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jueves, 28 de marzo de 2024


 

2x01 - A cuatro manos de jornadas de distancia

Lobo imprimía un ritmo a la caravana que no era normal. Mañana y tarde y sólo se detenían un instante antes de que el sol desapareciera para montar el campamento. La noche les pillaba con los últimos preparativos todos los días. Los animales se quejaban, los esclavos se lamentaban y hasta los compañeros de Lobo se estiraban doloridos frente a la pequeña lumbre. Lobo no hablaba, guardaba silencio desde que abandonaran el clan Fantasma. Su hermetismo era más siniestro aún que el de Aarthalas. En ella no extrañaba.

Lobo solo se comunicaba con Adebbi, su fiel segundo, pero las conversaciones las ponía el hombre de ébano. El líder de la caravana contestaba con monosílabos y con gruñidos y no era fácil distinguir unos de otros.

Avanzaban hacia el sur, una tierra llena de praderas con bastantes grakines bendecidos por la fortuna. Era un buen destino, pero en el camino estaban ignorando otras poblaciones donde podrían encontrar refugio, descanso e interesantes intercambios. Más parecían que huyeran de una mala experiencia que se dirigieran a un destino especial, pero Lobo no daba explicaciones y el resto de su manada, aunque inquietos, confiaba en aquel que les había guiado siempre. «Alguna razón habrá» se decían.

Cuatro manos de días se levantado el sol y cuatro manos de días le habían visto acercarse al horizonte para desaparecer. Estaban junto a un río, en medio de unas quebradas, un lugar ideal para hacer un alto protegidos por las grandes piedras y con abundante agua para los animales. Podrían haber avanzado un poco más, pero Lobo, para alivio de todos, decidió detenerse. Aquella fue la señal de que algo había cambiado y tras los preparativos, cuando en el fuego empezaba a dorarse la carne con la que Kel había provisto la cena, Slissu se acercó a Lobo, apartado, sobre una roca, mirando al norte.

-Creo que ya estamos bastante lejos -dijo el h'sar sin concretar a qué se refería.

-No sé si llegaremos a estarlo alguna vez -respondió, para su sorpresa, el líder de la caravana.

-No he querido preguntártelo antes y sé que hicimos bien huyendo del clan Fantasma. Intuiste que iban a atacarnos; fue un acierto que ordenaras que nos retiráramos. ¿Por qué? ¿Qué descubriste en lo alto de la montaña?

Lobo miró a su compañero de viaje. Desde que se uniera a ellos en las marismas nunca le había preguntado el porqué de ninguna de sus decisiones. Siempre amenazaba con quedarse en el próximo grakin, pero nunca lo había hecho. De alguna forma, aquel h'sar había tomado cariño a aquel abigarrado grupo. Lobo respetaba su lealtad y sus conocimientos. Iba a contestarle.

-Descubrí quién estaba envenenando el aire.

-¿Y quién era?

-Nosotros...

 

 

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Cita

«Soy un arreglador. Arreglo problemas, o al menos lo intento.»

Anónimo