Llego hasta aquí
Cinco días en Lisboa
El U-325 ha sufrido una avería en los motores y se encuentra a la deriva en alta mar frente a las aguas de Lisboa. Ha comunicado su situación al mando naval y este ha informado a la embajada alemana en la capital portuguesa. Remolcar el submarino a un puerto cercano queda descartado porque sería retenido por las autoridades del país neutral y remolcarlo hasta Galicia o Francia es complicado sin alertar a la Royal Navy británica que patrulla las aguas. El submarino está a la deriva y en unos días, cinco, se acercará peligrosamente a las rutas británicas hacia Gibraltar.
La embajada contacta con los personajes, que bien pudieran ser agentes o simples ciudadanos alemanes que viven en el país, para que organicen una misión de rescate. Hay que fletar un barco, cargarlo con las herramientas y recambios necesarios (que habrá que conseguir) y navegar y localizar al submarino en alta mar. Y todo ello sin alertar a las autoridades portuguesas ni a los miles de agentes británicos que, seguramente, vigilan a cualquiera que entre o salga de la embajada alemana.