Llego hasta aquí
Los Joonidianos
"Oh, Grandeza, a quien el universo entero aspira,
si un ser se uniera al sagrado Coro de la Excelsitud
y cayera en un estado de existencia imperfecto,
prometo que no lamentaré su muerte."
(del «Testimonio de Joon»)
Según los expertos de la Universidad de Vettera que han estudiado el denominado Testimonio de Joon, el libro que recoge las enseñanzas filosóficas joonidianas, los habitantes del planeta conocido como Yurán proceden originalmente de algún mundo, quizás incluso el mundo originario humano, del cual se vieron obligados a emigrar tras una larga guerra religiosa que devastó, probablemente mediante el prolífico uso de armas biológicas, los recursos productivos del planeta. No se sabe si los antepasados de los joonidianos ganaron o perdieron dicha guerra, o incluso si llegaron a tomar parte en ella, pero lo que sí que está claro es que, tras su desenlace, se embarcaron en una gran nave espacial y, desengañados con las numerosas imperfecciones del género humano, se dirigieron a los límites de la galaxia conocida en busca de un lugar en donde establecer una sociedad superior a todas las conocidas hasta el momento.
Los Joonidianos sostienen que su llegada a Yurán (subsector Nianus) debió producirse unos quinientos años antes de la Declaración de Vettera. Lamentablemente para los historiadores, poco después de su llegada los colonos destruyeron o borraron todo registro que les recordase su oscuro pasado de dolor e imperfección, lo que es una verdadera lastima, ya que esa información hubiera podido ser decisiva para ayudar a aclarar gran cantidad de puntos oscuros acerca de esta primera época de la expansión humana.
El millar de humanos que se instaló en Yurán, al que bautizaron con el nombre del capitán de la nave que les llevó hasta allí, no sólo logró sobrevivir al desconocido ecosistema, sino que medró a lo largo de los siglos hasta llegar a superar actualmente la cifra de 4.000 millones de habitantes. Yurán es un planeta de clima templado y agradable, con extensas y verdes campiñas cuajadas de lagos de agua dulce que cubren el 78% de su superficie, sin apenas elevaciones de terreno destacables. Los joonidianos siempre han sido muy respetuosos con el medio ambiente, y es por esto que cualquier actividad que pueda suponer un peligro para el ecosistema está rigurosamente prohibida por la ley planetaria; incluso la mayor parte de los vehículos voladores tan comunes en otros planetas, son aquí obligatoriamente sustituidos por flotadores y otros vehículos ecológicos y silenciosos para no molestar a la fauna local.
La sociedad joonidiana es tremendamente machista; a pesar de que hace ya mil años que la presión diplomática ejercida por el gobierno federal obligó al gobierno de Yurán a reconocer, al menos sobre el papel, la igualdad jurídica de ambos sexos. En la práctica pocas cosas han cambiado desde entonces: las mujeres, enseñadas desde niñas a obedecer y servir a sus maridos, padres, hermanos, tíos y primos (en ese preciso orden), son consideradas ciudadanos de segunda. Según el Testimonio de Joon, el deber de las mujeres "decentes y discretas" es permanecer en casa ocupándose de realizar las tareas domésticas y de criar a los hijos mientras los hombres "honrados y justos" trabajan para alimentar a sus familias. Muy pocas mujeres joonidianas se atreven a cuestionar aquello que les ha sido inculcado desde niñas, y menos aun se atreven a romper con siglos de semejante tradición y represión sexual. Aquellas que lo logran suelen partir a labrarse un nuevo futuro entre las estrellas, ya que en Yurán solo les esperaría una vida de ostracismo social, si no algo peor.
La estructura política de Yurán responde al esquema clásico de las teocracias feudales, aunque con ciertas peculiaridades. A la cabeza del Estado se encuentra el Talkun, quien gobierna de manera absolutista asesorado por una curia de altos prelados denominados Olves. Bajo el Talkun se encuentran los interminables escalafones de una rígida jerarquía burocrático-religiosa de privilegiados que administra el planeta, y a la que se conoce como aristoélite. Por debajo, se encuentran los plebeyos, miembros de la clase servil.
