Al parecer, los malditos ranger han ocupado el oasis de El Guettar sin casi oposición, pero no han sido capaces de capturar a los italianos que lo defendían y estos han tomado posiciones en las alturas que rodean el oasis. El intento de echarlos y abrir el paso hacia los terrenos tunecinos tras ellos provoca la intervención de la 10ª división panzer alemana. Los de la 1ª ranger apenas oponen resistencia y los blindados del Eje les pasan por encima. Se dirigen hacia Gafsa, la posición ocupada por la 1ª división de infantería y por nuestros protagonistas. Quiere el azar, o la maldición de la Sangrienta Siete, que estén en una de las posiciones más avanzadas en dirección a El Guettar. Hasta allí llegan las órdenes del general Terry de la Mesa Allen (su general) de quién las malas lenguas cuarteleras dicen que se ha asustado mucho al ver dos carros de combate desde la ventana de su alojamiento en la ciudad. La orden es sencilla: avanzad, avanzad, empujad a los alemanes hasta el mar.
No parece una orden sencilla de cumplir para la infantería y la Sangrienta Siete hace acopio de lanzagranadas, granadas y cualquier cosa que explote y pueda derribar un tanque. Dicen que Peters lleva varias granada termita en la mochila y un par de minas antitanque por lo que pueda pasar.
El ataque de la primera división viene precedido de un fuerte bombardeo desde su retaguardia. Moore comenta:
– No sé si nos están haciendo un favor. Ahora saben que vamos a atacarles y siempre existe la posibilidad de que uno de esos malnacidos de la artillería equivoque los cálculos.
Tras el bombardeo artillero, la 1ª división se lanza al ataque en una inferioridad de equipo y armamento, pero el objetivo no es destruir a los alemanes, sino retrasarles lo suficiente hasta que lleguen los refuerzos. La Sangrienta Siete consigue destruir uno de los tanques y acabar con la tripulación cuando estos intentaban escapar del carro en llamas. Sin embargo, su acción no pasa desapercibida y otro carro, compañero del anterior, enfila su trayectoria contra ellos. En campo abierto, sin cobertura, Peters apunta el que parece un pequeño Bazooka contra el enemigo. 500 metros, respira; 400 metros, sigue respirando; 300 metros, las ametralladoras del carro están a punto de abrir fuego, sus compañeros buscan cobertura; 250 metros, el carro se detiene, ¡va a disparar…!