LAS BOYAS NAV
Las boyas NAV son la base de la navegación de la R.F.P. y rápidamente se van convirtiendo en el estándar de muchas naciones, como los Sheller, la Federación y los antiguos territorios de Oeon. La gran ventaja de las boyas NAV frente a otros sistemas de navegación es que estas cumplen varios cometidos simultáneamente. No sólo son un mecanismo de ayuda a la navegación, sino una forma de controlar de forma pasiva dicho tráfico.
Ni que decir tiene que muchas naciones y corporaciones consideran este control una violación de los derechos de libre comercio, pero ante la pregunta: "¿Y qué razones podría impulsarle a usted a querer llegar a un sistema sin que la boya NAV lo detecte?" suelen guardan un respetuoso silencio. Las boyas NAV son, por otro lado, la base del sistema de vigilancia de la frontera verriana, aunque sobre él hablaremos en otro artículo.
Requisitos de las boyas NAV
Inicialmente sólo había un fabricante de boyas NAV asignado por la Armada de la R.F.P. y había un sólo modelo de boya. En la actualidad el número de fabricantes es enorme y las variantes entre unos y otros modelos hacen difícil catalogarlas. Por ello, la R.F.P. se vio obligada a poner unos mínimos que todos los fabricantes debían cumplir para poder homologar sus productos. A partir de estos mínimos, cada fabricante podía añadir las mejoras que quisiera convenientes. Estos requisitos son:
- Blindaje: las boyas NAV deben tener un blindaje que les permita resistir ciertos impactos. Está calibrado el grosor y los materiales utilizables, pero, a efectos de juegos diremos que debe ser un blindaje que aguante 5 puntos de daño. Naturalmente, el blindaje debe cubrir toda la boya.
- Defensa a distancia: la boya NAV debe tener un sistema de armamento que dispare a cualquier intruso que se acerque a menos de 10 metros de la boya. Las boyas instaladas en complejos orbitales o terrestres deben colocarse en salas de 20 metros de radio protegida por el sistema de defensa de la boya NAV. La idea es que una vez instalada la boya NAV nadie pueda acercarse a ella. La defensa debe ser antipersona, una boya NAV no tiene nada que hacer contra una nave espacial. La defensa a distancia sólo podrá desactivarse mediante un código emitido a distancia en una frecuencia concreta. Dicho código lo establece la oficina de Navegación vía el EPR de comunicación.
- Defensa interna: La boya no debe ser accesible desde el exterior, tan sólo un panel de acceso permitirá la comunicación y programación de la boya desde el exterior. Este acceso requerirá una clave programable vía EPR desde la oficina de Navegación. En caso de violación de la integridad de la boya o vía panel de acceso, la boya se autodestruirá (daño III).
- Emisor de hora Compler: La boya NAV debe tener un emisor Compler que emita con regularidad (mínimo aceptado cada 5 segundos) la hora Compler exacta. Dicho emisor tiene que tener la potencia suficiente para ser recibido a un año luz de distancia. La emisión se realizará en una frecuencia concreta; dicha frecuencia depende de la nación y del sector espacial y hay unas tablas oficiales publicadas que regulan este valor.
- Emisor de posición propia: esta es una de las parte más complejas de la boya ya que debe tener un sistema de telemetría que le permita calcular su posición en el sistema estelar (ver artículo anterior) con un margen de error pequeño (500 metros). Dicha posición se debe emitir con una potencia suficiente como para que sea escuchada a un año luz de la boya. En general, los fabricantes utilizan el mismo emisor para radiar la posición y la hora Compler, pero no es obligatorio. La frecuencia sí debe ser la misma que la de la hora compler.
- EPR propio: las boyas NAV deben tener un EPR conectado con la Administración (concretamente con la oficina de navegación del sector) y antes de poner la boya en servicio, dicha oficina debe recibir el receptor. En teoría éste debe ser el único EPR de la boya y no se autoriza a que haya ninguno más. Sin embargo, se sabe que la administración, a veces, homologa boyas con un segundo EPR. Es el caso, por ejemplo, de la boyas fabricadas y colocadas por Hegaton Multiestelar en su sector. Y se sospecha que también ocurrió con las boyas que las empresas de la RFP colocaron en la antigua Oeon. Al menos, el gobierno de Oeon acusó de ello a la RFP tras su desmembramiento. Efectivamente las boyas tenían dos EPR, pero como son irrasteables nunca se pudo demostrar quien estaba escuchando al otro lado. La función del EPR es emitir todas las lecturas que recibe la boya (principalmente la recepción de transpondedores y de saltos subespaciales).
