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jueves, 21 de noviembre de 2024


 

GIGI CICERONE

En los receptores aparece una vista aérea de la ciudad de Vettera por la noche. Suena una melodía de saxofón mientras se escucha una respiración sobre el micrófono.

¡¡Glu, glu, glu!!

Se oye como se llena un vaso de cristal.

Entonces con un discreto fundido aparece un hombre sentado en una mesa con velas en una terraza, una terraza muy alta. La imagen se centra y deja ver a Gigi Cicerone.

- Buenas noches. Estoy muy contento de volver a trabajar para ustedes, espero que disfruten de este nuevo programa. - Gigi Cicerone ha cambiado bastante, no viste de forma extravagante como en su anterior programa, luce una sencilla levita de color granate con pantalones a juego.

- Esta es nuestra primera emisión, y para celebrarlo queríamos invitar a pasar esta velada con nosotros a alguien importante, no sé, ¿se les ocurre alguien?

La multitud reunida ante los proyectores holográficos en las avenidas de las ciudades emite una marabunta de palabras. Las especulaciones sobre quién será el primer invitado de este programa son muchas, y todo el mundo quiere que entrevisten a su ídolo.

- Bueno, bueno... la verdad es que somos lo suficientemente importantes para traer a casi cualquiera que nos propongamos, la lista de posibles invitados es enoorme.

- La verdad, tengo que reconocer, mi primer impulso fui invitar al presidente Ayala. Aprovecharme del tirón de las presidenciales, abrir una botella de vino con él, brindar por su éxito, vamos, pelotear al personal un poquito. Pero creo que sería demasiado evidente. – La media sonrisa de Gigi le traiciona, los que han seguido su carrera saben que está a punto de hacer algo inesperado.

- Cualquier político de actualidad estaría bien, lo difícil sería saber cuanto debería cobrar a esa panda de sinvergüenzas por lucir su jeta ante vosotros, millones de espectadores.

- Entrevistar a una cantante o a un deportista sería demasiado flojo para un primer programa.

En las calles, en los bares, en las casas resuena un murmullo nervioso.

- Se estarán preguntando, ¿si no es un político, un actor o un deportista, a quién va a entrevistar? Pues está bien claro. Señoras y señores, con todos ustedes...

- Estas últimas palabras las dice lentas, como meditando cada sílaba.– Gigi Cicerone.

Se hace el silencio ante las pantallas, mientras la cámara recoge un primerísimo plano de Gigi que mantiene la pose después de decir estas últimas palabras. De repente la cámara hace un fundido y con un plano general de la terraza aparece otro Gigi Cicerone caminando sin prisa y se sienta al otro lado de la mesa. Los dos Gigis se saludan y se dirigen una mirada cómplice.

Dos Gigi en una terraza de Vettera

- Buenas noches Gigi, estoy encantado de que me hayas invitado a tu programa.

- No es nada, el placer es mío. ¿Puedo ofrecerte algo de beber?

- Whisky, por favor.

La cámara enfoca la mano de Gigi mientras sirve un vaso de líquido ambarino. Se escucha el sonido del líquido al caer en el vaso, a la vez Gigi comienza a hablar.

- Has sido periodista, actor, director, presentador de televisión, has escrito varios bestsellers... ¿Con qué faceta tienes más empatía?

- La verdad es que siempre me he considerado periodista, siempre he querido informar, o por lo menos intentarlo, y en todos mis trabajos de una forma o de otra he intentado dar un punto de realismo o de información al público.

- Pero, ¿eres periodista?, quiero decir, ¿has estudiado?, últimamente hay mucho individuo que se considera periodista...

- Sí, estudie periodismo y comunicación.

- Permíteme que sea un poco quisquilloso, pero en más de una ocasión se te ha visto el plumero, no se puede decir que seas un periodista muy objetivo.

- Es cierto, no lo soy.

- ¿Y crees que eso es compatible?

