Comandos – V-mail

Millones de soldados estuvieron alistados en todos los ejércitos de la Segunda Guerra Mundial y todos ellos tenían novias, parejas, familias que ansiaban saber de ellos y saber cómo les iban las cosas. También deseaban escribirles y contarles que tal iban las cosas por casa. Esto, que es algo natural y fundamental para la moral de las tropas, es, en realidad, un problema logístico enorme. Cómo trasladar esa cantidad y volumen de papel (y a veces algo más) desde la retaguardia al frente y desde este de vuelta. Los retrasos eran comunes y, en el caso de los Estados Unidos, una simple carta podía tardar semanas en llegar, hasta que encontraba hueco en un transporte que hiciera la ruta desde el frente a casa. Estos retrasos desesperaban un poco a la tropa porque sus familiares tardaban mucho en tener noticias.

Conscientes de este problema para la moral de las tropas, el ejército de los Estados Unidos se puso a la tarea de solucionarlo y así nació el V-mail (abreviatura de Victory mail, correo de la Victoria). En esencia, los estadounidenses copiaron un sistema que ya utilizaban los británicos para el correo aéreo, pero lo realizaron a mayor escala (y lo estandarizaron al máximo). El sistema se basaba en una máquina inventada por Kodak que permitía fotografiar las cartas con buena calidad en micropelículas (los famosos microfilmes de los espías) y luego volverlas a imprimir en papel.

Interior de una V-mail. Fuente: https://www.nationalww2museum.org/

Interior de una V-mail.

La oficina de Correos del gobierno desarrollo una carta estándar que se doblaba sobre sí misma ocultando el interior y dejando una cara disponible para el texto (incluyendo la dirección que también se ponía fuera para su clasificación). El V-mail era entregado en la unidad e iba subiendo por el escalafón hasta llegar a los centros de procesamiento. Allí, previa aprobación del censor, la microfilmaban y la guardaban, las fotografías (los microfilmes) con cientos de cartas eran enviados por avión (impensable con cartas normales) hasta un centro de recepción (había uno en Nueva York, otro en San Francisco y otro en Chicago), donde volvían a pasarse a papel fotográfico y se repartían a sus destinos. Lo que recibían los destinatarios era una especie de postal.

La máquina que pasaba a papel los microfilmes

La máquina que pasaba a papel los microfilmes.

El primer V-mail le llegó al presidente Roosevelt el 12 de junio de 1942 y este servicio postal especial estaría en servicio hasta noviembre de 1945.

Exterior de una V-mail. Fuente: https://www.nationalww2museum.org/

Exterior de una V-mail.

El espacio para escribir era muy reducido (unas 700 palabras) y, por ello, las cartas eran muy telegráficas. Además, se pedía que se escribiera con letra clara (o en mayúsculas), con tinta negra o con lápiz negro para que la microfilmación no diera problemas. Había bastantes pérdidas de calidad en el proceso. Una de las partes más lentas era abrir las cartas una a una y aplanarlas para meterlas en la máquina que las filmaba, pero una vez en ella, la Recordak (así se llamaba la máquina de Kodak) era capaz de fotografiar 40 cartas por minuto y en cada rollo de microfilme de 16mm cabían 1600 cartas. Se calculó que 37 bolsas de correo normal equivalían a una bolsa de V-mail.

Cada carta era inspeccionada una vez microfilmada por si hubiera habido algún error y luego se le añadía un código al original en función del rollo y la serie en la que se mandaba. Y todas las cartas que estaban en el mismo rollo se archivaban juntas hasta que se confirmaba la recepción en el destino (los centros de procesamiento). Se dice que el servicio de V-Mail no perdió ninguna carta mientras estuvo en servicio.

Preparando las cartas para su filmación.

Preparando las cartas para su filmación.

Las cartas V-Mail eran gratuitas para los soldados al ritmo de dos cartas por día (lo que popularizó su uso) y tuvieron un efecto secundario que no estaba previsto, redujeron mucho el uso de papel en el frente (lo que también alivió la cadena logística). No todo eran facilidades porque a pesar de las instrucciones, no todos los remitentes comprendían la importancia de hacer letras legibles para que la máquina las fotografiara bien. Y el resultado no siempre era bueno. Estas cartas eran rechazadas antes de la filmación.

Las fotos de este artículo las hemos obtenido del Museo Nacional de la Segunda Guerra Mundial de Nueva Orleans (Página Ver) donde han publicado un artículo (en inglés) con información más detallada de este tema: artículo Ver

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