Número: 166. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Un guionista en ciernes, de la pila de guionistas que teclean furiosos para poder inmortalizar su nombre y salir del anonimato, ha pedido una cita en la agencia. Quiere denunciar un robo.
Lleva unos meses escribiendo el corpus de un guión para una serie que dice que lo petará. Está en conversaciones con una productora nacional de las potentes. Y es más que probable que sus ideas se plasmen en imágenes muy pronto. Y que tenga recorrido internacional. Y que sea la ostia, vamos.
Y ese guión ha desaparecido. De su ordenador y de la nube, en todos los servicios donde tenía copia. Se lo han robado. Alguien pretende apropiarse de sus ideas, no dejar pruebas de que él es el autor y luego forrarse con su desarrollo. Es por ello que les trae su portátil para que procedan a rastrear el crimen.
Tiene una "pequeña" lista de sospechosos, básicamente gente de su gremio, y, como él no tiene madera de CSI, necesita de los servicios de la agencia para descubrir al felón de turno.
Un primer análisis con herramientas forenses informáticas, especialidad de Andrés, no encuentra rastro alguno del documento, ni tan siquiera de su existencia anterior. La lista de personas de interés suministrada por Luis tampoco permite focalizar la investigación en nadie en concreto. Llegan a dudar de la historia de Luis.
Pasan los días y se hace necesario un cambio de enfoque. Salir del ámbito de trabajo de los guionistas. Y, quizás, fijarse en la familia y allegados. Aunque no parece que esta lista sea muy extensa. Más bien escasa, por no decir inexistente. Estirando las pesquisas se encuentran que hace unos cuantos meses Luis dejó una relación de años con una divorciada.
Y esta mujer, de su anterior relación, tiene un hijo. Un hijo que está acabando un grado superior de un ciclo formativo de informática…
[_fundido a blanco_]
De vuelta en casa tras un día ajetreado para su cuerpo, Clara encuentra en el buzón un sobre sin remitente dirigido a ella. Una vez dentro del hogar, aposentando su cansancio en el sofá, lo abre. Y se queda helada.
Dentro solo hay un recorte de periódico, de la esquela de su hermano Pedro. Las manos le tiemblan y casi no atina a darle la vuelta y ver en el dorso un código QR que está impreso en un trozo de papel y pegado encima del recorte. Necesita unos minutos para reaccionar y coger su móvil para "leerlo".
El código le lleva a una web donde, desde el mismo momento de acceder, un video empieza a reproducirse. En principio solo se distingue una pared blanca de fondo y una luz frontal, mientras se oye unos pasos. Un hombre entra en el plano y se sienta enfrente del objetivo. Su cara le da otro vuelco al. Es Luis Lozano, el ex profesor universitario, asesino de los símbolos asta mandala y secuestrador de Clara.
"¿Confías en todos los que te rodean, Clara?", le dice a la cámara, "¿Realmente?". Se acaba el video y se reinicia su visionado.