Llego hasta aquí
Protegerse del frío
(con la habilidad de Ingenios)
Cuando los voluntarios españoles se unieron al ejército alemán para luchar contra la Unión Soviética, se enfrentaron a un grave problema. Destinados al frente norte, las temperaturas llegaron a ser muy bajas y al igual que sus compañeros alemanes carecían de la preparación y el equipo adecuado para ello. En octubre de 1941, el mando español, el teniente coronel Luis Zanón, emitió una orden (Instrucción general nº 4020) explicando la forma más adecuada de protegerse del frío. La lectura de dicha orden da una idea de las duras condiciones a las que se enfrentaron los soldados (de cualquier nacionalidad) en esa zona del conflicto. He aquí un resumen (no es una transcripción literal) de las recomendaciones de esa orden que, posiblemente, pueda dar algunas ideas a tus jugadores para que sus personajes se enfrenten al frío (o, sospecho, algunas ideas a los DJ para poner dificultades a sus jugadores).
- Rellenar la parte superior del casco con fieltro (la orden recomienda la parte superior de un sombrero), pañuelos o papel de periódico hecho bolas.
La cabeza es una de las partes del cuerpo que más pérdida de calor tienen y, además, los cascos de combate son metálicos, lo que les hace tener una conductividad térmica muy alta que favorece la evacuación de calor. El fieltro, los pañuelos o el papel sólo pretenden aislar la cabeza del frío metal y reducir la pérdida de calor corporal.
- Cambiar frecuentemente los calcetines. Envolver los pies con fieltro, paja, cartón o periódico.
Esta norma, además de higiénica, trataba de evitar el contacto de los pies con elementos húmedos. Tras pasar el día semienterrado en la nieve, es difícil mantener los pies secos. La humedad, además de favorecer la aparición de enfermedades, facilitaba la transmisión de calor. La circulación sanguínea era incapaz de mantener el calor de las piernas (y en concreto de los pies) tras estar todo el día de pie sobre la nieve. La falta de circulación provocaba el congelamiento de los pies que podía derivar en cosas peores (como la gangrena). Cambiar periódicamente los calcetines era, además, una forma de comprobar regularmente el estado de los propios pies.
- Cubrir los estribos con tela, paja o hilo.
Los estribos de las monturas eran metálicos y al igual que los cascos de combate favorecían la evacuación del calor por los pies. Envolverlos en telas era una forma de romper esta cualidad. Tras cabalgar varias horas bajo un intenso frío, no era raro ver los pies de los jinetes con principio de congelación en la zona del pie apoyada en el estribo. Además, el estribo desprotegido, a baja temperatura puede provocar heridas en cualquier que lo toque accidentalmente lo que, dado la altura a la que queda, no es tan raro.
-Los motoristas deberán colocarse papel de periódico en el pecho, las rodillas y entre los calcetines de cada pie.
Muchos hemos visto una maniobra semejante a los ciclistas en la televisión cuando llega la hora de bajar un puerto de montaña y, personalmente, conozno a algunos motoristas que hace algo parecido cuando van a hacer un viaje en invierno. Para los motoristas del frente ruso debió ser mucho más duro. Lo más llamativo de esta recomendación de la orden es que asume que los motoristas van a ir con dos calcetines en cada pie.
- Usar guantes de "puño".
Esta es una recomendación curiosa porque los guantes de puño (o manoplas) no parece que sean la equipación oficial de un soldado. De hecho, con esos guantes no se puede disparar. la razón es muy similar a la de los pies. Los dedos, en el extremo de los brazos, también pueden tener problemas de circulación. Poner los dedos por separado en un guante favorece la pérdida de calor.
- Atar las mangas de las guerreras, meter paja en la caña de las botas, poner los pantalones o las polainas por encima de la caña de la bota. Si se carece de polainas y se llevan botas con cordones, llevar dos calcetines y enrollar el exterior por encima de la bota cubriendo los cordones.
El objetivo de esta norma era evitar que la nieve pudiera colarse por los huecos de unión de las diferentes piezas de ropa, evitando así la humedad y el enfriamiento. Es curioso, por otro lado, que la norma no diga nada del cuello.
- Como no se dispone de suficiente cantidad de botas de esquiadores, se utilizarán para ello las botas de cordones con los cuales se han dotado cada uno de los soldados. La bota de caña no es apta para esquiar. Colocar en los bordes laterales de la suela tiras de latón para que las botas queden bien encajadas sobre los esquíes y evitar eventuales lesiones. Se utilizará latón delgado (de latas de conserva). Las tiras de latón se doblan en ángulo recto fijándose por medio de pequeños clavos en la suela de la bota. Doblar entonces el borde superior de la tira de latón a fin de evitar que el borde corte el cuero de las botas. En el tacón y en su parte posterior sobre la herradura colocar tres o cuatro clavos de los que se utilizan para la suela (tachuelas) a fin de evitar el patinaje de la unión. No quitar las tachuelas de las suelas caso que la suela no estuviese impermeable.
La falta de botas específicas para esquiar no debería sorprender, aunque no deja de ser sorprendente la recomendación de "apañarse" unas con trozos de latón o clavos. No he encontrado referencias a las razones por las que las botas de caña no se podían "apañar" para usar con los esquís. Sospecho que tiene que ver con la rigidez de dichas botas que impide realizar bien los movimientos necesarios para esquiar.