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jueves, 21 de noviembre de 2024


 

Fabian von Schlabrendorff

Superviviente de Walkiria

Fabian von Schlabrendorff

El atentado contra Hitler del 20 de Junio de 1944 siempre se recuerda como el principal intento de una desorganizada oposición de acabar con el régimen nazi en Alemania. Pocas veces se menciona con detalle que casi todos los participantes en dicha trama (y alguno más) acabaron muertos, principalmente ejecutados. Fabian von Schlabrendorff es la persona que nos permite poner el casi en la frase anterior.

Fabian von Schlabrendorff nació el 1 de Julio de 1907 en la ciudad de Halle an der Saale en Alemania. Pasó su infancia en su ciudad natal hasta que empezó los estudios de derecho. Ejerció como abogado como ayudante de Herbert von Bismark en Prusia y allí se casó con Luitgarde von Bismark que era familia de un activista de la oposición: Ruth von Kleist-Retzow. Tras unirse al ejército como reserva, fue asignado con el grado de teniente como ayudante del coronel von Tresckow y no fue casualidad ya que como su ayudante entró en contacto con un grupo de oficiales que se oponían al régimen nazi; en concreto, Ludwig Beck, Carl Goerdeler, Hans Oster y Friedrich Olbricht. Como estos conspiradores estaban en Berlín y su oficial estaba en el frente del Este, Fabian von Schlabrendorff hacía en muchas ocasiones el papel de enlace entre todos ellos, lo que le mantenía al día de casi todos los planes e intentos de acabar con el régimen nazi.

Su primera actividad directa contra Hitler tuvo lugar el 13 de marzo de 1943 cuando colocó una bomba en el avión que iba a llevar al furher desde Smolensko (localización del Cuartel General del ejército en el frente del este) a Wolfsschanze (el Cuartel General de Hitler). La bomba, camuflada como dos botellas de coñac enviadas para el teniente coronel Surge en el mismo avión, fue colocada en el compartimento de carga del avión Cóndor. Los conspiradores no habían tenido en cuenta esa posibilidad o no tuvieron en cuenta las bajas temperaturas que alcanzan esos compartimentos en vuelo y la bomba, debido a esto, no llegó a detonar. Al día siguiente, Fabian von Schlabrendorff voló a Prusia y le cambió el paquete a Surge. En sí era algo bastante peligroso porque, seguramente, la bomba estaba activada y no podía explicar que hacía sin permiso en Prusia; sin embargo, era más peligroso dejar la bomba, que la descubrieran y que le arrestaran.

Tras el atentado del 20 de Julio, la Gestapo lo detuvo en Berlín y lo sometió a torturas donde no sólo no confesó su implicación sino que tampoco delató a sus cómplices (muchos de los cuales estaban con él en la prisión de todas formas). Esa cabezonería provocaría que su juicio se fuera retrasando y, a la postre, acabaría salvándole la vida. El día que comparecía, en Febrero de 1945, ante el juez Freisler (juez de los Volksgerichtshof, una especie de tribunales populares creados para juzgar a todos los conspiradores contra el régimen nazi y que se ganaron fama de implacables) la aviación Aliada bombardeó el lugar donde se celebraba el juicio. Se llegó a convocar un nuevo juicio bajo la presidencia de Wilhelm Crohne, pero no llegó a celebrarse. Fabian von Schlabrendorff fue enviado a varios campos de prisioneros: Sachsenhausen, Flossenbürg, Innsbruck y Dachau. A finales de Abril de 1945, las SS, ante la cercanía del frente, trasladó a 140 prisioneros, entre los que se encontraba Schlabrendorff, del campo de Dachau al de Niederdorf (al sur del Tirol). Sin embargo, pocos días después, las tropas de las SS abandonarían el campo dejando a los prisioneros a su suerte. Serían descubiertos y liberados por el V ejército estadounidense el 5 de Mayo de 1945.

Tras la guerra abandonó el ejército, escribió varios libros sobre la oposición a Hitler (el más famoso es "La guerra secreta contra Hitler") y prosiguió con su carrera legal llegando a convertirse en juez del Bundesverfassungsgericht (el equivalente a nuestro Tribunal Constitucional) de Alemania Occidental entre 1967 y 1975.

Murió en Wiesbaden el 3 de septiembre de 1980, 41 años después del atentado a Hitler y de que éste asegurara que iba a acabar con todos los conspiradores.

 

 

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Cita

«Sí, hemos desertado, pero no hemos abandonado nuestras creencias. La República es nuestro hogar y siempre lo defenderemos.»

Furis de la Rosa