Piloto espacial

La cabina apenas se encuentra iluminada por la multitud de luces de los paneles de control, le avisan que están llegando a la zona Caleber determinada por el navegante para continuar su ruta. Lleva casi 3 horas en el subespacio y ahora le toca trabajar.

-Vamos chica… ahora nos toca a nosotros -le dice a la IA de a bordo y comienza a encender los motores para reducir la velocidad en el subespacio.

Unos minutos después llegan al sistema estelar. Aún están muy lejos del planeta objetivo del que ya no recuerda ni cómo se llamaba, pero eso es igual, el navegante le dejó toda la información necesaria en el plan de vuelo y a él ya le da lo mismo a qué maldito planeta llega, solo le importa el cómo llegar. Hace muchos años que lleva haciendo esto y su curiosidad ya está más que saciada, la mayoría de las veces ni siquiera sale de la nave, al fin y al cabo, hace mucho tiempo que la compañía de otros sentientes dejó de interesarle, su familia es la tripulación y ya no necesita a nadie más.

Piloto humano

-¡Hola tío, cuánto tiempo sin saber de ti! -le dice una sonriente cara a través de la pantalla.

-¡Anda, Gonzalo! Entonces estoy en el sistema Dala -contesta alegre. Nunca se han visto en persona, pero ambos hicieron amistad hace muchos años, cuándo se quedó varado durante un mes a la espera de una pieza de repuesto del generador Grend.

Se enfadó tanto con el capitán y el mecánico de entonces, que no salió de la nave en todo el mes y con el único que hablaba era con este simpático úkaro a través de los comunicadores.

Piloto líxnel

-Frena… frena… -susurra. A pesar del tiempo que lleva haciendo lo mismo, todavía no se ha acostumbrado a la vuelta al espacio. Siempre teme que el mecánico no haya revisado algo o que durante el viaje subespacial un micrometeorito haya roto alguna pieza importante.

Los sensores empiezan a funcionar, las luces iluminan la cabina de nuevo y todos los sistemas de la nave regresan, poco a poco, a sus funciones. Todo normal, así que aprieta el botón que saca del éxtasis médico a la tripulación, abre los micrófonos y con sorna repite la misma frase de siempre.

-Señoras y señores, bienvenidos a nuestro objetivo. Espero que hayan disfrutado de nuestro viaje y los sueños vividos hayan sido de su agrado.

Nadie le encuentra la gracia, pero lo cierto es que los tripulantes más veteranos ya no despertarían igual, si no escuchasen la voz del piloto.

Piloto veddio

A través de las pantallas de los sensores, el piloto puede ver casi todo el sistema estelar al que han llegado. Por fin sonríe, no ha sido un viaje agradable, fuera de las rutas normales de tránsito el riesgo de encontrarse con cualquier cosa que les haga estallar en pleno vuelo es mucho más alto.

-Ya estamos aquí… por fin hemos llegado a este maldito sistema.

El enorme capitán Forner se acerca a él y le felicita con una escueta palmada en el hombro, mientras coge el micro del sistema de comunicación interno de la nave.

-¡Muy bien hermanos! Hemos llegado al punto de destino. Ahora toca encontrar a esa maldita nave yemer para comerciar. ¡Todos a sus puestos!

Virtudes profesionales (no contempladas salvo que se indique lo contrario): Concentrado, Hijo de piloto y Perceptivo.