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viernes, 29 de marzo de 2024


 

Españoles en Karaganda

Si bien es lógico colocar el inicio de la Segunda Guerra Mundial en la agresión alemana a Polonia en septiembre de 1939, varios frentes que se podrían considerar prolegómenos de la conflagración mundial se habían abierto antes. Un ejemplo sería la segunda guerra Chino-Japonesa del 37 pero otro, que reprodujo además los posteriores bloques que se conformarían, fue la guerra civil española. A raíz de la emigración que provocó esta y de la posterior simpatía del régimen franquista español con el nazista alemán, hubo una serie de ciudadanos españoles que acabarían pasando por diversos motivos por el sistema de campos de trabajo soviéticos. Este artículo proporciona información sobre dichos campos y específicamente sobre los situados en la zona de Karaganda, donde estaban algunos por los que los prisioneros españoles pasaron.

El sistema penal soviético

En la Unión Soviética, en teoría, el acusado de un delito era primero investigado, quizás retenido en una prisión común durante ese proceso y, si no se le liberaba por falta de pruebas, pasaba a juicio y de ser encontrado culpable se le condenaba a alguna de las posibilidades contempladas en el sistema penal soviético que, a partir de 1930 podían ser el pago de una multa, la reclusión en una prisión, un campo de trabajo o una zona abierta especial, o la ejecución, según el tipo y gravedad del delito. La pena máxima hasta 1937 eran los 10 años de prisión y, aunque se elevaron posteriormente, eran raras las condenas que llegasen a los 20 años.

Los famosos campos de trabajo recibían el nombre genérico de "gulag", acrónimo de "Glavnoie Upravlenie ispravitel'no trudovij LAGerei", que se traduce como "Central Administrativa de los Campos de Trabajo Correccionales". Estaban destinados a aquellos que hubieran cometido ciertos delitos (homicidio, robo, violación, delitos económicos, actividades contrarrevolucionarias, etc.). También a delincuentes de otro tipo que hubieran sido sentenciados a más de 3 años de condena o a personas condenadas a ejecución a las que se conmutaba la pena por el encierro en los campos. Por supuesto, durante la II Guerra Mundial, los campos de trabajo serían el destino de prisioneros de guerra, tanto alemanes como de sus aliados.

Los campos de trabajo no eran siempre lugares de reclusión definitiva, sino un grado dentro del sistema penal, de tal manera que pasado un tiempo en ellos un prisionero podía llegar a ser trasladado a una colonia penal o a una zona especial abierta. Las primeras eran más pequeñas que los campos de trabajo y con un régimen penitenciario menos duro. Las zonas especiales abiertas eran, por lo general, áreas de residencia agrícola para los desterrados, o culpables de delitos menores o políticos.

Los gulag

Es complicado hacerse una idea fidedigna de los números concretos de personas encerradas en gulags y/o fallecidas en ellos debido a los problemas que encontramos con las fuentes. Tanto los testimonios personales de prisioneros como los documentos oficiales desclasificados con la caída de la URSS ofrecen distintos grados de credibilidad, por no hablar de cifras muy distintas.

En la Unión Soviética a finales de los años 30 existían 53 campos y 425 colonias de trabajo. En esas fechas la URSS tendría unos 160 millones de habitantes, de los que habría unos 2 millones de presos (y los gulag eran el principal medio de encarcelamiento). La cifra de encarcelados alcanzaría su punto álgido a principios de los 50 con 2,5 millones de presos; por entonces la población soviética era de unos 180 millones de habitantes.

Mapa Gulag

Entre 1929 y 1953 habrían pasado por los gulag unos 20 millones de personas en total, de las que fallecerían un porcentaje que variaría según las épocas, desde un 5,2% de los reclusos en 1934 al 0,3% en 1953, aunque cabe pensar que estas cifras pudieran haber llegado a ser más altas en la época más cruda de la guerra. En total fallecieron en los gulags aproximadamente un millón a un millón y medio de presos, sobre todo en la segunda mitad de los años 30. Las principales causas de estas muertes fueron las enfermedades y la falta de medicamentos, causas que se paliarían notablemente con el uso de antibióticos tras la II Guerra Mundial.

