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jueves, 21 de noviembre de 2024


 

Harold Alexander

Un militar siempre en guerra

Harold Alexander

Alexander fue un militar muy reconocido en el momento de su fallecimiento (1969) que recibió todo tipo de alabanzas y parabienes de casi todo el mundo. Decían de él que era un auténtico caballero, un militar formado en la antigua tradición militar británica, pero esto no es cierto. Alexander fue un militar que supo adaptarse a la revolución militar que supuso la Segunda Guerra Mundial y que siempre estuvo a la vanguardia del conocimiento militar. Empezó en la caballería más tradicional y acabó dirigiendo desembarcos y lanzamientos aerotransportados.

Nació en 1891 en Irlanda del Norte y fue el tercer hijo de una familia de la aristocracia británica (conde de Caledon). Con 20 años, la tradición militar de la familia le hizo inscribirse en un regimiento de caballería de la Guardia Irlandesa. Tres años después empezaría la Primera Guerra Mundial y participó con su regimiento en la batalla de Ypres. Su participación en la Gran Guerra se saldó con dos heridas, cinco menciones y tres condecoraciones (la Legión de Honor francesa y la Cruz Militar y la Orden de Servicios Distinguidos británicas). Dicen que su contacto con la guerra fue el que despertó su interés real en la carrera militar y se mantuvo en el ejército a pesar del padecimiento visto en las trincheras francesas.

En 1920 combatió como teniente coronel con una unidad alemana, concretamente en la Baltic German Landeswehr en la lucha que estos mantuvieron por la independencia de Letonia contra la recién nacida Unión Soviética. Eran las denominadas unidades de la Rusia Blanca (en oposición a la Rusia Roja de los comunistas). Más tarde fue enviado a Turquía junto con su batallón y, finalmente, fue ascendido a comandante del primer batallón y enviado a Gibraltar en 1922.

En Enero de 1926 acudió a la Escuela de Oficiales de Camberley de donde salió como coronel dos años después y fue nombrado comandante de la Guardia Irlandesa donde estuvo hasta Enero de 1930 que ingresó en la escuela militar (Imperial Defence College) durante algo más de un año. A la salida de la academia se casó con Margaret Bingham (hija de Lord Bingham).

En Octubre de 1934, ascendido al grado de general de brigada (lo que lo convertiría el general de brigada más joven de Gran Bretaña en aquella época), fue enviado a la frontera noroccidental de la India a las ordenes de la brigada Nowshera. Participó en varias operaciones en la frontera que le merecieron varias menciones militares, pero destacó especialmente en las operaciones de Loe-Agra (febrero-abril, 1936) por las que recibiría la Orden de la Estrella de la India.

En marzo de 1937, Alexander participaría como uno de los ayudas de cámara en la coronación de Jorge VI. La elección de Alexander para este prestigioso puesto no estuvo motivada por sus éxitos militares, sino por sus relaciones (más bien las relaciones de su familia) con la aristocracia británica.

De vuelta a la India, es nombrado major-general (un grado militar entre general de brigada y general de división que no tiene equivalencia en el escalafón español; se traduciría como general mayor) y puesto al mando del 2º regimiento Punjab del tercer batallón. Aquello también le convirtió en el major-general más joven de su época. Un año después, sería nombrado general de división, puesto al mando de la 1ª división de infantería con la que retornaría a Gran Bretaña en Febrero de 1938.

Al estallar la Segunda Guerra Mundial, Alexander y la 1ª división de infantería, fueron enviados a Francia con la Fuerza Expedicionaria. Allí los Aliados sufrirían una derrota a manos de los alemanes y Alexander tuvo que dirigir la retirada de su división hacia Dunquerque. Mientras estaba en la misma playa, le llegó el ascenso a comandante del I Cuerpo de Ejército. No dejaba de ser un ascenso, pero considerando que el I Cuerpo estaba atrapado con el mar a la espalda y los alemanes presionando delante en Francia, parecía que su destino como comandante de un Cuerpo no tendría mucho futuro. Sin embargo, Alexander organizó la evacuación y gran parte de los hombres (no así el equipo) puedo volver a las islas británicas. Se dice que fue el último soldado británico en embarcar (aunque esto, seguramente, sea una exageración de sus biógrafos).

Harold Alexander en el norte de África

En Julio de 1940, fue designado Comandante en Jefe del Mando Sur, cuya responsabilidad era la defensa del sudoeste de Gran Bretaña. Estaría en este cargo hasta principios de 1942 en el que ascendido a general, le envía a Birmania. Japón acababa de iniciar la invasión del sudeste asiático y cuando Alexander llegó a Birmania, los japoneses acababan de invadir la inexpugnable Singapur. Su misión no era sencilla: un terreno difícil, fuerzas enemigas superiores en número y mejor preparadas. Sin embargo, no sin dificultad, Alexander consiguió organizar sus fuerzas y detener, por primera vez, al invencible ejército japonés. Sus acciones, fruto del duro trabajo de sus hombres a los que exigió el máximo, le valieron un gran reconocimiento en el Alto Mando (a ojos de Churchill, en definitiva) y le hicieron volver para ponerse al mando del Primer Ejército (que iba a participar en la operación Torch: invasión del norte de África). La situación en el norte de África y en el Mediterráneo se volvió más complicada y cuando pareció que el general Auchinleck estaba completamente superado por los acontecimientos, recurrieron a Alexander y le nombraron Comandante en Jefe de Oriente Medio y a sus órdenes pusieron al nada sencillo general Montgomery. Junto alejaron el peligro del Afrika Korps en la segunda batalla de El Alamein y empujaron a los italo-alemanes hasta Túnez (con la ayuda de los desembarcos de la operación Torch). Cuando todas las fuerzas Aliadas estuvieron en contacto en el norte de África, Alexander fue nombrado comandante del 18º Grupo de Ejército, directamente bajo las órdenes de Dwight D. Eisenhower.

