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jueves, 21 de noviembre de 2024


 

Cunningham

Uno no imagina cómo será el despacho de un alto oficial de la Armada hasta que está dentro de él. No era su despacho real sino una transmisión holográfica vía EPR en una sala del acorazado donde la 501 tenía su base, pero, aun así, Juana nunca se hubiera imaginado el despacho austero… no funcional de su comandante en jefe. Se dijo que podía ser una falsa imagen preparada para estas ocasiones, pero algo en su interior le decía que ese hombre no era dado a los engaños.

-He estado leyendo este informe suyo -Juana estaba en posición de descanso, como le habían ordenado, pero deseó cuadrarse cuando el almirante Cunningham, ministro de defensa y paz, se dirigió a ella -, y debo decirle que no me gusta. Es inoportuno, desafortunado y nos mete en un montón de problemas. -Las pobladas cejas del almirante parecieron taladrarla a pesar de estar a miles de años luz de distancia, aunque por lo que ella sabía, bien pudiera estar en la sala de al lado-. Han hecho ustedes un buen trabajo. Felicite a su unidad en mi nombre.

-Gracias, señor. -¿Qué otra cosa podía responder?

Cunningham se quedó mirándola un rato. No sabía cómo estaría viéndola él, pero lo normal en estos casos es que apareciera como una imagen de 15 centímetros de altura sobre su escritorio. Quizás estaba pensando aplastarla con su puño.

-Sí, mejor que me dé las gracias ahora -y sonrió. Juana no había visto una sonrisa más triste en la vida-. Los aioll han cruzado una línea que ninguna especie inteligente debe cruzar jamás y si conocieran nuestra historia, sabrían el destino que les reservamos al Imperio Génico -para la capitana de los Exos, ese imperio era solo una leyenda del pasado de la República-. Debo pedirle que vuelva al espacio Pangaláctico, le enviaré una de las nuevas fragatas de infiltración y dos grupos exo de refuerzo. Tiene todos los datos en su terminal. La operación ha recibido el nombre de Kadra·tella. Son dos viejas palabras aolha, ¿sabe lo que significan?

-Sí, señor, «liberad al leviatán».

-Perfecto comandante, gracias -y la imagen desapareció.

Juana parpadeo para adaptar sus ojos a la nueva intensidad de la luz y no le dio tiempo a despedirse... Un momento, ¿comandante?

Y efectivamente, ese pequeño detalle estaba junto a las nuevas órdenes de la operación Kadra·tella: estaba al mando.

 

 

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Cita

«Las guerras no se ganan con evacuaciones.»

Churchill