suficiente promoción la hicieron pasar más desapercibida en su día de lo que, en mi opinión, se merecía. Se puede y se debe aceptar que Anon abunda en tópicos un tanto insufribles (como la relación entre los dos protagonistas o la motivación del asesino) y puede resultar decepcionante en cuanto a cómo desaprovecha el corazón ciberpunk que se percibe en el inicio. Sin embargo, creo que es una película que te atrapa, que trabaja muy bien el suspense y el tema de la distopía tecnológica, sobre todo desde el aspecto visual. Además, respeta y aprovecha muy bien los aspectos de género negro que son típicos del ciberpunk.
Argumento
La película tiene lugar en un futuro cercano pero indefinido en el que el gobierno, al menos el de la sociedad urbanita anglosajona que se nos presenta, obliga a los ciudadanos a renunciar al anonimato requiriendo universalidad de un implante ocular que registra todo lo que ven. Añadido a un potente sistema de realidad aumentada, policías como Sal, el protagonista, pueden identificar a los ciudadanos de un vistazo y requerir las grabaciones de cualquier persona para, por ejemplo, resolver un crímen. Por eso tiene tanto interés el caso que le encargan, varios asesinatos en los que los registros visuales de las víctimas no permiten esclarecer nada, pues han sido reemplazados por los del propio asesino.
Como el propio Sal comprueba al perseguir a un sospechoso, el asesino es capaz de cambiar lo que cualquiera ve casi de inmediato, convirtiéndole en alguien muy peligroso que puede, por ejemplo, hacer desaparecer de tu vista el camión que está a punto de atropellarte.
Una pista común a todas las víctimas llevará a Sal a intentar tender una trampa a Anon, la hacker que parece estar relacionada con todos los crímenes y aparentemente capaz de producir ese efecto tan temido de sustitución de la visión.
En una trama que se cuece a fuego lento pero sin bajar el interés, Sal y Anon jugarán al gato y el ratón, avanzando en la trama, en el descubrimiento de la verdad y en su propia relación, hasta el final.
Jugabilidad
Está claro que, adaptándola a cualquier ciudad de una sociedad en la que el uso de dataópticos sea casi universal, esta historia puede funcionar como inspiración para Exo. Cambiar lo que está viendo un personaje en tiempo real de tal manera que crea que es real es muy interesante como detonante de aventura. Podría ser una noticia falsa, un objeto o persona que aparece en la pantalla pero de tal manera que parezca estar en el mundo real… Y sobre todo, falsear los datos de la realidad aumentada. Piensa en un usuario de dataóptico, centrado en un partido de pel·les. Podría fiarse de los avisos de su aparato de los estados del semáforo más cercano para atreverse a cruzar. Podría llegarle información falsa sobre horarios, personas, precios, direcciones, etc, con la que manipularles bastante eficazmente. Imagina la cantidad de casualidades que podrías provocar con ello para que alguien tuviera un encuentro fortuito con una persona desconocida de la que queremos que se enamore… porque es agente nuestra. Desviar sus llamadas telefónicas. Devolverle información falsa a búsquedas en la red.
Es obvio que los dataópticos del universo de Exo deberán estar muy bien protegidos, atendiendo a la vulnerabilidad que nos pueden generar, por lo que este hackeo en tiempo real sin duda se producirá con alguna estrategia previa de ingeniería social o teniendo acceso físico al aparato de la víctima. Pero eso hace, precisamente, más interesante el caso para la mesa de juego a la que se lo vayas a exponer…