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Segunda Guerra Musical: Estados Unidos
Popular
Los Estados Unidos no fueron ninguna excepción a la hora de usar la música popular como propaganda para la guerra; de hecho, fueron hasta ejemplares en ello.
Aunque podríamos haberla incluido como música militar en el anterior artículo dedicado a los USA, en 1943 y bajo la supervisión de la división de Servicios especiales se creó el sello discográfico V-Disc (V de Victoria) para proporcionar discos de música popular al personal militar estadounidense.
Algo que ayudó a potenciar la presencia de importantes artistas a favor de los esfuerzos de guerra fue la huelga de la Federación Estadounidense de Músicos, que duró desde agosto de 1942 a noviembre de 1944. Durante la huelga se prohibía a los artistas federados realizar grabaciones comerciales para productoras pero sí les permitía trabajar sin ánimo de lucro para la discográfica patriótica. Esto llevó a que un buen número de músicos famosos, provenientes de diversas discográficas, colaboraran juntos en el mismo sello. A este acuerdo se prestaron enseguida las discográficas pequeñas como DECCA o Capitol. Las grandes como Columbia, RBA o Víctor se resistieron.
Blue Skies (Tommy Dorsey y Frank Sinatra)
Moonlight Serenade (Glenn Miller y Tex Beneke)
Una de las series publicadas para el sello V-Disc era la Jubilee, presentada por el comediante Ernie "Bubbles" Whitman. Esta estaba destinada específicamente a militares de raza negra, por lo que el swing bebop se hacía notar en ellas.
Las emisiones de radio para el ejército también eran una salida para la música popular. Además, los aparatos de radio eran por fin omnipresentes en los hogares americanos de clase media al iniciarse la guerra. Los principales programas eran musicales y de entretenimiento, sobre todo las comedias y dramas. En las producciones patrocinadas por el Servicio de Radio de las Fuerzas Armadas llegaron a actuar gratuitamente para las tropas personajes de la talla de Bob Hope, Frank Sinatra, Vincent Price, Ginger Rogers, Gary Cooper, Bette Davis, Judy Garland o Bing Crosby.
A Lovely Way to Spend an Evening
En el programa de música GI Jive también participaban algunas celebridades civiles o militares pinchando discos para animar a las tropas.
Una de los pinchadiscos más carismáticos y populares entre los soldados fue una mujer que se hacía llamar GI Jill, pseudónimo de la locutora y guionista Martha Wilkerson, cuyo verdadero nombre no se desveló durante las emisiones de GI Jive.
Además de la ausencia de temática protesta en las canciones, esta guerra también tuvo la novedad de afectar a todos los géneros musicales. Las polcas, las baladas country o las canciones paródicas se adaptaron a la temática de la guerra, riéndose de los líderes enemigos o animando a contribuir económicamente.
Uno de los artistas más representativos en este sentido fue Gene Autry, uno de los creadores del arquetipo del vaquero cantante. Músico y actor, se dedicó con empeño a la propaganda de guerra.
Aunque los personajes jugadores le podrán conocer por sus canciones más tradicionales.
Aún menos sutil era el apoyo a la guerra del músico de origen ruso Irving Berlin, que animaba directamente en sus composiciones a comprar bonos de guerra, pagar impuestos o donar a la Cruz Roja Americana.
Otro entusiasta sería Glenn Miller, que ya era tremendamente popular como director de big-band al entrar los Estados Unidos en la guerra, popularizando temas que sonarán a personajes y mesa de juego.
Chattanooga Choo Choo Chattanooga Choo Choo
Glenn se alistaría en 1942 en el ejército, con la intención de ayudar a modernizar las bandas militares. No sorprende encontrar en su repertorio de esa época títulos como "When Johnny Comes Marching Home" o "Shhh… It's a Military Secret".
When Jonnhy Comes Marching Home
Esta tendencia a centrarse en temáticas militares, cantar para el ejército o apoyar de una forma u otra los esfuerzos de guerra no tuvo por qué afectar de inmediato a los artistas más ajenos a ello, pero a muchos sí a futuro. Por ejemplo, los temas "apolíticos" de los Ink Spots, un grupo muy popular desde los años 30 y durante la guerra, hoy día han sido casi olvidados.
Con independencia de su fama, los artistas afroamericanos más famosos no pudieron escapar del racismo aún inserto en la sociedad. Estrellas surgidas del famoso Cotton Club de Harlem como Lena Horne, Duke Ellington, Ethel Waters o Ella Fitzgerald, o el mismo genio de Nueva Orleans, Louis Armstrong, debieron encarar en mayor o menor medida este obstáculo.
Las prácticas racistas en el ejército llevaron a algunos de estos artistas a distanciarse de las actuaciones oficiales del ejército. Otros, como Lena Horne, decidieron actuar únicamente para las tropas afroamericanas segregadas.
En cualquier caso, actuar para el ejército,incluso durante la huelga, en general no traía consecuencias negativas para la fama. Lo hizo Ella Fitzgerald, cuya voz forma parte de la banda sonora de cualquier personaje de la década de los cuarenta, una superestrella de entonces. Alcanzó la fama muy joven y muy rápidamente, habiendo vendido un millón de copias de uno de sus discos en 1938. En el pico de su carrera y con la guerra en marcha, Ella daba conciertos por todo el país, acompañada de los ya mencionados Ink Spots, pero sacaba tiempo para dar pequeñas y grandes actuaciones para los soldados.
Ella Fitzgerald with de Ink Spots Compilation
Finalmente, no debemos cerrar esta sección sin mencionar a Billie Holiday. Aunque su fama comenzó a declinar a la entrada de los USA en la guerra, debido al abuso de las drogas y su complicada vida sentimental, para 1940 su reputación como cantante estaba consolidada, grabando discos hasta un año antes de su muerte, en 1959. Cantante, compositora, con una voz particular, un gran sentido del ritmo y enorme calidad emocional, se merece el puesto que la mitología del jazz le ha dado.