Llego hasta aquí
Felicitas Burkhardt,
alias Frau Beetz,
la espía que surgió
Felicitas Burkhardt nació en Weimar (Alemania) el 16 de Septiembre de 1919, lo que hizo que tuviera 19 años el día que comenzó la Segunda Guerra Mundial, guerra, en la que sin saberlo, se convertiría en una de sus protagonistas. Era la hija mayor de Eduard y Martha y tenía un hermano dos años más pequeño llamado Rolf.
Los primeros años los pasaron en Obernissa y luego toda la familia se trasladaría a Weimar. Fue una existencia más o menos tranquila hasta que su padre, profesor y ex oficial de la fuerza aérea durante la Primera Guerra Mundial murió en 1933. Ella tenía 14 años y aquellos no eran los mejores años de la crisis económica para Alemania. Acabó los estudios, para el cuidado de niños, en 1937 y un año después entró a trabajar para la familia Madaus de Dresden (dueños de una famosa empresa farmacéutica alemana). Un año más tarde viajaría a Leipzig para seguir un curso de italiano lo que, sin ella saberlo, le llevaría en 1941 a ser movilizada por el ejército como traductora (italiano-alemán) y destinada a la embajada alemana en Roma.
En Roma conoció al que sería su primer marido: el oficial del estado mayor Gerhard Beetz. El servicio de seguridad de la SS la reclutó como enlace-traductora y la puso al servicio de Galeazzo Ciano (ministro de Asuntos Exteriores de Mussolinni). No está claro si su misión ya era la de espiar al ministro o eso vino después, pero los acontecimientos de 1943 la harían protagonista de uno de los momentos de la guerra. Mussolinni fue depuesto por su propio gobierno (Julio 1943) y posteriormente liberado y puesto en el poder por los propios alemanes. Todos los miembros del gobierno que votaron a favor de la destitución de Mussolinni fueron detenidos, entre ellos, el conde Ciano (familia de Mussolinni). Es en ese momento, con Ciano detenido en la cárcel de Verona, en el que los alemanes se obsesionan con sus diarios, en los que creen que el político italiano ha anotado cosas que no debe conocer el mundo. Felicitas Beetz fue la única persona que tuvo autorización para visitar a Ciano en la cárcel y su objetivo era conseguir los diarios antes de la ejecución. Sin embargo Felicitas estaba, en realidad, haciendo un peligroso doble juego. Pues si bien se entrevistaba con Ciano y le pedía los diarios, en realidad le ayudaba a pasarle cartas a su mujer y cartas de ella a él, cuando no regalos, comida o cosas que en la cárcel eran imposible de conseguir.
Se ha escrito mucho y se han hecho muchas películas sobre las motivaciones de Frau Beetz, a veces retratada como una fría espía alemana al estilo de Matahari, para cambiar de bando, pero no debemos olvidar que contaba sólo con 23 años de edad. Finalmente, Felicitas ayudó al conde Ciano, ayudó a salvar los diarios (que luego no resultaron tan explosivos) y a que la familia de este huyera a Suiza.
Tras la guerra, trabajó un tiempo como traductora para las tropas de ocupación de Estados Unidos en Berlín. El OSS estadounidense le dio una nueva identidad (Blum, nacida en 1920) y más tarde trabajó para la contrainteligencia estadounidense en los primeros años de la Guerra Fría bajo el nombre clave de Gambito y con la misión de desenmascarar a los agentes soviéticos en Berlín. Sin embargo, la actividad de espionaje no le gustó (de hecho, nunca se consideró una espía cuando estuvo al servicio de la SS) y prefirió dedicarse a escribir y comenzó una carrera periodística en "Telegraf" de Berlín.
En 1950 se traslada a Bonn que se acababa de convertir en la capital de la nueva Alemania Occidental y un año después se casaría por segunda vez, en esta ocasión con el periodista Carl-Heinz Purwin. Empieza así su carrera periodística como Hilde Purwin (un nuevo nombre en su vida) como corresponsal del Neue Ruhr Zeitung en Bonn. En 1970 la condecoraron con una medalla al mérito por su trabajo. Siguió trabajando para el NRZ hasta su jubilación, en 1984, pero continuó como periodista independiente un tiempo. Fundó, junto a otros corresponsales de Bonn el Deutschen Presseclub (un club de prensa alemán) y sería miembro de la junta directiva de la Bundespressekonferenz (una asociación profesional de periodistas alemanes).
El pasado 29 de marzo de 2010, a la edad de 90 años, falleció en una residencia de ancianos. Su vida como espía al servicio de la SS fue bastante conocida; su muerte pasó algo desapercibida.