- Sí, tengo mis propias ideas de como informar. Al público hay que decirle la verdad, pero es imposible... Coge el vaso de whisky y toma un sorbo, continúa hablando jugueteando con los hielos.- La información pasa por decenas de manos hasta que la reciben, y cada uno vamos retocándola en función de nuestras creencias o nuestros intereses. ¿Sabes? Cuando comencé en el periodismo, como becario en el Diario Compler, el viejo Angust (un periodista de política) me dijo que no se puede ser objetivo mientras se observa un hecho, no existe la posición de observador neutral. Tienes que elegir un mirador para espiar, y darle al público la oportunidad de que vean que no eres objetivo, que muestras una de las múltiples visiones sobre la noticia.

- Es un buen argumento.

- Y tú que lo digas. Sonrisa simultánea.

- ¿A qué te dedicas últimamente?

- Pues voy a presentar un nuevo programa en la GWW. Otra sonrisa.

- No, me refiero a que haces con tu vida, ¿qué tal tu mujer?

- ¿Cuál de ellas? Risa. Es broma, bien, mi mujer esta bien. ¿A qué me dedico? Pues últimamente estoy bastante hiperactivo, presentaciones, publicidad, fiestas... Hace menos de un mes estuve en la boda de unos amigos, los príncipes de Xixon.

- Vaya, esa sí que fue buena, ¿no? Eso se ha dicho.

- Es una pena que los periodistas del corazón estén tan mal informados... ¡Fue muchísimo peor de lo que cuentan! Carcajada general.

- Bueno, no puedo evitar preguntarte sobre las elecciones, que opinas de los resultados, ¿sorprendido?, ¿defraudado?

- La verdad es que no me sorprendió lo más mínimo la victoria de Ayala. Simpatizo bastante con Sinclair y sus ideas, y Elder... A Elder le falta rodaje, el que le sobra a Ayala, claro está. Pero son los ciudadanos los que hablan. Creo que todos tienen la misma capacidad de mentir, de adular... y de hacer el bien. Supongo que hay que confiar.

- Sueles ser un poco más mordaz, te veo bajo de forma.

- Me reservo para cuando entreviste a Ayala.

- He leído que te tomaste un retiro de dos años...

- Casi tres.

- Bueno, casi tres. ¿Por qué motivo?, dicen que fue por los problemas con Gran Verriano. Gigi se ríe. – ¿Por Gran Verriano?, hombre, reconozcamos que esa fue muy gorda, la verdad es que se montó un lío de narices. Pero todavía estoy por encima de estos problemas. Digamos que necesitaba una parada para repostar en mi vida. 5 matrimonios, los intentos de asesinato, el ajetreo de la vida pública, necesitaba coger combustible.

-Y lo has cogido.

- Sí, pronto lo verás.

- ¿Y donde has estado escondido?

- No te lo puedo decir, es un secreto. - Sonrisa. – He disfrutado de la hospitalidad de unos viejos amigos, muy lejos de Vettera, muy lejos de todo.

- ¿Quieres más whisky? Le acerca la botella.

- No, gracias, estoy servido. -Afirma mientras se toma un trago.

- Bien, se ha especulado mucho sobre tu nuevo programa, ¿qué me puedes contar?

- La verdad es que para elegir como seria el formato del programa me sirvió mucho alejarme del mundo, creo que siempre caemos en los mismos cánones, intentamos guardar las apariencias, estamos muy encorsetados, la GWW es muy poco dinámica. Buscamos gustar y aceptamos las fórmulas que no admiten error. Yo quería jugármela. «Pretendo hacer un programa íntimo, personal, quiero hablar con mis invitados de cualquier cosa, y que se sientan cómodos para hablar sin tapujos. Espero conseguirlo.

- Yo también espero que lo consigas. Bueno Gigi, gracias por haber venido.

-El placer es enteramente mío. Se estrechan la mano.

- Damos paso a unos mensajes de nuestros patrocinadores, y continuamos con nuestro segundo invitado de la noche. El presidente Cesar Ayala.

Se interrumpe la conexión y aparece un refrescante anuncio de una nueva marca de refresco. Todo el mundo tiene sed.

 

 

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Hubiera sido más fácil pelear solos.

Mariscal Kesserling