Llego hasta aquí



 Comandos
 Ayudas
    Afición (85)
    Ambientación (208)
    Reglas (114)
    Equipo (218)
    Sucesos (174)
    Aventuras (153)
    Preg./Resp.
 Por autor
 Productos
 Enlaces
 





Licencia Creative Commons para el texto de la web (quedan excluidas de la licencia CC las ilustraciones)


jueves, 21 de noviembre de 2024


 

Espadas japonesas

Desde nuestro punto de vista occidental, nos llama la atención las fotografías de militares japoneses armados con espadas. La verdad es que no hay mucha diferencia con los sables de caballería de nuestros ejércitos, algunos de los cuales se siguen usando en la actualidad, pero, quizás, la leyenda en torno a los samuráis aviva nuestra fértil imaginación. Es cierto que el ejército japonés, que se esforzaba por preservar la tradición militar japonesa, equipaba a los oficiales con una espada como parte de su equipo reglamentario, pero no es cierto que esas armas fueran armas de samuráis en el sentido estricto de la palabra, aunque las imitaban.

Oficiales armados con espadas

En 1934, el ejército japonés cambió la espada Kyu Guntô (muy similar a las occidentales) por la espada Shin-Guntô inspirada en las armas tradicionales japonesas (aunque no iguales en su fabricación, ya que las primeras eran artesanales y las Shin Guntô eran industriales). Se entrenaba a los oficiales en el manejo de las mismas y en un combate cuerpo a cuerpo podía ser un rival temible para cualquier soldado armado sólo con su bayoneta. Los oficiales se esforzaban por mantener la espada muy afilada (era parte de la disciplina castrense) lo que les labró una gran reputación como arma. De hecho, en los manuales militares estadounidenses se recomendaba disparar primero al que portaba la espada (no solo porque sería el oficial y es una táctica militar muy frecuente, sino porque se eliminaba a un duro enemigo en el combate cuerpo a cuerpo). En dichos manuales se afirmaba que las espadas podían cortar un cuerpo humano desde el cuello a la cintura de un solo golpe. La verdad es que no hemos hecho la prueba, pero se nos antoja difícil que se pueda dar un golpe con una espada con tanta fuerza (y menos en medio de un combate).

Kyu Guntô

Como hemos dicho, antes de 1934, el ejército japonés iba equipado con la espada llamada Kyu Guntô (o sable Murato) y que imitaba a los sables de caballería de los ejércitos occidentales. En la segunda guerra mundial, algunos oficiales llevaban aún ese arma (por motivos de herencia familiar principalmente), pero era más habitual la espada Shin Guntô. De esta hubo tres modelos:

De izquierda a derecha: Kyu Guntô, modelo 98 y modelo 95

- El modelo Tipo 94 que fue el primer modelo aprobado en 1934 para oficiales.

- El modelo Tipo 98 que fue una variación del anterior con diferencias mínimas y también destinado para oficiales y que empezó a distribuirse en 1938.

- Y el modelo Tipo 95 que fue el realizado para los suboficiales.

La tipo 98 y 95 se fabricaron hasta el final de la guerra y su calidad como espadas era más bien mediocre. Algunos oficiales, si se lo podían permitir, encargaban sus espadas a artesanos japoneses. Esas armas eran de mejor calidad y factura que las industriales, cuya calidad se fue deteriorando según avanzaba la guerra.

La Armada japonesa también tenía antes de la guerra el sable Murato o Kyu Guntô, pero a diferencia del ejército, lo mantuvo en servicio hasta 1937. El motivo principal fue que ellos veían la espada como un arma ceremonial más que de combate cuerpo a cuerpo (algo raro en la marina del siglo XX). Sin embargo, al final se decantaron por una espada que imitara a las tradicionales y adoptaron un modelo denominado Tachi Guntô. Las espadas Tachi eran mejores que las Shin. Las empresas que dependían de la armada eran mejores que las que dependían del ejército, sino que, además, la armada no tuvo tantos problemas de suministro de material primas como el ejército.

Datos para Comandos

Datos para Comandos

 

 

Diario Sombra:

Subscríbete en Feedly

Redes Sociales:



Grupos de jugadores:




Cita

«No sé por donde debe empezar un relato, pero no por el principio.»

Stevenson