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Reforestadores
La Unión Pangaláctica ha tomado como objetivo personal la recuperación de los ecosistemas que han sido destruidos por las antiguas políticas de Oeon en las que los monocultivos planetarios o prospecciones mineras dejaban en segundo plano la conservación medioambiental. Para ello han aparecido los reforestadores.
Estas máquinas biotecnológicas son unos árboles de unos veinte o treinta metros de altura y unos seis de diámetro. Dichas árboles pueden sobrevivir bajo condiciones extremas y son capaces de sintetizar elementos tóxicos, procesarlos en su proceso de alimentación y expulsar como residuo partículas beneficiosas para la recuperación de la atmósfera o del suelo.
En una segunda fase el reforestador expulsa semillas que lleva almacenadas en los frutos de sus ramas, modificadas para adaptarse al entorno reinante, generando un efecto en cascada para acelerar la recuperación de la zona.
Una vez que un área grande se considera en parámetros aceptables, se introducen otras especies de plantas y animales que generarán un ecosistema equilibrado.
No es todo tan perfecto como se empeñan en promocionar desde el gobierno. La repoblación se realiza bajo unos parámetros propios de los aioll y si bien los ecosistemas se conservan más o menos intactos (entornos de bosque templado, semidesérticos, árticos…) las especies introducidas e incluso el propio reforestador desplaza de manera definitiva a los seres vivos del nicho original y lo sustituye por las criaturas creadas por los genetistas de esta especie.
Una consecuencia de los reforestadores, sobre todo en áreas urbanas es la aparición y proliferación de vegetación y animales en el entorno de la ciudad, en fachadas, calzadas, techos de edificios, parques... Es una mezcla curiosa de observar para aquellos acostumbrados a vivir en ecumenópolis o entornos netamente urbanos de hormigón, cristal y acero.