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miércoles, 4 de diciembre de 2024


 

[ITA] Barrilete 02

Perseguidos por los iroiendi

Dejamos a la Barrilete y su tripulación saliendo a toda velocidad de un campo de asteroides y saltando al subespacio sin mirar a donde iban. Tenían por escapar de ahí ya que una nave iroiendi (en toda su enormidad) se acercaba a su posición.

Aprovecharon el subespacio para realizar alguna reparación más (recordemos que la nave esta muy tocada) y al salir, descubrieran que una pequeña nave iroiendi les estaba esperando. Nervios, gritos, todos rápidos a las torretas, calculo de navegación urgente para saber dónde demonios estaban y muchas oraciones... (San Ayala, San Ayala, que me quede como estoy). Una serie de tiradas afortunadas, algo de ayuda de 0164 que se encontraba un poco avergonzada de haber descubierto que era claustrofóbica y la nave iroiendi que era algo más lenta de lo esperable permitieron a la Barrilete saltar y, esta vez, hacerlo en la dirección correcta, hacia Goab.

¿Habría sido una casualidad que la nave iroiendi estuviera justo donde iban a aparecer? Esta duda recorría la mente del capitán Deelan mientras sobre una carta galáctica dibujaba la línea recta que unía su posición con su destino. Una línea demasiado larga para una nave tan maltrecha, pensó, pero no lo expresó en voz alta pues 0614 es muy sensible con esas cosas.

Reaparecen del subespacio y Ros desliza sus dedos por la pantalla táctil en busca de señales del enemigo. Los encuentra, dos naves, en rumbo de colisión. Nuevo zafarrancho de combate. Gritos, voces, la tensión va en aumento y las naves enemigas también... vamos, que se acercan a toda velocidad, el ordenador identifica que tienen los sistemas de armas cargados. Se aproximan, se acercan, sus intenciones están claras... ¡Saltoooooo! grita "Sonrisas" mientras se retuerce por el dolor del cambio de realidad.

¿Cómo demonios sabían los iroiendi dónde íbamos a aparecer? Tras el debate, la tripulación llega a la conclusión que los iroiendi han previsto su ruta (en línea recta hacia Goab) y que sabiendo que las naves humanas saltan 3 horas, les estaban esperando. Era un cálculo muy arriesgado, pero parece que estos iroiendi tienen suerte. Sonrisas decide que a las dos horas (en vez de tres), van a volver al espacio normal. Es posible que los iroiendi hayan desplegado patrullas a lo largo de toda la trayectoria, por lo que, además, le pide a Dimas que calcula una ruta haciendo zigzag a lo largo de la trayectoria. Esperan, de esta forma, despistar a los cazadores, pero Sonrisas teme que la nave no aguante el esfuerzo...

Aparecen en el espacio y descubren tres naves que maniobran ante su aproximación. Una se acerca a ellos directamente (parece que quiere colisionar, en realidad quiere acercarse lo suficiente para lanzar minas subespaciales), las otras dos se mueven a los flancos como intentando cortarle cualquier ruta de retirada. Pero la barrilete está preparada, sorprendida de la tenacidad iroiendi, pero preparada, gira, acelera, corrige el rumbo y vuelve a saltar. Esos iroiendi no volverán a encontrarlos. Ninguno de ellos ve como una decena de proyectiles cruza la posición donde ellos habían estado a penas unos segundos antes.

Cuando vuelven al espacio, agotados de tanto tiempo sin descansar y tras dos horas y media de travesía subespacial, parecen que han despistado al enemigo, pero, de repente, siete naves aparecen de la nada delante de ellos y empiezan a maniobrar para atacarles. ¡Pero qué pertinaces! ¡Menos mal que estaban preparados! Nuevo giro, nuevo cambio de rumbo y nuevo salto. La nave empieza a quejarse y la tripulación tiene que apagar algunas secciones para derivar la energía a los sistemas vitales (al motor subespacial). Es posible que no se dieran cuenta con la precipitación de la huida o es posible que sí, pero entre sus atacantes había una de las naves-planeta iroiendi. Parece que el enemigo se lo está tomando muy en serio.

