Llego hasta aquí
Día de la República
Batalla en Saelrisa
—Hemos llegado a la zona del conflicto, Alana, y ante nosotros se revela un espectáculo esperpéntico digno de algunas películas de terror de hace unos años... Ahí, a la izquierda... qué demo...
Un objeto indefinible hasta que la cámara consigue enfocarlo aparece en la holopantalla y golpea el vidrio blindado que forma la sala de observación de la nave de la cadena de noticias. La inercia le hace deslizarse por el cristal mientras abandona en su camino algunos restos congelado. Al alejarse, los espectadores pueden ver medio cuerpo, la parte superior, de un civil. Tras un silencio, desde el estudio central.
—Maraul, ¿estáis bien allí?
—Un poco impresionados, Alana, pero seguimos informando. Hasta donde alcanza la vista todos son restos y restos de las instalaciones piratas que la pasada noche, víspera del Día de la República, fueron atacadas por unidades de la 1ª flota. Aún no se han contado las bajas, pero desde nuestra exclusiva posición la destrucción parece total. Nada puede haber sobrevivido a la terrible fuerza de combate lanzada contra estos comerciantes amigos de lo ajeno. He visto tres naves de gran tonelaje abiertas y con todo su interior expuesto al vacío y un motón de naves menores sin signos de actividad. Las naves de la flota están rastreando los restos y buscando supervivientes, pero, me temo, que no encontrarán nada.
—El oficial al mando de la incursión ha hecho alguna declaración.
—No. Han permitido a algunos medios que nos acercáramos a la zona, pero dice que las declaraciones se realizarán más adelante, tras haber recopilado toda la información y tras el visto bueno del Alto Mando.
—Es raro que la flota se involucre en un asunto comercial en la Ruta Thalamir —habla una voz conocida desde el estudio, pero las cámaras no lo muestran. Se trata de un veterano senador que se retiró de la vida política tras las últimas elecciones y ahora es consejero en una importante corporación mercantil—. ¿Alguna pista de por qué en esta ocasión han decidido actuar de forma contundente?
—Me temo que no... ¡oh, mierda! —una explosión ocupa toda la pantalla y miles de fragmentos se esparcen por toda la zona. El piloto zarandea la nave para esquivarlos y la imagen se vuelve una confuso caleidoscopio de reflejos— Disculpe, senador, uno nunca acaba de acostumbrarse a las explosiones. Como decía, me temo que no hay ninguna información sobre los motivos de este ataque, pero yo creo que la Ruta Thalamir ha ganado cierta importancia en los últimos meses y la Armada no quiere sorpresas en retaguardia.
Durante unos minutos, los contertulios en el estudio intercambian opiniones sobre la ruta y la guerra entre Tyran y Marca. Algunos defienden que se trata de una operación de limpieza de cara al apoyo de la RFP a su socio de La Marca. Otros, sin embargo, defienden, que hay que leer el ataque en clave interna y como una forma del gobierno de contentar a las corporaciones después de los sucesos de Ubod. El senador acusa a los comerciantes independientes de dedicarse al pirateo como una forma de obtener ingresos adicionales, a lo que una de las tertulianas replica que el senador debería dejar de leer toda la desinformación de su empresa.
Mientras los contertulios debaten, las imágenes de la destrucción se suceden en la pantalla. Allá donde apunta la cámara (y hace barridos en 360 grados) hay restos, pequeñas explosiones y luces parpadeantes que se eclipsan de repente cuando otros restos las bloquean.
Sale el logotipo de la cadena y el sonriente rostro de Alana mira al telespectador. Es joven y no parece haber necesitado aún ningún tratamiento de belleza. El maquillaje es muy acertado y alarga sus facciones dándole una belleza exótica a su rostro lixnel.
—Me temo que se ha acabado nuestro tiempo de conexión con Saelrisa. Muchas gracias Maraul por tu esfuerzo para traernos la información en este momento y muchas gracias a nuestros acompañantes en el estudio por permitirnos interrumpir el tema del debate y atender esta noticia de última hora. Me dicen desde control que el Presidente Ayala ya ha salido al balcón de La Aguja. Escuchémosle, nosotros y nuestros invitados, les esperamos después en un programa especial que analizará el contenido del debate.
La imagen cambia y muestra el estilizado edificio de la Aguja. La cámara se acerca poco a poco hasta hacer que la figura del presidente alcance todo la pantalla. La terraza de la Aguja no parece tener barandilla y da cierta sensación de vértigo ver al responsable político de la nación en una posición tan vulnerable. Es un efecto producido por la burbuja de cristal que lo cubre, un efecto estudiado para provocar una reacción de simpatía. El presidente alza la mano y se hace el silencio en las casas, en el estudio, en la plaza junto a La Aguja, en Vettera, en Elion, en la República...
—¡Ciudadanos de la R. F. P.! Es mi responsabilidad en este Día de la República...
[Trama Comerciantes]
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