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miércoles, 4 de diciembre de 2024


 

Día Aolha de 3471

En órbita en un sistema sin revelar, La Marca.

El despacho estaba a oscuras, tan solo iluminado por el brillo de las pantallas de datos, y llenaba de sombras extrañas su rostro. Su corto pelo oscuro se perdía como un engaño y las cuencas de los ojos parecían vacías, como si la propia muerte, con mentón altivo, estuviera sentada en el despacho.

Sus dedos eran finos y parecían brillar con luz propia al deslizarse por las pantallas y seleccionar comandos de información con gran agilidad. Esos mismos dedos habían disparado un Del Fermer 12AZ sin mayor preocupación que el agotar su cargador y habían dirigido naves de combate en la batalla entre nebulosas, anillos planetarios y estrellas sin nombre.

Ahora era una animal de escritorio como antes lo había sido predecesor, una persona que se estaba retrasando. A Victoria le gustaba la puntualidad, la precisión y no entendía ese retraso. ¿Acaso la vida de civil debilitaba tanto a las personas?

Iba a echar un nuevo vistazo a la hora cuando sonó la señal del comunicador. No miró quién le llamaba, sabía quién era. Sólo una persona podía activar el otro comunicador EPR conectado con el de su despacho. Al instante, una imagen se formó en el proyector holográfico. Era viejo, se le notaban las arrugas, pero sus ojos seguían siendo los mismos, esos ojos capaces de convertir una estrella en supernova y a un orgulloso oficial en un alfeñique. El retiro parecía sentarle bien y sonreía. No le había visto sonreír muchas veces.

—Discúlpame Victoria —dijo antes de que la imagen terminara de formarse—, uno no puede controlar el horario cuando tiene visitas familiares.

—¿Todos bien?

—Bien casi todos, mi hermano está muy cansado. Está deseando que el gobierno de Ayala termine para retirarse también —Victoria asintió y su interlocutor a millones de años de distancia supo que la conversación trivial había terminado—. Bien, dime en qué puede ayudarte el viejo Furis de la Rosa.

—Señor, los tyranos nos han atacado.

—Lo sé, en la RFP nos llegan las noticias —y sonrió de nuevo. Victoria había sido siempre muy crítica con los medios de comunicación y él lo sabía.— ¿Es muy grave?

—Creo que no. Su fuerza de ataque no es muy grande y sus acciones parecen más preparadas para la prensa que para una campaña militar en condiciones. Sus ataques son reducidos, como piratas que golpean y se van. Podremos con ellos y en cuanto localicemos sus rutas de aprovisionamiento y repliegue les barreremos de esta parte de la galaxia.

—¿Y cuál es el problema?

—Señor, podemos ganar la batalla, pero también podemos ganar la guerra. Entraríamos como un cuchillo en las defensas tyranas y en unos años estaríamos bombardeando Qualer. No tienen nada para detenernos.

—La RFP no te acompañará en el ataque porque siguen asustados con los iroiendi. Y los sheller hablarán de los miles de víctimas que provocan tus bombardeos y tampoco te ayudarán. Estarás sola. Estaréis solos.

—Lo sé. Además, mis informaciones dicen que se está preparando algo en el Sector Libertad, pronto la RFP tendrá más mierda allí de la que pueden palear. Aunque decidieran ayudarnos, no podrían hacerlo.

—¿Y aún así crees que puedes ganar?

—Nunca puedes estar seguro; podría ser una trampa, pero mis análisis y los escenarios de guerra que hemos probado dicen que tenemos muchas posibilidades. Sé que puedo darles una lección a los tyranos, sé puedo hacer retroceder su capacidad espacial mil años, pero también sé que nunca podré controlar todo el imperio. Ellos son tyranos y nunca aceptarán un gobierno impuesto desde La Marca. Para gobernarles, tendría que doblegarles y eso llevará generaciones y será un genocidio. No me agrada esa decisión.

—Tampoco querías ser presidente de La Marca, recuerdo que tuve que convencerte.

Victoria lo miró sopesando sus palabras. Se decidió y dijo:

—Gracias señor. Es lo que necesitaba oír.

—Me alegro de haber ayudado —respondió mientras la comunicación de cerraba.


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