Todos los años se celebran en Yurán las oposiciones de ingreso en la aristoélite. En estos exámenes, millones de jóvenes varones joonidianos entre 16 y 19 años compiten entre sí para entrar a formar parte de la "Venerable Iglesia de la Grandeza", el nombre oficial que recibe la Fe joonidiana. Las pruebas, tanto físicas como de inteligencia o psicológicas, son extremadamente exigentes, y solamente unos pocos miles lo consiguen cada año. Los candidatos pueden presentarse un máximo de tres años consecutivos antes de ser descartados definitivamente. Aquellos jóvenes que son seleccionados, comienzan un durísimo curso de quince meses de duración destinado a lograr su perfeccionamiento, tanto físico como intelectual. El programa de estudios incide especialmente en la calistenia, el atletismo y las matemáticas, considerada por ellos la más perfecta de todas las Ciencias, así como en los fundamentos del pensamiento joonidiano. Una vez finalizada esta primera parte de su educación, se le asigna un mósep a cada uno de los aristos. Los mósep son miembros de una clase servil a medio camino entre los aristos (miembros de la aristoélite) y los inneres (los plebeyos, humanos no-joonidianos y alienígenas pertenecientes a "razas aptas"): no pertenecen a la casta superior pero están capacitados para dirigirse a su arlén (amo) directamente y trasmitir sus deseos a los no-aristos. Una vez superada la primera fase de su educación, un comité de psicólogos y educadores decide cuál es la proyección profesional más adecuada para cada joven en particular, enfocando sus siguientes cuatro años de estudios hacia ese objetivo ya sea éste la medicina, la ingeniería civil o las tareas burocráticas.
Una vez terminado su periodo de instrucción, los inexpertos aristos son puestos bajo las órdenes de un aristo veterano que se encargará de supervisarle durante los dos primeros años de su carrera. La inmensa mayoría de las actividades económicas de Yurán consisten en explotaciones, ya sean agrarias o industriales, dirigidas por un aristo, quien a su vez puede o no tener a otros aristos subordinados a sus órdenes. Cada aristo debe completa obediencia a su inmediato superior dentro de la jerarquía, y a todos se les encomiendan tareas de manera regular. Las tareas casi siempre están relacionadas con el área de especialización del aristo y dentro de sus posibilidades reales de realización. Por ejemplo, un joven recién graduado en el Colegio de Alta Diplomacia podría recibir la orden de servir de enlace y ocuparse de las necesidades de una delegación jional enviada a negociar un acuerdo comercial, pero lógicamente no le encargarían la tarea de llevar a cabo las negociaciones propiamente dichas, ya que es algo que escaparía a su experiencia y capacidad. De tener éxito en las tareas que se le encomienden, el aristo será promovido al siguiente de los treinta rangos que integran la jerarquía eclesiástica; si fracasa, un tribunal especial evaluará los hechos y aplicará el castigo adecuado, casi siempre el ser degradado de rango personal.
Los aristos deben seguir un rígido código de conducta detallado en el Testimonio de Joon y sucesivamente expandido por los sucesivos concilios de la Venerable Iglesia de la Grandeza (que se celebran una vez cada cincuenta años), lo que incluye preceptos tan diversos como la obligación de llevar el pelo largo hasta la mitad de la espalda, la de lucir, siempre que la situación lo permita, la diadema tradicional que identifica el rango del portador dentro de la jerarquía aristoelitista, o el no recibir transfusiones de sangre de otras personas (por eso muchos aristos mantienen muestras de su propia sangre congelada), deben seguir una dieta estrictamente vegetariana y no pueden consumir alcohol excepto en ciertos días festivos del año preceptivamente determinados.
Además, todos los aristos hacen votos de celibato y castidad (según Joon, el contacto sexual "recreativo" es perjudicial para la salud del alma), aunque esto no es óbice para que no se reproduzcan. A fin de cuentas si un aristo no tuviera descendencia su excelente caudal genético se habría desperdiciado inútilmente. En la capital de Yurán, en un gran edificio con aspecto de hospital, se guardan muestras de esperma de todos los aristos, algunas conservadas desde hace siglos, a la espera de que sean utilizadas como premio para un plebeyo que se haya destacado especialmente en su trabajo, a quien se le concede el gran honor de que su mujer sea inseminada con la semilla de un aristo.
