Comandos – Gretel Bergmann

Margarethe (Gretel) Bergmann, hija de Max Bergmann y Paula Stern, nació el 12 de abril de 1914 en Alemania (en Laupheim); una ciudad cercana a la frontera austriaca y a los Alpes, al inicio de estos, con poco más de 8000 habitantes. Su familia llevaba en la ciudad desde 1870 y su padre era un hombre de negocios y fue un atleta olímpico. Fue él quién inspiró a la joven Gretel a aficionarse a los deportes que practicaba según sus biógrafos en cualquier momento. Desde los diez años participaba en competiciones deportivas y, según nos cuentan, participaba en deportes en deportes que, en aquella época, no consideraban muy femeninos como el fútbol o la natación con sus compañeros de colegio (donde la mayoría eran varones).

En 1930, con 16 años, se une a un club de atletismo (el Ulmer FV 1984) que en aquella época era el equivalente a federarse en un deporte y pasar a practicarlo más en serio. En 1931 marcó el record en salto de altura femenino con 1,51 metros (nota: en esa época aún no se había inventado el estilo Fosbury).

El partido nazi llegó al poder y la vida de los judíos en Alemania empezó a complicarse. En 1933 se promulgó la ley Aria que, entre otras cosas, iniciaba la exclusión de los judíos de las organizaciones del Estado. Gretel abandonó su esperanza de estudiar en un colegio de Berlín especializado en deportistas y, también se vio expulsada de su club Ulmer cuando estos aplicaron la nueva ley. El padre de Gretel, que vio que su hija no tendría ninguna oportunidad en Alemania, aprovechó un viaje de negocios a Inglaterra y apuntó a su hija en el Politécnico de Londres (quienes, por otro lado, estuvieron encantados de aceptar a una atleta de su nivel). Gretel se trasladó a Gran Bretaña y apenas unos meses después, en junio de 1934, ganó el campeonato británico de salto de altura con un salto de 1.55 metros.

Alemania preparaba las olimpiadas para 1936 y algunos países, entre ellos Estados Unidos, empezaron a hablar de boicotear los juegos por las leyes antisemitas alemanas. En respuesta a ello, las autoridades alemanas intentaron recuperar a los atletas judíos que se habían ido a otros países para poder publicitar su presencia en el equipo olímpico. Era una estrategia publicitaria para que los juegos de Berlín no fueran un fracaso, pero Gretel se vio implicada en ello. Entre lisonjeras invitaciones y veladas amenazas a lo que podría pasarle a su familia si rechazaba, Gretel decidió volver a Alemania y entrenarse para las olimpiadas. A pesar de las palabras del gobierno, los atletas «arios» tenían muchas más facilidades para entrenarse que los judíos. Para poder participar en los juegos tenías que estar en un club y Gretel sólo consiguió que la aceptaran en Stuttgart, en el Reichsbund Jüdischer Frontsoldaten, una organización nacionalista alemana para judíos.

NdA: parece un contrasentido que el RJF existiera en la Alemania nazi. Era una organización de veteranos de la Primera Guerra Mundial que defendía que Alemania era la patria de los judíos y estaba en contra, entre otras cosas, de la creación del Estado de Israel. Los nazis prohibirían el RJF en 1936 y en 1938 estaría completamente disuelto.

Gretel Bergmann saltando

Estuvo dos años entrenando duro y además aprovechó para sacarse una titulación de profesor de gimnasia en el Kiedaisch Sports School (otra institución que aún aceptaba judíos y que era de veteranos de la guerra). A diferencia de otros atletas judíos, Gretel pudo asistir a los campamentos de entrenamiento olímpicos en otoño de 1934 y en primavera de 1936. Sus relaciones con los otros atletas fueron buenas, incluso amistosas. A diferencia de otros atletas judíos cuyas condiciones de entrenamiento eran malas, lo que provocó que su rendimiento cayera y acabó alejándolos de los equipos olímpicos, Gretel siguió mejorando sus marcas y en el campeonato de Wüttenberg de 1936 alcanzó el 1,60 que se convirtió en el record alemán.

Sin embargo, todo era un engaño y las esperanzas de participar en las olimpiadas de Berlín se vieron truncadas en cuanto las autoridades alemanas se enteraron de la partida de la delegación estadounidense; segregaron a los pocos atletas olímpicos judíos que quedaban y les prohibieron participar. Gretel fue sustituida en el equipo por Dora Ratjen (que quedaría cuarta).

Dora Ratjen, del que, al parecer, nadie imaginó que podía ser un hombre

NdA: Años después se supo que Dora Ratjen era un varón realmente y todos sus registros olímpicos fueron borrados. Algunas fuentes señalan que Heinrich Ratjen (pues ese era su nombre verdadero) fue obligado a participar como mujer, pero la versión es discutible porque seguía disfrazado de mujer en 1950 cuando fue descubierto. Sospecho que en los años 50 no había sensibilidad médica ni social para este tipo de casos.

Tras las olimpiadas, Gretel Bergmann emigró a los Estados Unidos donde se reuniría con Bruno Lambert (un deportista que había conocido algunos meses antes en un campamento de entrenamiento) y con quién se casaría en 1938. Juró que nunca volvería a pisar Alemania. A pesar de emigrar, Gretel no dejó de competir y en 1937 ganó el campeonato de Estados Unidos de salto de altura, algo que también repetiría en 1938. Su carrera atlética seguiría hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial.

Tras la guerra, ella y su marido se mudarían a Nueva York donde abrirían una clínica médica, donde tendría dos hijos y dónde ha convertido el golf y los bolos en sus deportes favoritos.

Estadio de Gretel Bergmann en Laupheim - imagen de Wlald Burger8, CC BY-SA 3.0

La historia de Gretel Bergmann y la injusticia cometida con ella en las Olimpiadas de Berlín (donde probablemente habría ganado alguna medalla: Ibolya Csak, húngara, ganó la medalla de oro con un salto de 1,60) fueron desconocidas durante bastantes años, pero en 1980 el instituto Wingate de Israel la incluyó en la lista de judíos famosos (Hall of Fame) y su historia pasó a ser más conocida. Recibió otros premios y reconocimientos y se escribieron libros (por ejemplo, Hitler’s Pawn) y se hicieron películas (Berlin 36) sobre su vida. El estadio municipal de su ciudad lleva su nombre desde 1999, cuando visitó Alemania por primera vez desde su partida (rompiendo su juramento) para recibir el premio «Goerg von Opel».

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