Llego hasta aquí
[ITA] Barrilete 03
En el planeta helado
"¡Descended, descended, los dioses os derribarán!"
Las voces repetían con insistencia esa letanía en la cabeza de los miembros de la Barrilete (excepto del ex-capitán "Sonrisas" cuya inmunidad psi le dejaba sordo). Eran tan insistentes y tan convincentes que la tripulación decidió descender. No era, sin embargo, tarea fácil porque toda la zona estaba cubierta por abruptas y elevadas montañas separadas sólo por angostos valles.
Los tripulantes recibieron imágenes mentales de un valle donde había ciertos signos de civilización y comprobaron que estaba cerca de la nave que Ros había detectado previamente. A su lado parecía haber suficiente sitio para que la Barrilete se posara. Olalla picó, descendió hasta que la panza acarició la copa de los árboles y se dirigió al claro. La nave cayó con cierto estrépito. Estaba bastante tocada, la velocidad era excesiva y el suelo firme estaba un poco más debajo de lo que había previsto. Las toberas lanzaron al aire gran cantidad de nieve que hizo que la nave pareciera uno de esos hologramas invernales que se regalan como recuerdo. Al posarse, descubrieron a un ser de piel oscura esperando fuera. Iba abrigado con gruesas pieles, pero se había quitado la capucha dejando ver un ovalado cráneo calvo. Levantó su mano de cuatro dedos a modo de saludo.
- ¿Un tyrano? - comentó Ros al verlo desde una de las mamparas laterales.
- ¿Negro? - añadió Dimas desde la cabina, aunque su comentario fue rápidamente acallado como "especista" y políticamente incorrecto.
"Bienvenidos a Fasdal" les trasmitió el tyrano del exterior. Ya sabían como se llamaba el planeta (o la ciudad o el claro que habían usado como espaciopuerto improvisado). La tripulación asintió y alguno musitó un "gracias", excepto "Sonrisas" que dijo: ¿Qué, qué pasa?
Abrieron la puerta y se acercaron al visitante. Descubrieron que se llamaba Jericó, pero tuvieron algunos problemas de comunicación en el que Jericó y Dimas acabaron metiéndose el dedo en el ojo. Ambos siguen convencidos que es la manera ritual de saludo del otro pueblo.
Ros, como buen comerciante, esquivó los saludos protocolarios y se escabulló hacia la otra nave. Era una nave de fabricación refepera y le picaba mucho la curiosidad (cualquiera diría que es un lixnel y no un jional) saber cómo había llegado hasta allí. Lo que descubrió allí, no le dio buena espina. La nave era, efectivamente, de la RFP. Según su número (y con la ayuda de la memoria de 0164), había pertenecido a la delegación de la RFP (una nave particular, de pocas plazas), que había estado en la base Adrasta y allí fue la última vez que se la vio hace unos tres años. Pero el descubrimiento más importante no fue ese. La nave había sido inutilizada a propósito, con armamento muy tecnológico y personal preparado. Dos preguntas llegaron a la cabeza de Ros: ¿Quién había hecho aquello? ¿Por qué?
Mientras Ros se entretenía haciendo turismo naviero, a la Barrilete llegó una delegación de la ciudad. Vestían ropajes más o menos suntuosos, pero sin ningún gusto (que diría Gigi) y saludaron a la tripulación. De hecho, había un exceso de saludos mentales en la cabeza de todos. Como si miles de voces tuvieran miles de preguntas y las hicieran todas a la vez. Aquello afectó un poco a la tripulación, excepto a "Sonrisas" que volvió a preguntar: "¿qué?"
Uno de los tyranos levantó las manos y las voces se acallaron (la tripulación de la Barrilete, haciendo uso de sus conocimientos exocivilizados, llegó a la conclusión de que aquel tyrano debía ser el jefe). Se acercó a ellos y dijo (sí, dijo, no pensó):
- Hola, me llamo Ivan
- Hola, soy Krel y esta es mi tripulación - a su espalda se sucedieron unas caras de asombro. "Su" tripulación, ya se le ha subido el cargo a la cabeza...
- Hola, me llamo Ivan.
Tras repetir este bucle en un par de ocasiones, los miembros de la Barrilete descubrieron que "Hola, me llamo Ivan" eran las únicas palabras en vetterano que el tyrano-jefe conocía. Decidieron pasar a modo mental (Krel tiene algunos poderes psi y eso facilitaba un poco las cosas).
"¡Krel tiene poderes psi! ¡Nunca los ha usado!" pensó el resto de la tripulación. "¿Habremos errado nombrándole capitán?"
[Nota: por si no ha quedado claro hasta ahora, los miembros de la Barrilete son un poco especistas. Todo lo que se salga del estándar humano, a pesar de que muchos no lo son, es raro, muy raro y sospechoso, muy sospechoso].
Tras una breve conversación al pie de la Barrilete y alguna interrupción de "Sonrisas" diciendo: "¿Qué, qué pasa?", se enteraron de varias cosas: - En el planeta hay dioses que viven en lo alto de una montaña. - No eran los primeros en aparecer en ese planeta. De hecho, eran los segundos. - El primero fue un humano que vino en la otra nave (la destruida). Un día decidió escalar la montaña donde viven los dioses y algunos tyranos le acompañaron. Ninguno ha vuelto.
