Llego hasta aquí
Laserograma
El laserograma es una forma de expresión artística a medio camino entre el arte, propiamente dicho, y el espectáculo. La tecnología utilizada ya era conocida antes de los años oscuros, sin embargo, el avance científico ha permitido refinarla para obtener obras mucho más espectaculares y llamativas.
El laserograma consiste en la proyección de uno o varios haces de láser de colores sobre una superficie donde se va dando forma a la obra. Inicialmente, las proyecciones se realizaban a corta distancia y solo se formaban siluetas, lo que por sí mismo no suponía un espectáculo especialmente relevante, por lo que se entremezclaba con danza, canto u otros entretenimientos.
El avance científico permitió que los haces de luz láser se fuesen perfeccionando, permitiendo un mayor control sobre la proyección, y ampliando la gama de espectro que podía proyectarse. En algún punto de esta evolución fue cuando adquirió el nombre por el que se conoce y en el que alcanzó la categoría de arte que actualmente ostenta.
Aunque aún se utilizan a menor envergadura, el punto álgido de esta tecnología consiste en la proyección de las obras sobre satélites, ya sean naturales o artificiales. Permitiendo el disfrute de las mismas a un gran público. Dichas proyecciones pueden ser permanentes o temporales, siendo estas últimas las de mayor espectacularidad.
Probablemente el mayor espectáculo de Laserograma sea el que se realiza todos los años coincidiendo con el día de la República en Sila, donde se despliegan más de 20 pantallas (va variando con el tiempo según los patrocinadores que las mantienen) de 225 Km. de diámetro situadas en órbitas estacionarias a 13.000 Km. de altura. Sobre cada una de dichas pantallas se proyecta una obra distinta de los autores más relevantes del momento. Ser uno de ellos garantiza tener contratos durante todo el año.
Sin embargo, las obras más famosas son sin duda aquellas que permanecen proyectadas de forma permanente sobre un satélite, y entre ellas, más por su simbolismo que por su calidad -la cual es bastante escasa- se encuentra la que señala la luna de alterne Lepsure, en la tercera órbita del sistema kiosdogo. Sobre dicha luna se proyecta una secuencia de imágenes bastante explicitas que han obligado a establecer la órbita en cuestión como zona prohibida para menores (por suerte es el único planeta habitable en la misma).
Este tipo de espectáculo no está carente de riesgos; si una nave se cruzase en la trayectoria de uno de estos haces de proyección podría encontrarse repentinamente con un malfuncionamiento de sus diferentes sistemas por rápido sobrecalentamiento de algunos circuitos (si bien, un simple blindaje militar protege de este problema). También es altamente peligrosa para la mayoría de las especies la exposición directa sobre zonas corporales descubiertas y, especialmente en zonas sensibles, como los ojos de los tyranos o las manos de los aioll.
El equipo de proyección, para los espectáculos orbitales, es un cubo de dimensiones variables entre 1 m., los más sencillos, hasta los 4 o 5 metros, los que disponen de más haces. Lo que supone una importante dificultad de transporte que, sumado al gran valor del mismo, suele transportarse como único cargamento en naves privadas.