De nuevo la veracidad de las fuentes nos supone un problema a la hora de describir el día a día de los campos de trabajo, pero sabemos que los presos debían dedicar una parte del tiempo a trabajar, bajo la máxima de no ser un peso para la sociedad y el lema de Lenin "quien no trabaja, no come". En teoría, por este trabajo recibirían el mismo sueldo que los demás trabajadores de la URSS y por la misma jornada de trabajo (7 horas) con un día de descanso; según otras fuentes, sería mano de obra gratuita o barata. La costumbre de usar la mano de obra forzosa y gratuita de presos se daba también en Estados Unidos, donde la 13ª enmienda de su Constitución lo permite, convirtiendo a los condenados en una industria y fuente de importantes recursos económicos. En el caso de la URSS, existe la hipótesis de que los gulag fuesen utilizados para impulsar sectores industriales en zonas de colonización planificada o emigración forzosa.

Trabajo en el Gulag

El grado de dureza de los campos también estaría relacionado con el tipo de trabajo que se realizase y por la climatología. Por tanto, la situación geográfica de los gulag influía mucho. Así, los campos situados en la zona más Europea (por ejemplo Ucrania) eran los menos duros, mientras que los cercanos al Ártico eran lógicamente los peores. Y también había campos "intermedios", como los de la zona de Karaganda a la que nos referimos más abajo. En cualquier caso, las condiciones de trabajo, cuando se tratase de labores físicas duras, serían una probable fuente de accidentes e infecciones, en especial durante los inviernos, en los que el transporte de materiales de minería, por ejemplo, o el manejo de herramientas heladas conllevaría importantes riesgos. Por contra, los campos de carácter agrícola no solo tenían condiciones laborales menos peligrosas, sino mejor provisión de alimentos.

En cuanto a los horarios de trabajo en los campos soviéticos, habrían fluctuado para aumentar considerablemente durante la guerra contra los nazis, para volver a reducirse a finales de los años 40. También habría horarios de descanso en los que los prisioneros en los campos c on mejores condiciones podrían llegar a asistir a misa, organizar actividades culturales o hacer deporte.

Respecto de la comida, el pan sería el alimento base, racionado, que se completaría con sopa de verduras, arenques… Más aquellas otras cosas que los presos pudieran conseguir, recolectando raíces o cazando pequeños animales.

En los campos, especialmente en los mixtos, no serían infrecuentes las relaciones entre internos y llegaron a nacer bastantes niños en ellos. Por ejemplo, varios de los soldados republicanos españoles que acabarían en Karaganda llegaron a tener hijos con mujeres de origen austriaco.

Españoles en Karaganda

La zona kazaja central de Qaraghandy, más comúnmente conocida por su nombre ruso, Karaganda, deriva su nombre de los arbustos "caragana", abundantes en la zona. En esta zona se asentaba una creciente industria, particularmente de extracción de carbón. En 1931 el órgano de seguridad del Estado soviético (OGPU) estableció allí el gulag de Karlag, uno de los más grandes y duraderos de la URSS.

Karlag

Con el inicio de la "Gran Guerra Patria" en junio de 1941, el sucesor del OGPU, el Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos ordenó abrir nuevos campos de trabajo o reformar algunos ya existentes. Así, en la región de Karaganda, además del Karlag funcionaron otros campos como el Spassk 99, destinado a prisioneros de guerra e internados civiles extranjeros, por el que pasaron 66.000 prisioneros de guerra de 40 nacionalidades. También se abrieron en la región otros como el lager de Baljash 37, y los Dzhezkazgan 39 y 502, aunque, técnicamente, estos campos no pertenecían al sistema Gulag, sino a la Dirección General de Prisioneros de Guerra e Internados.

