Número: 85. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Pangea es un mundo duro y salvaje y los momentos de regocijo no suelen ser muchos. Los nacimientos, las uniones en pareja o alguna caza especialmente abundante pueden ser motivo para una celebración de todo el grakin. Sin embargo, hay dos fiestas marcadas en el calendario de los grakines, sobre todo en los mendwan: la del final del invierno y la del final del verano.
En esta fiesta, las Tribus Libres celebran el final de los días fríos y escasos de comida. Es un saludo a la primavera que comienza con la esperanza de que los días buenos estén por venir. Se suelen realizar sacrificios a la Taga agradeciéndole que haya cuidado de todo el grakin durante los días oscuros.
Es una fiesta diurna y las principales actividades tienen lugar al mediodía. Hay concursos de lucha, de arreglos ornamentales con las primeras flores de los campos y, sobre todo, hay grandes banquetes con los restos que han sobrado del invierno. Las despensas quedan vacías tras la festividad del final del invierno, pero a los grakines no les importa porque la caza volverá a ser abundante en los días venideros.
Los chamanes dicen que esta es una fiesta de la fertilidad, una fiesta de la feminidad y los niños nacidos durante la fiesta están destinados a grandes gestas en el futuro. Si además el niño tiene el pelo de color rubio, es bastante probable que se convierta en el nuevo aprendiz del chamán. El color rubio en la fiesta del final del invierno representa la bendición del sol sobre el recién nacido.
A diferencia de la anterior, la fiesta del final del verano es más intima y particular de cada uno de los habitantes del grakin. Cada uno pasa el día en el interior de su hogar, choza o cueva compartiendo las horas del corto día con su familia. Se hace un ayuno, que simboliza la escasez que ha de llegar y sólo se come al medio día frutos secos y una especie de pan ácimo elaborado con los últimos cereales de los pastos cercanos.
Al caer la noche, se hace un gran fuego en el centro del campamento donde se asan los animales que se hayan cazado en los días previos a la fiesta y se comparten entre todos. Una señal de que en los próximos días, sólo la unión de los habitantes del grakin permitirá alejar la oscuridad del Wukran que se cierne sobre ellos. Es una noche para las canciones y los relatos de los chamanes en alumbrados solo por las hogueras de los campamentos.
Los mendwan dicen que esta es una fiesta de la dureza, de la resistencia, una fiesta de la masculinidad y se dice que los niños nacidos este día están destinados a convertirse en grandes guerreros e, incluso, jefes del grakin.