"¿Qué demonios llevaremos en la nave que interesa tanto a los iroiendi?" se pregunta el capitán, pero nadie parece tener una respuesta... (nota: recordamos a nuestros lectores que tanto Ros como Dimas se "encontraron" diverso material iroiendi en la cueva en el capítulo anterior).

Salen del subespacio. Al igual que antes, las naves iroiendi empiezan a aparecer a los pocos segundos, cada vez son más. Es como si fueran convergiendo hacia su posición cada vez en más número. Sin embargo, la tripulación de la Barrilete no tiene tiempo de pensar en ello porque una explosión daña ligeramente el casco de la nave (0164 tendría algo que decir contra lo de ligeramente, pero la tripulación no considera que sea un daño grave si no se ven las estrellas a través del agujero). Una segunda explosión y Ros confirma lo que alguno ya había sospechado... ¡Están en medio de un campo de minas!

La probabilidad de sobrevivir a un campo de mi...

- ¡Cállate Arturito! - gritan todos.

¿Cuál es el rumbo más rápido para salir del campo de asteroides?

Ros señala hacia arriba y Olalla, sin esperar la orden, cabecea la nave 90º y empieza a acelerar, una explosión más, un pequeño boquete en la bodega de carga, algo de descompresión y algunas protestas de 0164 y salen del campo minado. Olalla se ha ganado el sueldo... Los problemas no han terminado, las naves iroiendi están al acecho, aproximándose a toda velocidad. Quedan segundos para la intercepción. ¿Aguantará el motor subespacial otro salto? No hay tiempo de comprobarlo, saltan alejándose nuevamente de su ruta hacia Goab. Dimas hace algo de magia porque la nave no se descompone en partículas elementales.

La experiencia de Dimas se notó no sólo en su capacidad de mantener aquella bañera en el subespacio (perdón 0164), sino porque rápidamente (bueno, tras un buen número de saltos) llegó a la conclusión que los iroiendi debían estar rastreando la nave en el subespacio de alguna forma. Cogió su terminal portátil, la conectó al puente e hizo algunas averiguaciones... Efectivamente, había algo que estaba emitiendo un tipo de energía desconocido. Localizó la señal y descubrió que procedía del camarote de Ros. Su rápida mente marbagana (y su experiencia pirata) le hicieron encajar las piezas. Los jionales tienen su planeta natal dentro de las fronteras iroiendi, existen rumores de que los jionales utilizan su tapadera comercial para actuar de espías iroiendi por la galaxia... ¡Ros es un traidor! [Nota: el hecho de llevar varios meses compartiendo la nave sin ningún tipo de incidente, no fue un argumento de peso para el marbagán].

Sigiloso y taimado se acercó a la puerta del camarote de Ros y la encontró cerrada con llave. Aquello fue la prueba definitiva contra el traicionero Ros porque... ¿qué inocente cierra una puerta con llave en una nave en la que sólo están sus compañeros? [Piratas, jugadores, caníbales, gente normal, vaya]. Curiosamente, Dimas nunca viaja sin un saltador de cerraduras y se afanó a la tarea de violar la intimidad del jional. Aquí las versiones difieren un poco, Sonrisas dice que vio a Dimas en la puerta de Ros y se acercó a ver qué pasaba. Dimas dice que le llamó para hacer el registro algo más oficial. A todo esto, Ros estaba en el puente intentando calcular donde puñetas iban a aparecer al salir del subespacio. Las cartas galácticas sheller no son todo lo detalladas que deberían.

