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Zippo: Un mechero para la guerra
Antecedentes
George G. Blaisdell fundó la 'Zippo Manufacturing Company' (ubicada en Bradford, Pensilvania) en 1932, y produjo el primer encendedor Zippo a principios de 1933, inspirándose en un encendedor austríaco de diseño similar.
El nombre Zippo viene del sonido de la palabra "zipper" (cremallera en inglés) ya que a su creador, Blaisdell, le gustaba el sonido de la palabra. Posteriormente se asoció ese sonido al que producía el encendedor cuando se cerraba.
Desde 1933, más de 400 millones de encendedores Zippo han sido producidos y se estima que actualmente se producen unos 12 millones al año. Después de la Segunda Guerra Mundial los encendedores formaron parte de campañas de publicidad de compañías tanto grandes como pequeñas hasta los años 60?s.
Los Zippo son conocidos por su garantía de por vida. Si un encendedor Zippo se rompe, no importa lo viejo que sea ni cuántos propietarios haya tenido, la compañía lo reemplazará o lo arreglará completamente gratis (la única parte que no tiene garantía es el acabado de la carcasa a exterior).
Los encendedores Zippo en reiteradas ocasiones han aparecido en el cine, siendo utilizados regularmente por personajes de diferentes películas como por ejemplo en La jungla de cristal, Reservoir Dogs, X-Men 2, Dogma, Gran Torino, Perdidos, etc. De hecho, en todas las películas del director Quentin Tarantino aparece algún Zippo.
Pero la historia de los Zippo también posee su cara oscura. Estos formaban parte del equipo de los soldados norteamericanos destinados en Vietnam, en donde eran utilizados, no sólo para encender cigarrillos sino para quemar los poblados cuyos habitantes presuntamente colaboraban con el Vietcong. A esas acciones indiscriminadas se les denominaría "Incursiones Zippo".
En el año 1978 fallece el creador de Zippo, George G. Blaisdell.
El Zippo en Guerra: El Black Crackle.
Si la popularidad de este encendedor ha alcanzado semejantes cifras, se debe en buena parte a su expansión durante la Segunda Guerra Mundial. A los soldados aliados les fue entregado un encendedor Zippo como parte de los pertrechos de guerra, ya que la característica más llamativa de éstos es que no se apagaban con el viento, a diferencia de otros tipos de encendedores.
El modelo D XII "Black Crackle", (Crujido Negro), en honor al color y al ruido característico al abrirlo y cerrarlo, fue el utilizado por los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial y es aun en nuestros días uno de los modelos más populares. A causa de la restricción de materiales impuesta por el gobierno (el famoso "esfuerzo de guerra") Zippo tuvo que utilizar aleaciones de más baja calidad que la que tradicionalmente venían usando, estas aleaciones tenían como problema el ser susceptibles a la oxidación, por lo que para protegerlo se recubrieron con pintura negra mate.
Éste acabado de "peor calidad" que el cromado tradicional visto con perspectiva supuso una ventaja, ya que a diferencia del acabado clásico no reflejaba la luz, evitando así la atención de los francotiradores enemigos debido a los destellos. La única excepción a éste acabado fueron los utilizados por las tripulaciones de los tanques, quienes repintaban sus Zippo en tonos claros para poder distinguirlos en la penumbra del interior de los vehículos.
El popular encendedor Zippo se convirtió en un elemento imprescindible del equipo de los soldados norteamericanos durante la contienda. En cuanto varios soldados se sentaban a descansar, aparecía alguna cajetilla de tabaco para compartir y un Zippo preparado para encender uno a uno los cigarrillos.
Pero hasta una actividad tan cotidiana como encenderse un cigarrillo genera mitos, pues los soldados americanos creen que encender más de dos cigarrillos seguidos con el mismo mechero tare mala suerte, esta superstición viene avalada por varias muertes ocurridas cuando un grupo de soldados se ponían a fumar, el brillo del mechero llamaba la atención del enemigo:
Pero los soldados norteamericanos no sólo empleaban sus Zippo para encender los cigarrillos. En los largos períodos de inactividad, se combatía el aburrimiento personalizando los encendedores; se incrustaban monedas o insignias, se escribía el nombre del propietario o se grababa cualquier dibujo, en un retorno a la tradición del arte de trinchera de la Primera Guerra Mundial.
Los soldados alemanes tampoco pudieron escapar a la fascinación de los Zippo. Cuando se registraba el cadáver de un combatiente aliado o a un prisionero, su encendedor era el más preciado botín, del mismo modo que lo eran las dagas de las SS y las Luger para los Aliados. A sí mismo también los alemanes practicaron el arte de trinchera sobre sus Zippo capturados, siendo en este caso la esvástica uno de los diseños principales.
Uno de los más famosos corresponsales de guerra norteamericanos en la Segunda Guerra Mundial, Ernie Pyle, que trabajaba para el Scipps Howard Newspaper se haría eco de la pasión existente por ese mechero, llegando a escribir una carta a George G. Blaisdell para informarle de la tranquilidad que daba a los soldados el tener un encendedor tan fiable. Tras recibir su carta, Blaisdell comenzó a enviarle entre 50 y 100 Zippo cada mes de forma gratuita con el fin de que Pyle los distribuyera entre los soldados y así promocionarlos.