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miércoles, 9 de octubre de 2024


 

Los leñadores en 1808

leñadores

Conviene matizar que cuando hablamos de leñadores nos estamos refiriendo a aquellas personas que dedicaban la mayor parte de su tiempo profesional a la tala de los árboles de los grandes bosques españoles, no nos estamos refiriendo a aquellos que, armados con un hacha, hacían leña de árboles caídos o cortaban ramas secas para mantener el fuego de sus hogares.

La madera ha desempeñado tradicionalmente un papel socio-económico fundamental, inicialmente como fuente de energía y más tarde en la construcción de un gran número de utensilios, viviendas y barcos, lo que ha sido posible por la disponibilidad de extensos bosques de hayas, robles y encinas en toda España. El derribo de los árboles y su traslado a una zona próxima a los centros urbanos (y en algunos casos el primer tratamiento como la transformación en tablones), ha sido el trabajo de los leñadores, que actuaban en cuadrillas, tarea que se llevaba a cabo en durísimas condiciones. Entre los leñadores se daban al menos dos tipos de actuaciones: los que se desplazaban a zonas relativamente lejanas, y los que realizaban su trabajo en la comarca en que residían habitualmente.

El trabajo de las cuadrillas

Lo primero que tenía que hacer la cuadrilla de leñadores cuando llegaban al lugar donde iban a talar los árboles era montar la caseta donde vivirían durante esa temporada. Esa especie de chabola la construían con troncos, ramas y cualquier cosa que encontraran en la zona.

talando

A los árboles seleccionados para su corte se les hacía una marca en el tronco, un pequeño corte con el hacha, y posteriormente se comenzaba la tala. Los leñadores, de dos en dos, utilizando hacha y tronzadora cortaban el tronco del árbol con gran precisión para conseguir que éste cayera en la dirección pretendida. Cuando los árboles estaban en el suelo, con el hacha, se pelaban de ramas y raíces para facilitar su arrastre. El arrastre lo hacían con la ayuda de animales, sogas y rudimentarias poleas, hasta llegar al camino o río a través del cual transportarían los troncos a su destino.

En algunas ocasiones los propios leñadores mantenían pequeñas serrerías en las inmediaciones de los bosques para fabricar tablones y hacer un primer procesado de la madera.

tronzadora


Los bosques en la España del XIX

[...]En tiempos de los Reyes Católicos se construían barcos de 500 a 1000 toneladas; Si se tiene en cuenta que cada 100 toneladas consumían unos 1000 metros cúbicos de madera de la mejor calidad, que en 1573 la flota española llegó a contar con 300.000 toneladas de registro bruto y que la vida activa de los barcos no era muy larga, puede calcularse la enorme sangría que suponía su construcción y mantenimiento para los bosques españoles y esta situación persiste a lo largo de varios siglos durante los cuales España mantuvo su hegemonía en los mares, prácticamente hasta que se construyeron los barcos de hierro. La Gran Armada de Felipe II representaba más de un millón de metros cúbicos de madera.

En la mitad del siglo XVIII la deforestación había alcanzado cotas preocupantes, lo que dio lugar a que en la época de la dinastía borbónica se dictasen ordenanzas encaminadas a la conservación de bosques e incluso al incremento de los mismos, pero siempre con vistas a su futura explotación y no porque se considerasen bienes que contribuían al equilibrio biológico, concepto todavía no asumido por unas generaciones que consideraban la Naturaleza como un elemento a explotar para el bienestar humano, sin gran preocupación por el futuro. Además, las legislaciones protectoras, hasta mediados del siglo XIX, se promulgaban en períodos de gran inestabilidad política y no regían durante largo tiempo o, lo que era peor, eran derogadas para imponer otras de tipo contradictorio, situación un tanto anárquica que fue muy perjudicial para la cobertura vegetal de nuestra nación.

Solamente a finales del siglo XVIII se imponen poco a poco las ideas de los reformadores, influidos por el movimiento cultural europeo de la Ilustración, que se interesó por los problemas agrícolas y de las que emergieron las primeras inquietudes conservacionistas, si bien todas las medidas que se sugerían no eran del todo acertadas debido a que se basaban en planteamientos que, muchas veces, pecaban de simplistas.[...]

Cita de: Fernández-Galiano E. Pasado, presente y futuro de los bosques de la península ibérica.


Herramientas

Las herramientas fundamentales para un leñador eran el hacha de 4 kilos y dos filos, la sierra tronzadora y la maza.

hachas

Las hachas eran los herramientas fundamentales para el corte de raíces y ramas, y en general trabajos ligeros preparatorios para el derribo del árbol, para lo que se utilizaba las tronzadoras. Para preparar la caída del árbol se introducían cuñas en la zona de corte que servían de apoyo, de esta forma se podía orientar con mayor precisión la caída del tronco. Para introducir esas cuñas se empleaba una maza, que en ocasiones sustituía a uno de los filos del hacha, convirtiéndose en una herramienta de doble función, hacha y maza.

Otro tipo de herramientas que podían encontrarse en manos de estos leñadores eran las sierras de mano, hazadas, y hachas pequeñas.

Colección de hachas y mazas de leñador

Sierra Tronzadora

Sierra de arco

Sierra de mano

Hacha germana

El hacha de leñador germana es un hacha especialmente ancha y con un característico saliente inferior en forma de ala que le proporciona una superficie de corte mayor. No es habitual en España pero puede encontrarse algún ejemplar introducido por veteranos de las guerras europeas a su regreso. El hacha germana es más pesada que el hacha de leñador tradicional pero también hace un daño mayor.

Características

Hab. Contundentes
Precio 60
Daño I+6
Parada 5
Resistencia 8
Peso 3(6)

hacha germana

Leñador

Profesiones de acceso: Artesano, Batidor, Campesino.
Vía: Artesanal.
PE 30 (NS<3)

Habilidades

Arriero 4
Artesanía (madera) 4
Observación 4
Saltar 4
Supervivencia 4
Trepar 6
Arma blanca (contundentes) 7
Maniobra especial
Montañero

leñador



Fuentes

http://www.oficiostradicionales.net/es/rurales/lenadores/index.asp

Fernández-Galiano E. Pasado, presente y futuro de los bosques de la península ibérica. Acta Botánica Malacitana, 15: 135-143.

http://www.bioveg.uma.es/abm/Volumenes/vol15/15_Fernandez.pdf

Casals Costa V. Defensa y ordenación del bosque en España. Geo Crítica 73 (1988).

Disponible en: http://www.ub.edu/geocrit/geo73.pdf

 

 

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Cita

Theid mi dhacaigh

Dicho celta