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Segunda Guerra Musical: Italia
La música italiana inmediatamente anterior a la II Guerra Mundial estaba marcada por dos fenómenos. El primero fue el Risorgimiento cultural posterior a la Primera Guerra Mundial, un entusiasmo por reivindicarse en los duros tiempos de la postguerra que se trasladaría al campo cultural popular. El segundo, un proceso unificador. En la Italia previa a la anterior guerra mundial el italiano no era hablado por toda la población y la expansión de las canciones patrióticas y de guerra, pero también de protesta y dolor, ayudaron a ese proceso unificador, reforzado después con la llegada al poder del fascismo, que cercenó las expresiones culturales no oficiales, haciendo un uso sistemático y a gran escala de la propaganda y el control de la prensa.
Clásica
El Romanticismo decimonónico europeo sobrevivió en Italia al cambio de siglo y las obras operísticas de Verdi y Puccini siguieron siendo importantes en la Italia de entreguerras.
La ópera había sido un elemento esencial del nacionalismo Italiano en el siglo anterior pero durante el régimen fascista pasó a tener mucha menos relevancia, convirtiéndose en un pasatiempo más cercano a las élites, menos popular.
Además, la música culta en general sufrió con la presión del fascismo. El mejor de los directores de orquesta de entonces y quizás de todo el siglo XX, Toscanini, se oponía radicalmente al régimen fascista y ya se había largado a Estados Unidos en 1929. Sin embargo, quedaron otros artistas de calidad como el director Victor de Sabata y el cantante Beniamino Gigli, ambos fascistas. Además, la ópera sí tuvo cierto empuje en los esfuerzos de Mussolini por glorificar la Roma antigua, reflejados en obras como Nerón (1935), Julio César (1936), Lucrecia (1937) y Gli Orazi (1941).
A pesar de estos coletazos finales del Romanticismo, era inevitable que los compositores italianos se vieran influidos por el shock cultural de la Primera Guerra Mundial, los avances científicos, etc. Pero también por la influencia de la música pesada y, con el tiempo, minimalista de los alemanes. Representantes de este arte más "difícil" en Italia fueron artistas como Luigi Dallapiccola, quien empezó a despuntar justo antes de la guerra y acabó perseguido políticamente por estar casado con una mujer de religión judía. Aunque sus obras que mejor representan los años de la persecución y la guerra se popularizarían más tarde, nacieron durante esos años y merece la pena ponerlas aquí.
- Luigi Dallapiccola: Canti di Prigionia (1938/1941) Luigi Dallapiccola: Il Prigioniero (1944/1948)
Los judíos no habían sufrido persecución en Italia con la llegada de Mussolini, en cuyo corpus ideológico no estaba el señalarlos a ellos como enemigo, sino a la izquierda política. Por ejemplo, el compositor judío Alberto Franchetti gozó de bastante reconocimiento, fue interpretado por Enrico Caruso y su estilo se podría calificar de wagneriano, siendo su obra más popular Germania.
Sin embargo, cuando Italia se vio en la necesidad de acercarse a Alemania, comenzó a publicar leyes raciales que negaban los matrimonios con judíos, así como el ejercicio de ciertas profesiones, entre ellas la enseñanza.
Himnos
Es evidente que en un régimen autoritario y nacionalista como el de Mussolini tendríamos que hablar de la omnipresencia la presencia de himnos nacionales. Como en el caso de Alemania, acabaría habiendo un himno oficial y otro no oficial.
La Marcia Reale d'Ordinanza o Fanfara Reale fue el himno oficial del Reino de Italia (no olvidemos que Mussolini era Primer Ministro totalitario pero había un rey débil como cabeza del Estado) desde la creación de este con la unificación de los territorios de la península en 1861.
Sin embargo, el tema "Giovinezza", que era el himno oficial del Partido Nacional Fascista, del propio gobierno fascista y del ejército, acabó convirtiéndose en el himno no oficial del Reino de Italia desde 1924 hasta 1943. Cuando en septiembre de este último año Alemania ocupase Italia y se crease el estado títere de la República Social Italiana, este sería su himno oficial hasta la expulsión de los alemanes y la caída definitiva de Mussolini la primavera de 1945.
Popular
El final de la Primera Guerra Mundial en Italia supuso el Resurgimiento también de la canción italiana en muchas formas. Himnos y canciones se escuchaban en tabernas, cafés, teatros, reuniones de veteranos y barracones militares, para ser después interpretadas por bandas, sociedades filarmónicas, coros y cabarets.
Algunas de estas canciones eran reediciones de temas antiguos con contenido meramente humorístico, destinado a relajar el ambiente de posguerra. Otras eran temas patrióticos o baladas de amor. Aquí, el arte napolitano destacó como pocos.
A pesar del desprecio fascista a las artes extranjeras, hubo una que logró deslizarse entre los dedos del régimen, el jazz, traído por músicos italianos que habían viajado al extranjero. Las primeras orquestas sonaron en Italia a principios de los años veinte de la mano de Arturo Agazzi y a pesar de las políticas fascistas, o quizás gracias a que querían diferenciarse de los alemanes, el jazz gozó de popularidad en Italia durante los años 30.
Las letras tendían a ser ligeras, desde el amor romántico y familiar hasta lo surrealista, con canciones dedicadas a gatos muertos o pingüinos. Pero también incluían contenido racista, militarista o nacionalista; quizás eso ayudó también a mantener su popularidad durante el gobierno de Mussolini.
La popularidad del Trío Lescano terminó en 1942 debido al origen judío de las tres hermanas, que fueron censuradas primero y arrestadas después, acusadas de introducir mensajes en clave para la resistencia en sus canciones.
Imagen reproducida en el semanario Excelsio n° 17. Autor desconocido (1938). "Trio Lescano nel 1938". Publicada bajo Dominio Público.
No fue el caso de Alberto Rabagliati, que siguió cantando incluso cuando las influencias extranjeras empezaron a ser mal vistas en Italia. Tras actuar con bandas como los Lecuona Cuban Boys, en 1941 empezó a cantar en su propio programa de radio, Canta Rabagliati.
Militar
En este caso debemos distinguir las canciones militares del propio ejército italiano, de las de los partisanos de la resistencia interna italiana.
En el primer caso eran populares por ejemplo las canciones que las unidades de Alpini cantaban en la Primera Guerra Mundial y que al finalizar esta formaron coros en sus localidades de origen.
Los fascistas, especialmente orgullosos de la guerra italo-etiope, popularizaron la canción "Facetta nera" ("Carita negra") para camuflar lo que fue una guerra de conquista como una lucha para abolir la esclavitud en Etiopía. Tan popular que tuvo versiones en la Alemania nazi y la España franquista.
Esta canción de amor a una mujer de raza negra dejó de ser tan popular cuando se promulgaron las leyes racistas que prohibían los matrimonios de personas italianas con personas de etnias "no arias".
De entre todas las canciones de los partisanos que luchaban por liberar Italia, ninguna es tan popular con Bella ciao, en realidad una versión de un canto popular de cosecha que después de la guerra se convertiría en un himno internacional antifascista.
Sabemos que reciclar temas era un remedio rápido para crear canciones patrióticas en época de guerra. Así, otra de las más populares de los partisanos fue Fischia il vento, que usó como base la Katiusha rusa.