Los joonidianos, también apodados "Elitistas" en la R.F.P., siguen una filosofía de vida basada en unos escritos denominados el Testimonio de Joon. Según el autor de estos escritos, la "Grandeza", de mente, cuerpo y espíritu, es un ideal al que todos los seres racionales tienen la obligación moral de aspirar. Es por esto que todos los seres racionales deben luchar por seguir superándose todos los días de su vida en todos los aspectos de su existencia, aquellos que no lo hacen no merecen disfrutar del sagrado don que representa la vida.
Según Joon, la naturaleza ha dotado con más virtudes a unas razas que a otras, por lo que el orden natural de las cosas es que las razas con más virtudes sean superiores a las que poseen menos; de igual modo, entre los miembros de cada raza existen individuos superiores a otros, por lo que lo natural es que esos individuos lideren al resto de sus congéneres; por último, entre los humanos, el sexo masculino es superior al femenino, ya que, entre otras razones de diversa índole, es su igual intelectual y su claro superior físicamente hablando. Siguiendo este pensamiento, el deber de los seres superiores, denominados genéricamente praxes, es el de servir de paradigma y ejemplo para sus inferiores, procurando al mismo tiempo no infectarse con sus deficiencias. Para los seguidores de este dogma, ciertas razas como los humanos, jional, marbagan, tyranos, sheller y veddios han sido catalogadas como capaces de alcanzar la Grandeza; lamentablemente otras, como los aioll, eisil, gwen, ielserkaren, olieros, ukaros, verrianos y kauri no lo lograrán nunca, pues sus almas carecen de las virtudes intrínsecas necesarias, por lo que son, consecuentemente, inferiores. El resto de razas galácticas están todavía pendientes de evaluación por parte de la comisión calificadora designada por la Venerable Iglesia. Los joonidianos consideran que con las razas aptas para la Grandeza se puede tratar, salvando las distancias y mediante el uso de un mósep, de igual a igual; con aquellas no aptas conviene no tener ningún trato. Con aquellas razas pendientes de clasificación se determinará caso por caso el curso de actuación a seguir.
Según el pensamiento joonidiano, un ser superior no debe mostrar sentimiento alguno hacia las razas inferiores: ni debe odiarlas ni debe sentir lástima alguna por ellas, en vez de eso debe permitir que la naturaleza se encargue de purificarse a sí misma de esos elementos sobrantes de su perfecto orden. Un aristo jamás matará deliberadamente a otro ser vivo excepto en defensa propia, pero si el mismo aristo se encontrase con alguien a quien considere inferior herido o moribundo tampoco le prestará auxilio alguno, ya que eso sería interferir en el proceso de depuración de la naturaleza. Si vive o muere es algo que ni concierne ni preocupa al aristo.
Un aristo devoto siempre debe estar pendiente de si el hecho de relacionarse con alguien puede o no ser conveniente para la Grandeza de su propia alma. Por esto siempre están midiendo y cuestionando la valía de aquellos que les rodean, señalando sus defectos e imperfecciones. Una vez que hayan decidido que alguien no es apto para alcanzar la Grandeza, ya nunca más se relacionarán más con él si pueden evitarlo, y si se ven obligados a hacerlo lo harán siempre a través de su mósep. A veces, sin embargo, un aristo se encuentra con alguien que, pese a haber tenido la desgracia de no haber nacido joonidiano, podría, debido a su valía, incluso haber sido admitido entre los aristos. En estas (raras) ocasiones, el aristo puede, si lo juzga necesario, hacer la gran concesión del rassam (hum. yura. "ascensión") y dirigirse directamente a su interlocutor, sin intermediarios.
Es por esta peculiar manera de ver la vida que los joonidianos tienen en la RFP una pésima fama, ganada a pulso, de ser insufriblemente arrogantes y despiadados. Ellos se defienden diciendo que lo único que hacen es respetar las leyes de la naturaleza y no interferir en lo que no debe ser interferido. Es más, afirman los joonidianos, las pruebas empíricas de que tienen razón están ahí: los datos de los últimos estudios publicados por la Oficina de Coordinación Estadística de Vettera revelan que Yurán es uno de los planetas con mayor calidad de vida y menor índice de criminalidad de toda la RFP.