Especialmente interesante es constatar que en ellos no solo hubo presos españoles, sino que estos procedían tanto del bando republicano como del fascista. ¿Cómo se pudo dar esta situación?

Con respecto a los españoles republicanos, sobre todo habían quedado atrapados en la URSS, evacuados de la guerra y como consecuencia de la victoria del bando golpista en la Guerra Civil. Por un lado estaban los casi 3000 "niños de la guerra", evacuados junto con profesores y familiares. A estos sumamos marinos en comisión de servicio para el Gobierno de la República a los que sorprendió en puerto soviético el final de la Guerra Civil, pilotos que recibían instrucción aeronáutica en la 20ª Academia Militar de Kirovabad, y diversas personas vinculadas al partido comunista. En total, unos 4.500 españoles residían en la Unión Soviética durante la II Guerra Mundial.

De estos, se calcula que entre 300 y 350 podrían haber acabado en campos de trabajo. Algunos llegaron allí por delitos comunes pero el resto lo harían por un cambio en la política a partir de la invasión nazi de la URSS. El gobierno soviético empezó a pedir a los extranjeros residentes firmar su permanencia en la Unión. Firmar era "voluntario" pero no hacerlo te podía convertir, en el caso de los españoles en sospechoso de querer volver con gusto a la España franquista, aliada de los nazis.

De estos 300, 76 pasarían por los gulag de Karaganda, 24 de ellos pilotos y marinos y el resto maestros de los "niños de la guerra". La mitad de ellos acabaría aceptando integrarse en la Unión Soviética. El resto acabarían siendo trasladados a los campos de trabajo de Ucrania.

¿Y los presos españoles del bando golpista? Evidentemente, eran prisioneros de guerra, miembros de la División Azul, derrotada junto a las fuerzas alemanas. Entre 300 y 450 divisionarios habrían sido capturados de esta manera, entre ellos, los llamados "desertores planificados", republicanos que se habían apuntado voluntarios en la División para intentar pasarse al ejército rojo en cuanto tuvieran oportunidad. A los campos kazajos en concreto habría sido enviado un grupo de 127 soldados, capturado en los alrededores de Leningrado.

Dado que España ni había participado como país en la guerra mundial ni tenía relaciones con la URSS, el estatus de prisioneros de guerra de la División Azul no estaba claro, lo que hubiera hecho probable un mayor número de muertos o desaparecidos entre sus filas. Sin embargo, tanto los republicanos como los divisionarios españoles estuvieron entre los extranjeros con mejores estadísticas de supervivencia, así como entre los que mayor resistencia al sistema de detención ejercieron, como mediante la realización de huelgas, por las que en concreto los presos anarquistas se ganaron especial fama.

Pese a que tanto republicanos como divisionarios anduvieron por los campos de Karaganda, no lo harían al mismo tiempo y solo llegarían a encontrarse hasta 1948, cuando ambos grupos acabaron internados en el mismo campo Ucraniano. Finalmente, un 2 de abril de 1954, 248 divisionarios y 38 republicanos que no se habían decidido a pasarse a la URSS, fueron repatriados a España.

El 27 de Julio de 1959 el gulag de Karlag fue cerrado, ya casi sin prisioneros políticos en él.

Croquis Gulag

1.Residencia de oficiales y administración
2.Casa de guardia y armería.
3.Almacén
4. Barracones y hospital de la guardia.
5. Lavandería
6. Teléfono, telégrafo y puesto de guardia
7. Almacén
8. Almacenes de comida
9. Taller de reparaciones
10. Cocina
11. Cantina
12. Edificio en construcción
13. Barracón de los rusos
14. Barracón de los alemanes
15. Barracón de españoles
16. Comedor
17. Hospital
18. Puesto de guardia
19. Huerto
20. Recinto de ovejas

 

 

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Cita

Theid mi dhacaigh

Dicho celta