Dimas y Sonrisas consiguen forzar la puerta de Ros y entrar en su camarote. 0164, diligente, avisa a Ros de que alguien ha abierto la puerta de su camarote y los tres se juntan en aquel reducido espacio. Acusaciones de traición, negativas y algunos rifi-rafes después, abren una taquilla y descubren la medio armadura iroiendi que Ros escondió. Ella es la responsable de la emisión. El capitán se enfada porque considera que aquello es una flagrante desobediencia de una orden que dio. De nada vale que le expliquen que cuando dio la orden, la armadura ya estaba en la nave.

- ¿Hay algún otro material en la nave que los iroiendi puedan estar usando para rastrearnos? - preguntó el capitán cada vez más enfadado. Dimas apareció con algunos "souvenirs" que se debían haber colado en la confusión de la caverna al recoger las herramientas. Nuevo enfado del capitán, que coge todo los objetos y los arroja por la esclusa y los vigila personalmente hasta que entran en contacto con el campo Faus Carber y se deshacen en partículas elementales. Después miró a los dos y les dijo:

- Dimito. ¡Estoy harto, dimito! Ros ahora eres tú el capitán.

- ¿Yo? No, sólo soy un comerciante, mejor que lo sea Olalla. - Desde la cabina llegó un característico sonido: "fi, fi, fu" Olalla no parecía dispuesta a coger la responsabilidad.

- ¿Qué pasa? - preguntó Krel asomando la cabeza desde la torreta.

- Te hemos nombrado capitán - respondió Dimas

- ¿Eh?

Y así fue elegido el nuevo capitán de la barrilete. Un marbagán, ex-pirata, de pasado oscuro y que ha tenido problemas recientemente con la justicia de Olop. Pero Krel no pudo saborear el poder con tranquilidad mucho tiempo. La nave volvió del subespacio bruscamente. Unas poderosas ondas gravimétricas la habían sacado de él. Frente a ellos había un cúmulo globular, un accidente espacial de tal masa y tal brillo que Ros hubiera podido identificar sin problemas si no le hubieran mantenido ocupado con tonterías en su habitación. Se dirigían hacia aquella trituradora de gravedad a una velocidad endiablada, pero no era el único de sus problemas. Tras ellos, formando una especie de pantalla, decenas de naves iroiendi esperaban a que frenaran, los habían atrapado... o eso parecía, Krel, con e aplomo de los capitanes, dio su primera orden.

- ¡Olalla, salta atravesando el cúmulo!

- La probabilidad de sobrevivir a un salto a través de un cúmulo es...

- ¡Cállate 0164!

Al principio, todo pareció ir bien, pero el campo Faus Carber empezó a adoptar formas extrañas (muy extrañas), a la tripulación de la Barrilete les dio mucho miedo. Cuando creyeron que el campo iba a adoptar forma de donuts (siendo ellos el agujero), le dieron a la parada de emergencia y la nave surgió en medio del cúmulo globular. La fuerza de marea provocada por la acumulación de estrellas era enorme y la estructura de la nave empezó a quejarse, a quejarse mucho. Ros descubrió un planeta en un punto de equilibrio gravitatorio y sin pensarlo mucho se dirigieron a él.

El planeta resultó ser un planeta cubierto por nieve en su casi totalidad. La culpa de estas bajas temperaturas la tenía una gruesa capa de nubes que aislaba la superficie y que dejó en la nave la inconfundible marca de la fricción. Todo el planeta era muy montañoso con picos que superaban los 8000 metros con los valles que formaban. En uno de estos valles detectaron algunas señales electromagnéticas y el casco de una antigua nave... ¡¡¡de la RFP!!! Se acercaron a la zona y una voz (una voz coral más exactamente) les dijo dentro de su cabeza (bueno, en realidad dentro de la cabeza de todos menos de Sonrisas, el pobre es inmune a la psi y no se enteró de nada):

- Bajad, pronto, pronto, o los dioses os derribarán...

Próximo capítulo: En el planeta helado


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Cita

«A ver si el frío hace que caigan los más débiles y mejora esta mediocre raza italiana.»

Mussolinni