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Operación Collar
Tras la derrota británica en Francia y la operación de rescate de las tropas expedicionarias en Dunkerque, el mando británico (y muy especialmente Churchill) se plantearon cómo llevar la guerra de nuevo al continente europeo. La solución de este planteamiento fueron las unidades de "commandos" británicos y aunque para 1940 aún estaban recién formadas y sin experiencia, el mando autorizó que realizaran su primera misión, llamada Collar.
La invasión alemana de Francia había dejado a la inteligencia militar británica ciega. Todos sus preparativos planteaban una guerra en la frontera o, como mucho, algunos kilómetros por detrás de ella (a semejanza de la guerra anterior). La caída de su Aliado les había dejado sin información actualizada de las zonas vitales: la costa, desde Noruega a España. La operación Collar se diseñó con el objetivo de obtener información. Era más una misión de reconocimiento que de combate.
La misión fue encomendada la Compañía Independiente nº 11 bajo el mando del Mayor Ronnie Tod y con unos 120 hombres. Su misión era recabar información de cuatro localizaciones de la zona del paso de Calais y capturar prisioneros y llevarlos a Gran Bretaña para su posterior interrogatorio. No era una necesidad imperiosa, pero Churchill, ya como primer ministro del gobierno, apremiaba para que se realizara cualquier operación; necesitaba algún éxito que ofrecer.
El plan preveía que la fuerza se dividiera en cuatro grupos (de unos 30 hombres) y se dirigieran a las playas de Neufchâtel-Hardelot, Stella Plage, Berck y Le Touque. Se calculaba que iban a estar sobre el terreno uno 80 minutos, luego volverían a las barcas y a Gran Bretaña. En el grupos de Stella Plage, además del mayor Tod, jefe de la operación, viajó como observador el teniente coronel Dudley Clarke, a quién se atribuye la idea de la creación de los comandos.
Los comandos partieron de Escocia, donde entrenaban, a Southhampton, de donde partirían. Tras una serie de ejercicios con las fuerzas locales, descubrieron que los botes que les había facilitado la Armada no eran muy marineros; no estaban pensados para cruzar el mar abierto, solo para desembarcos. Fue la RAF la que finalmente aportó el material naval necesario (unas barcas de rescate naval) que tenían la proa bastante alta (lo que facilitaba la navegación, pero dificultaba los desembarcos). Además, los botes carecían de cualquier sistema de navegación y eso también dificultó la operación.
La operación no transcurrió bien. A las dificultades navales, se sumó que la RAF no había sido informada de la operación y un avión de reconocimiento realizó varias pasadas para ver qué eran esos botes en mitad del Canal. Por fortuna, la maniobra no fue vista por ninguna patrullera alemana que, sin duda, también se habría acercado a defender el supuesto objetivo del avión británico. La operación fue acumulando retrasos e incluso una de las embarcaciones estuvo a punto de entrar en el puerto de Boulogne por error. La activación de un reflector les alertó y les permitió recuperar el rumbo.
La embarcación que se dirigió a Neufchâtel-Hardelot desembarcó sin oposición y se adentró unos 700 metros en tierras francesas. No encontró ningún soldado alemán y regresó al barco sin usar sus armas. El grupo que desembarcó en Stella Plage se topó con una patrulla alemana con la que intercambiaron disparos (uno de ellos hirió al teniente coronel Dudley Clarke) y después se retiraron. El grupo de Berck descubrió un hidroavión anclado en el puerto, pero la defensa de las instalaciones era demasiado fuerte para realizar un ataque con éxito. Desistieron y volvieron a la embarcación. Y los que más acción vieron fue el grupo de Le Touque que tenían la misión de asaltar el hotel Merlimont Plage donde, según la inteligencia, había barracones alemanes. Las fuentes difieren en este punto: según unas el hotel estaba rodeado de alambre de espino, mataron a los dos centinelas y se retiraron a la playa; otras fuentes más modernas aseguran que el hotel estaba vacío y que sin objetivos claros, decidieron volver a la playa donde les descubrió una pareja de patrulla y los mataron (al parecer a cuchillo). En cualquier caso, en la playa no estaba el barco (se había retirado por seguridad) y mientras esperaban fueron descubiertos por una segunda patrulla. Los comandos alcanzaron el barco nadando, aunque para ello tuvieron que deshacerse de sus armas y parte del equipo. Las cuatro embarcaciones regresaron a Gran Bretaña sin ninguna baja (con un herido leve) y les recibieron con vítores en el puerto.
La operación Collar apenas tuvo incidencia en el transcurso de la guerra y no obtuvo grandes resultados. Sin embargo, tuvo dos consecuencias: la primera es que los británicos comprobaron que se podía hacer, lo que, apenas un mes después de Dunkerque, era un éxito que abrió la puerta a otras operaciones; la segunda es que la propaganda alemana aprovechó el incidente para vender la imagen de los soldados británicos como degolladores que combaten sin respetar la Convención de Ginebra.