Se calcula que en la actualidad el número de joonidianos está situado en torno a los 4.700 millones de personas, casi todos con residencia en Yurán, en el sector Nianus, un planeta en el que los joonidianos componen el 98,2% de la población residente.
Creación de PJs joonidianos
Los PJs joonidianos pueden desempeñar cualquier profesión a excepción de las estrictamente militares, ya que no creen en la violencia organizada y se niegan a colaborar de manera directa con dichas organizaciones y sus actividades, esto no ha impedido que, cuando ha sido necesario, el gobierno de Yurán haya colaborado en el esfuerzo de guerra con gran cantidad de dinero, ingenieros y envíos de alimentos y equipo al frente verriano. Además, también hay que tener en cuenta a la hora de la creación de PJs joonidianos que las profesiones más "prestigiosas" (aquellas que engloban tareas organizativas, de dirección y de investigación científica) están reservadas a los miembros de la aristoélite. Aquellos PJs que hayan nacido en Yurán tendrán los siguientes factores planetarios: (Gravedad-Media, Radiación-Baja, Tecnología-Alta).
Aristo
Aquellos PJs que pertenezcan a la aristoélite se habrán beneficiado de una educación física sobresaliente, lo que les permite escoger, si así lo desean, esta especialización:
Especialización libre: aristo
Doctrinas [joonidiana] 5
Matemáticas 5
Correr 5
Saltar 5
Nadar 5
Mando 5
COSTE: 25 puntos.
Mósep
El cargo de mósep es ambicionado por muchos plebeyos joonidianos ya que es una posición de prestigio que permite además vivir en un relativo lujo. Muchas familias de Yurán envían anualmente a sus hijos a una de las cinco academias existentes de Mósep. Los niños que son admitidos entran en la academia a la edad de ocho años, donde son inmediatamente emasculados quirúrgicamente. Después, inician un duro curso de ocho años de duración en el cual aprenderán a servir a sus futuros arlenes en todo lo que éstos precisen, a protegerlos de todo daño y a comprender el sutil lenguaje corporal que les permitirá darse cuenta de los deseos de su arlén con tal solo mirarlo. De hecho, tan competentes son los mósep y tan estrecha la compenetración entre amo y criado que estos últimos suelen cumplir las ordenes de su arlén sin que éste tenga la necesidad de indicárselas verbalmente, siendo éste seguramente el origen del extendido rumor de que muchos de los joonidianos son poderosos telépatas. En realidad no existe mayor índice de sujetos psiónicos entre los joonidianos que entre otros pueblos humanos (de hecho es incluso menor debido a la baja radiación de Yurán), pero los asesores de imagen del Talkun le han aconsejado mantener el aura de misterio sobre el asunto por una cuestión de prestigio e imagen.
Parte sirviente y parte custodio, los mósep están dedicados en cuerpo y alma a sus amos y, de ser necesario, deben dar su vida por él; de hecho, cuando un aristo muere se espera que, a menos que sea convocado para servir como profesor en su academia, su mósep se suicidará ritualmente (mediante la ingestión de cierta poción de raíces venenosas) para luego ser cremado junto al cuerpo de su amo en la misma pira funeraria. El no obrar de este modo significa una gran vergüenza tanto para él como para su academia de procedencia, los líderes de las cuales, en ocasiones han llegado al extremo de contratar cazarrecompensas para traer de vuelta a un mósep evadido o díscolo.
La relación personal entre mósep y arlén puede ir desde el total distanciamiento hasta la amistad más estrecha (siempre salvando las distancias de clase, claro está). De hecho, no es infrecuente que amo y criado mantengan una relación cordial e incluso amistosa de puertas adentro (de puertas afuera hay que mantener las formas). Aun más, privados desde la adolescencia de todo contacto con el sexo femenino y habiendo hecho votos de castidad y celibato, no es extraño que muchos aristos entablen una relación amorosa con su mósep, relación siempre llevada en secreto. Incluso se rumorea que muchos mósep han logrado manipular a su propio arlén.
Nueva ocupación: Mósep
9 en observación
8 en protocolo
7 en conducir
6 en pelea
6 en pistola
5 en primeros auxilios
DINERO: I, pero suelen vivir con el nivel de vida de su arlén.
Coste: 35 puntos