Ivan, el jefe de esa comunidad tyrana (ya sabían que lo era), les invitó (quedó bastante claro que no aceptaría un no por respuesta) a la ciudad a una ceremonia en honor de los visitantes. Dimas se quedó en la nave y Jericó (el primer tyrano con el que había intercambiado saludos rituales metiéndose el dedo en el ojo) se quedó con él. 0164 y Arturito no fueron invitados, pero el resto de la Barrilete se marchó a la ciudad. Algunos niños tyranos intentaron ayudar a moverse a Sonrisas y le miraban con tristeza, pero él no podía entender lo que querían y, entonces, le miraban con compasión. Nunca habían conocido a alguien sin cerebro, pero claro, ni podían decírselo ni él podía sacarles de su error.
Cruzaron una muralla de postes de madera y como les explicaron, la tenían para defenderse de un depredador local. Por la descripciones llegaron a la conclusión que era una especie de oso de las nieves con cuatro brazos y los dientes de un tigre de sable.
La "cena" duró bastante y las conversaciones fueron bastante intrascendentes, pero, poco a poco, el salón se fue vaciando quedando en la sala los tripulantes de la Barrilete y los representantes fasdalanos. Fue entonces cuando las preguntas pasaron a ser más directas y un poco menos corteses. ¿De dónde venís? ¿Está muy lejos vuestra ciudad? ¿Conocéis a los dioses? ¿Qué pensáis de ellos? ¿Ellos os conocen?
A Krel no le gustaron nada aquellas preguntas e intentó esquivarlas con sutiles metáforas, eufemismos y frases hechas: de valles lejanos, varios días de viaje, no más que un simple mortal, ¿y qué podría pensar? Ellos nos conocen a todos. A la tripulación le quedó claro que aquellos tyranos era una especie de fanáticos adoradores de extraños dioses y que trataban de decidir si quemarlos vivos por herejes. La invitación a comer fue cortésmente declinada y les dijeron que preferían dormir en la nave. Los fasdalanos no insistieron mucho, pero les advirtieron que no levantaran el vuelo pues si no, los dioses los derribarían.
[Nota del DJ: ¿Una advertencia o una amenaza? Es aquí donde la paranoia de los jugadores trabaja mejor en contra de los personajes]
La conversación entre Jericó y Dimas fue bastante más productiva. Dimas se enteró que los dioses vivían en la cima de la montaña y que por eso el anterior visitante, que por cierto se llamaba Colbera, había subido a la montaña. También supo que los dioses no eran compasivos, ni protectores. Al contrario, eran injustos y bastante destructores. Tenían prohibido desarrollar máquinas aéreas (las destruían nada más verlas) y cada cierto tiempo, unos cientos de años, los dioses bajaban de la montaña y arrasaban unas ¾ partes de la civilización. Los fasdalanos están decididos a defenderse de los dioses en esta ocasión y no se quedarán quietos mientras tiene lugar la matanza. Las cosas que les contó Colbera les han animado a ello. Les contó que no eran dioses, sino gente con máquinas poderosas y que se les podía derrotar. Jericó también le contó que Colbera le habló de las estrellas, de los mundos que hay más allá y que él quería conocerlos. Jericó no quiere luchar contra los dioses. Cree que los dioses les derrotarán y les matarán a todos. Él sólo quiere irse del planeta y sobrevivir. No tenía ningún apego a su helado planeta, escaso en recursos naturales, donde cada día era una lucha por la supervivencia y donde su propio pueblo le había dado la espalda por no querer ayudarles en su "revolución".
Cuando la tripulación de la Barrilete regresó a la nave, tenían claro que el secreto del planeta estaba en la cumbre de la montaña y hacia allí dirigieron sus prismáticos. Efectivamente, en la cumbre de una de las montañas (la segunda más alta desde el valle) había una instalación. No era muy grande, pero estaba claro que no había sido construida por los tyranos del planeta. Si querían salir del planeta, debían alcanzarla. Habría que subir la montaña.
[En este momento, el DJ sacó una fotografía de la montaña, el K-2, y sacó todas las notas sobre la primera ascensión a esa montaña que había recopilado. Estaba dispuesto a jugar una partida que siempre había deseado jugar desde que leyera "Stardock" de Firtz Leiber (tiempo ha). Una aventura de la ascensión a una cumbre donde poner a prueba la resistencia física y mental de los jugadores: avalanchas, grietas en la nieve, osos...]
Ros abrió el hangar, sacó el aerodeslizador y comentó:- En unas horas estaremos en la cumbre, ¿salimos ya?
[Nota del DJ: morirá, sí, tarde o temprano, morirá.]