Tras la rendición de las todas las fuerzas del Eje en África, los Aliados reorganizaron sus fuerzas y crearon el 15º Grupo de Ejércitos con la misión de preparar el asalto a Sicilia, que tendría lugar en Julio de 1943. Si Montgomery (que llevaba bajo su mando desde El Alamein) no era un general difícil, también le asignaron para esta misión al general estadounidense Patton (otra joya de personalidad militar). La invasión de Sicilia se produjo e inmediatamente, bajo la dirección de Alexander (aunque Patton ya no estaba) la de Italia.

Cuando Eisenhower inicia los preparativos para el desembarco de Normandía, el nombre de Alexander sonó como comandante en jefe de las tropas de desembarco; sin embargo, se consideró que era mejor mantenerlo en Italia y buscar a otro general para el desembarco de Normandía. Siendo responsable de las fuerzas Aliadas en Italia, Alexander tomó una de las decisiones más criticadas de su carrera: el bombardeo de la Abadía de Montecassino. Hay que decir, además, que Italia fue como un anticlímax de su exitosa carrera militar (por ejemplo, el desembarco de Anzio). Si bien las fuerzas Aliadas obtuvieron la victoria en Italia (conquistaron Roma que era el objetivo estratégico de la campaña), el ritmo de avance fue muy lento (para desesperación de algunos políticos) y las decisiones militares algo discutibles (Anzio, la solicitud de desmovilización partisana, etc.). En defensa de Alexander hay que señalar que frente a él tenía a uno de los mejores generales alemanes (el general Kesserling) que demostró ser un maestro en el aprovechamiento del terreno para la defensa y que el propio Alto Mando fue debilitando progresivamente la capacidad ofensiva de Alexander llevándose a las tropas más veteranas a frentes más prioritarios. A pesar de esto, Alexander fue nombrado Comandante en Jefe de todas las fuerzas Aliadas en el Mediterráneo (dejando su puesto en Italia al general estadounidense Clark) en diciembre de 1944. En aquella época, Alexander ya era mariscal de Campo (le habían ascendido tras la conquista de la ciudad de Roma).

Como Jefe Supremo del Mediterráneo, Alexander aceptó la rendición de las fuerzas alemanas en Italia el 29 de Abril de 1945 (pocos días antes del final de la Segunda Guerra Mundial). Un año después, 1 de Marzo de 1946, de manos del rey Jorge VI recibiría el reconocimiento "peerage" (una especie de título nobiliario británico que otorgaba a Alexander un puesto en la cámara de los lores) y sería nombrado, como parte del "peerage", Vizconde de Túnez y Errigal (que a pesar del nombre, es un título nobiliario asociado a Donegal (un condado de Irlanda de Norte).

Al final de la guerra, fue un firme candidato al puesto de Comandante en Jefe del Ejército Británico (la posición más alta directamente debajo del rey). Sin embargo, Alexander decidió abandonar la carrera militar y aceptar la propuesta de convertirse en Gobernador General de Canadá (o virrey de Canadá). Este era un puesto político y pudo aspirar a él gracias a la influencia de Lyon Mackenzie (presidente de Canadá y amigo de la familia). Su actividad política en Canadá fue bastante intensa (como conseguir la inclusión de la isla de Newfoundland y la península de Labrador, hasta el momento dominios británicos, en Canadá como su 10ª provincia), pero la guerra volvería a alcanzarle. En 1950 estallaría la guerra de Corea y Alexander, en virtud de su puesto, era el Comandante en Jefe de las fuerzas canadienses.

En 1952, Churchill, que había vuelto a ser elegido como Primer Ministro, le pidió que fuera Ministro de Defensa en su gabinete. Abandonó Canadá y volvió a Gran Bretaña. No eran años sencillos (la Guerra Fría estaba en uno de sus puntos álgidos) y el trabajo fue muy pesado. Eso vino acompañado de la muerte de Jorge VI pocos meses después. Al igual que hiciera con el difunto, Alexander participó (y en esta ocasión ayudó en la organización) de los actos de la coronación de la nueva reina: Isabel II (la coronación más espectacular hasta la fecha según las crónicas rosas). Durante la ceremonia, Alexander fue el portador del orbe real (una enorme bola de oro que simboliza la autoridad de la realeza británica). La nueva monarca ascendió el "peerage" de Alexander (de vizconde lo pasó a Earl: un equivalente a conde) nombrándole Earl Alexander de Tunis (conde Alexander de Túnez).

Permaneció como ministro de defensa y segundo jefe al mando de la OTAN hasta 1954, momento en el que decidió retirarse de la vida política. Vivió el resto de su vida viajando entre Gran Bretaña y Canadá, donde había hecho muchas amistades, cuidando del jardín de su casa (llamada "de los Ruiseñores") y retomando su afición a la pintura (dicen que no era mal pintor e incluso llegó a dar clases en la Galería Nacional canadiense). En 1969 murió por culpa de una afección cardiaca.

 

 

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Cita

«Oeon era un cáncer que había que extirpar antes de que mancillara a toda la raza…»

Furis de la Rosa