Por: A.D.E.G.
Los dos soles parecían brillar hoy con más intensidad como si supieran que Vodrix del clan de Cuerdalarga iba a salir a cazar la señal. Andaba encorvado con esos rítmicos pasos de lo hiogomos balanceando sus brazos dos a dos. Hizo un alto para estirarse, otear el horizonte y refrescar su garganta con la vejiga curtida de un animal rellena de agua. Puso los tres dedos sobre sus ojos inferiores intentando adivinar cuánto le quedaba, pero al igual que las veces anteriores, no pudo ver su destino.
Callín, la hembra que había llevado la noticia al clan había sido muy precisa con los detalles, con la dirección y la posible distancia, pero allí, bajo el sol, empezaba a dudar de sus palabras. Había descrito la señal como un rayo de luz que hubiera descendido para marcharse después Y Cuerdalarga, cuando lo hubo escuchado, recordó la historia que le contara su padre de algo ocurrido cien estaciones atrás. Un rayo de sol había descendido y cuando los clanes fueron a investigar descubrieron a un ser metálico que aseguraba venir en nombre de los señores que viajan por las estrellas para gobernar la tierra de los dos soles. Algunos clanes se unieron a él y otros cometieron el error de ignorarle y no respetar su autoridad. Fabricó armas prohibidas para sus aliados que lanzaban muerte a distancias y la guerra fue cruenta durante muchos ciclos, incluso después de la desaparición del ser de dos brazos y un ojo que brillaba bajo los soles y andaba sin mover los pies. Sigue leyendo