Llego hasta aquí
Bie Tingfang
Bie Tingfang fue un alto oficial chino surgido casi de cero que puso en jaque a las fuerzas de la china nacionalista en la provincia de Henan y que al principio de la Segunda Guerra Mundial era una especie de tercera fuerza en discordia entre los comunistas de Mao y los nacionalistas de Chiang Kai Shek. Su historia, sin embargo, parece sacada de un relato milenario de la vieja china, aunque con fusiles y ametralladoras.
Bie nació en una familia campesina pobre en el condado de Neixiang (Nanyang, Henan) en 1883. En aquella época eso significa que no poseían tierras y o bien trabajaban para otros por una miseria o bien trabajaban las tierras arrendándoselas a un terrateniente que, a menudo, se quedaba con casi todo lo que producían dejándoles al borde de la inanición. Eso hizo que Bie Tingfang tuviera problemas con algunos terratenientes de su zona y que estos mandaran perseguirle, lo que le convirtió en un proscrito e hizo que acabara en una banda de bandidos. Hábil, carismático e inteligente, no tardaría mucho en convertirse en líder de la banda y en cambiar la forma de actuar de la misma. Comenzaron a robar sólo a los terratenientes, dejando en paz y ayudando a los pequeños agricultores. Eso le granjeó la simpatía de la población y el odio, claro está, de los terratenientes y algunos grupos de bandidos. En sus correrías, la banda de Bie dejó en paz a los terratenientes más poderosos y se concentraba en los medianos o pequeños.
Bie Tingfang se ganaría el apoyo de un importante terrateniente de Zhou gracias a los que se conoce como la "estratagema fantasma". La cuarta esposa de este terrateniente se había ahorcado debido, según las fuentes, a la fuerte presión que sentía al estar en el harén (la verdad quizás sea un poco menos agradable). Bie hizo que uno de sus secuaces se pasara las noches imitando la voz de la difunta que se oía en todas las salas del palacio. Esta se lamentaba de su suerte y culpaba a las otras mujeres de haberla llevado a la perdición. Aquello, puso de los nervios a todos que finalmente contrataron a Tingfang que les aseguró que acabaría con el fantasma. Y así lo hizo, tras una ceremonia de artificio, el fantasma no volvió a aparecer. El terrateniente agradecido ofreció su ayuda a Bie quien el pidió dinero para comprar rifles de repetición y su apoyo para convertirse en una especie de fuerzas de seguridad locales.
Los bandidos se convertirían en una fuerza policial y, más tarde, en una importante fuerza militar que controlaba la provincia de Henan. Aquello no gustó mucho a los terratenientes que antes le perseguían, pero se aguantaron, ni a los bandidos a los que persiguió de forma implacable, para alegría de los campesinos locales. Sin embargo, si Bie Tingfang se mantuvo como un señor militar en Henan fue por su habilidad para mantenerse entre Feng Yuxiang (general de la línea Zhili, Gouminjun) y Chiang Kai Shek (presidente de China y líder del KMT, línea oficial). Si ambos dirigente, que se enfrentaron en alguna ocasión, le dejaron en Henan fue porque ambos estaban de acuerdo en que era preferible Bie Tingfang que, al menos, mantendría a los comunistas a raya (era un ferviente anticomunista en esta época). Mientras el enfrentamiento de Chiang Kai Shek con el Gouminjun se mantuviera, él podría mantenerse en Henan y ambos valorarían (y pagarían) su neutralidad.
La llegada de los japoneses, la Segunda Guerra Chino-Japonesa, cambiaría el escenario y el equilibrio de poder. Bie Tingfang se convertiría en el comandante de las milicias de Henan (6º distrito), con el grado de teniente general. Su poder y su prestigio preocuparon al líder de la china nacionalista quién, tras acabar con Feng Yuxiang y a pesar de la presencia japonesa que le estaba venciendo, mandó un ejército, bajo las órdenes de Tang Enbo, contra Bie. Fueron derrotados de tal manera que el comandante Enbo se tuvo que disfrazar como un cocinero del ejército para escapar de Henan y salvar la vida.
Tras la traición de Chiang y tras las derrotas que este había sufrido en a manos de los japoneses en Wuhan y Suixian-Zaoyang, al ejército de Henan, las tropas de Bie Tingfang, sólo le quedó la opción e convertirse en guerrillas bajo su mando. Feng Yuxiang, antiguo aliado, había sido derrotado, Chiang Kai Shek, también aliado, le había traicionado, y quedándose solo no le quedó más remedio que colaborar con las tropas comunistas, las mismas que antes había perseguido, para enfrentarse a los japoneses. Se dice que Bie llegó a simpatizar con ellas en esa época. En aquella época empezó a colaborar con los comunistas e, incluso, llegó a simpatizar con ellos.
Se mantendría al frente de la resistencia contra los japoneses en la zona fronteriza de Hubei-Henan-Anhui hasta que en 1940 murió debido a una enfermedad. Tenía 57 años de edad.