Estaban en espacio iroiendi y por las descripciones que Jericó había hecho de los dioses, tenían bastante claro que se enfrentaban a una instalación iroiendi. Por ello, exceptuando 0164 y Arturito, el resto subió al aerodeslizador, incluso Jericó les acompañó. Las motivaciones eran diferentes. Habían quienes querían desactivar (con un montón de explosivos que había traído de la nave) el complejo para poder huir de allí, había quienes querían obtener tecnología iroiendi (de nuevo), había quien sabía que cualquier información de Colbera sería bien recibida en determinados círculos refeperos, había quién lo único que quería era información para ayudar a su pueblo y por último, había quien buscaba algún humano al que hincarle el diente. Los tyranos son similares a los humanos, pero no saben igual.
Cuando estuvieron a pocos metros de la cumbre, se movieron con mucho más cuidado, buscando las laderas que les ocultaban del complejo y superando los últimos metros a pie. Les faltaba el aire y les costaba respirar, pero la ascensión había sido bastante rápida como para mostrar signos del "mal de altura". A pocos metros del destino, encontraron los restos de alguien. El color oscuro de la piel y su ovalada cabeza les indicó que se trataba de un tyrano (Jericó confirmó que se trataba de uno de los que acompañó a Colbera en la ascensión).
La instalación era una especie de búnker soportado por gruesas columnas sobre la cima (la opción de los explosivos quedaba descartada). Una rampa estrecha permitía ascender al piso. En la primera sala encontraron cuatro "ángeles de la muerte". Así los llamó un aterrorizado Jericó, pero la tripulación pudo reconocer a los robots iroiendi. Junto a ellos había un aparato que decidieron era un generador apagado. Si alguno tuvo la tentación de "agenciarse" un robot, no lo expresó en voz alta.
Tras el primer susto (pensaron que se tendrían que enfrentar a los robots y cruzaron la habitación con muuuucha lentitud), descubrieron que las instalaciones estaban apagadas. ¿Estaban desactivadas o en modo espera? Y si estaban en modo espera, ¿qué esperaban?
En la instalación descubrieron varias cosas, entre las más importantes: - en el hangar había dos cazas iroiendi y había sitio para una tercera nave más grande que un caza que no estaba. ¿Alguien se la había llevado? - había instalado un caño antiaéreo de gran calibre que, seguramente, también se podía utilizar contra la ciudad. Todo el cañón estaba alimentado de forma automática por unas instalaciones subterráneas bajo la instalación. - un ordenador (¡funcionando!) que tenía un sistema de representación del cúmulo que permitía calcular trayectorias de transición (la última anotación era de hace 3 años). Una de las pantallas tenía un dibujo que tenía cierto parecido con el arte azteca. Eran unas serpientes que se enroscaban sobre si mismas y que ninguno del grupo supo interpretar.
Copiaron el dibujo (algo les decía que era importante), usaron el ordenador para calcular una ruta de salida del cúmulo (esto ofendió mucho a 0164 y consideró que la tripulación le estaba siendo infiel con otro) y, finalmente, usaron sus pocos explosivos para destruir el sistema de alimentación de las armas y garantizar su huída del planeta.
Salieron de la instalación, subieron al aerodeslizador y descendieron a tumba abierta por la montaña. La "ventana de lanzamiento" que habían calculado para salir del cúmulo no era muy amplia y necesitaban despegar en el momento justo. Llegaron a la nave, 0164 ya había encendido los motores, comprobaron que ocurría una explosión en la cima de la montaña y despegaron.
Esto... ¿alguien se ha dado cuenta que llevamos a Jericó...?
Salieron del planeta, las nubes dieron algunos problemas a Olalla, pero pronto se vieron rodeados de la intensa luz del cúmulo. Entre 0164 y Olalla trazaron una serie de microsaltos subespaciales que les fue llevando hacia el exterior. Posiblemente, pocas tripulaciones habían logrado una hazaña similar...
[Mientras tanto, la explosión destrozó el sistema de armas, pero, sin saberlo los personajes, activaron a los robots iroiendi. Éstos no tardaron mucho en comprender lo que había pasado, descubrir la nave en el valle y descender la montaña en busca de los responsables. Los robots accedieron a su programación: «Experimento comprometido» «Resultados invalidados» «Erradicación». Gritos, gritos tyranos en la noche helada de Fasdal.]
Aquél día, Dimas escribió en su diario personal:
"Y aquí estoy, todo el día reparando la nave, uno de los motores está hecho polvo, los otros dos necesitan un buen mantenimiento, el casco podría servir para colar espaguetis, parece que hayamos tenido una plaga de araceter, de las tres torretas solo funciona una, y digo que funciona porque creo que sigue siendo capaz de disparar, aunque el tema de giros, apuntar y demás, podría ser muy complicado. En fin, acabemos la pipa y volvamos al tajo, aún no hemos sobrevivido a esta aventura, y nunca hay que confiarse, porque podría pasar lo mismo que en el 3435, cuando aquellos aiolles empezaron a ponerse cariñosos en aquel bar de... Bueno, sigamos con las reparaciones."
Próximo Capitulo:
Barrilete 2x04 - El planeta de vapor
Los tripulantes de la Barrilete descubrirán el significado de la misteriosa imagen de las serpientes y haciendo más caso a la codicia que al buen juicio se embarcarán en una aventura que les alejará de casa y les dirigirá ¡al interior del espacio iroiendi!