- Generador propio: las boyas deben tener su propia fuente independiente de energía. El sistema de energía es indiferente, pero no puede compartirse con ningún sistema ajeno a la boya (aunque ésta sea parte de una estructura más compleja como una base orbital o un espaciopuerto de superficie).
- Memoria: La boya debe conservar todos los registros de los últimos 20 días. En realidad, casi todos los fabricantes incluyen ya memorias que registran hasta un año operativo de la boya.
- Receptor de transpondedor: todas las naves espaciales (legales) emiten un código permanente que las identifica. Este código es, simplemente el nombre oficial de la nave. A esto se llama transpondedor pasivo. La boya NAV debe ser capaz de recibir y registrar dicho transpondedor desde un mes luz de distancia. El código identificativo de las naves está registrado en una enorme base de datos en las oficinas de Navegación (es un requisito para que a la nave se la permita navegar legalmente).
- Sensor subespacial: Es, posiblemente, la parte de la nave más delicada y compleja del sistema y pocas casas son capaces de construir este delicado sistema de detección. Los fabricantes de boyas NAV suelen comprar este equipo a estas casas y lo instalan en sus modelos. En realidad, no saben cómo funcionan. La teoría es que las naves que entran o salen del subespacio generan una onda espaciotemporal. Los sensibles sensores de este aparato son capaces de detectar esta onda, su dirección y su intensidad (lo que es lo mismo que decir su proximidad). La mejor analogía para ver como trabaja sería una piscina y la boya de una caña de pescar. Cualquier cosa que caiga en el agua generará unas ondas y éstas harán subir y bajar la boya. Cuanto mayor sea su oscilación, más cerca o más grande será el objeto. El sensor subespacial tiene que ser capaz de detectar ondas subespaciales a más de un mes luz.
Funcionamiento de la boya NAV
Además del funcionamiento emisor que se comentó en el artículo coordenadas espaciales, las boyas NAV ejercen un sistema de vigilancia del tráfico espacial en los sistemas estelares. Al detectar las ondas subespaciales pueden saber las naves que entran y salen del sistema e, incluso, pueden saber qué naves son (vía transpondedor). Aunque la nave no lleve un sistema de reconocimiento, la boya detectará que algo ha entrado o salido del sistema. La boya no es capaz de diferenciar una entrada subespacial de una salida, pero es fácil adivinarlo.
La verdadera capacidad de las boyas NAV es cuando se ponen a trabajar todas juntas (cosa que hacen las oficinas de Navegación) y hay programas de inteligencia artificial comprobando los datos. Gracias a la red de boyas se puede hacer un seguimiento de las naves espaciales de sistema en sistema, saber dónde han estado, por donde han pasado y demás. Naturalmente, la cantidad de información es abrumadora y no es posible saber lo que hace todo el mundo en todo momento. Hay programas especializados en tratar y manejar esos datos y en avisar si detectan algún problema. Por ejemplo, saltos sin transpondedores (lo que generalmente identifica a piratas o a naves enemigas), saltos impares (que identifica a naves que entran en el sistema, pero no salen de él; posiblemente porque han sido destruidas o están averiadas). También hay programas de seguimiento (se elige una nave y busca sus apariciones hacia atrás en el tiempo o avisa de las que aparezcan en el futuro).
El sistema tiene, sin embargo, una gran debilidad. El sistema de identificación por transpondedores no es seguro. En realidad cualquier nave puede manipular su transpondedor para que emita cualquier otro código identificativo. Siempre que el código falso sea de una nave similar en masa a la original, la boya NAV ni la oficina de Navegación tienen forma de descubrir el engaño (exceptuando, claro, una minuciosa investigación en la base de datos).