Llego hasta aquí
Simo Häyhä
La muerte blanca
Desde la película "Enemigo a las Puertas" ha crecido mi interés por la figura de los francotiradores y su relevancia en la guerra. Por eso no he podido dejar de mencionar a este personaje que habíamos, injustamente, olvidado,. Simo Häyhä fue uno de los francotiradores con más éxito de la Segunda Guerra Mundial y el hecho de que no sea ni alemán ni ruso, puede que haya hecho que pasara más desapercibido.
Nació en Rautjärvi a finales de 1905. La ciudad está ahora muy cerca de la frontera rusa, pero en aquella época estaba algo más alejada. Su familia se dedicaba a la agricultura y sus primeros años pasaron dedicados a esa labor. En Finlandia, en aquellos días, el servicio militar era obligatorio y a la edad de 19 años, Simo Häyhä ingresó en el ejército donde destacó como un excelente tirador. No era raro, en aquella época, que un campesino demostrara cierta habilidad con las armas. La caza era, en ocasiones, un complemento de la dura actividad o una forma de defenderse de los animales en el duro invierno finlandés. Tras el servicio militar de un año, Simo siguió dedicado a la agricultura y a la caza.
Su vida cambió en 1939 cuando la Unión Soviética invadió Finlandia y todos los reservistas del ejército fueron llamados a combatir. Simo fue incorporado a la 6ª compañía del 34º regimiento y destinado a la zona del río Kollaa. En dicho río se produjeron alguno de los combates más intensos de esta primera fase de la Guerra de Invierno y en ellos, Häyhä se cobró sus primeras víctimas. Las crónicas de la época dicen que mostraba una increíble frialdad y tranquilidad hacia su deber. Decían que para él, su trabajo no era militar, sino como ir de caza. Esta tranquilidad, le permitían esperar el momento más oportuno para disparar, lo que para un francotirador es gran parte de su éxito.
En el río Kollaa tuvo lugar la batalla de la "Colina Asesina". En dicha batalla, hubo un momento en el que 32 finlandeses (entre los que se encontraba Simo Häyhä) se enfrentaron a miles de soldados soviéticos. En esos días, unos 100, abatió a más de 500 soldados enemigos. Lo impresionante de esta cifra es que da una media de unos 5 derribos cada día en una época del año en la que en Finlandia apenas hay 5 horas de sol al día y con temperaturas por debajo de los cero grados de forma continua. Otro hecho que hace aún más impresionante la cifra es que a Simo Häyhä no le gustaba utilizar armas con mira telescópica. Opinaba que hacía más fácil al enemigo descubrirte. Él utilizaba un M-28 "Pystykorva", una variante finlandesa del Mosin-Nagant ruso. También comentó en una ocasión que no le gustaba disparar tumbado (como hacían la mayoría de los francotiradores), sino que prefería una posición sentada. Su reticencia a tumbarse en el suelo helado es entendible, aunque disparar sentado se nos antoja una posición incómoda a pesar de su baja estatura.
Los soldados finlandeses vestían de blanco para camuflarse con el entorno nevado y la presencia de Simo Häyhä fue pronto conocida por sus enemigos que le acabaron apodando la "muerte blanca". Destinaron a francotiradores a acabar con él e incluso, realizaron bombardeos de artillería a posiciones en las que supuestamente se encontraba. No tuvieron éxito.
A sus más de 500 muertos con el rifle, habría que añadir otras 200 bajas que hizo con un subfusil en combates a más corta distancia. Fue en uno de estos combates, el 6 de Marzo de 1940, cuando una bala explosiva enemiga le alcanzó en el lado derecho de la cabeza y lo dejó inconsciente. La leyenda dice que antes de caer inconsciente abatió al soldado enemigo que lo había disparado. Sus compañeros de unidad lo retiraron del frente y fue enviado a retaguardia; cuando despertó, el 13 de Marzo, Finlandia firmaba el armisticio con la Unión Soviética. Poco después, Mannerheim, Mariscal de Campo finlandés que estuvo al mando de la formidable defensa finlandesa contra la URSS en la Guerra de Invierno, le ascendió a subteniente. Considerando que Simo empezó de soldado de reemplazo y había llegado a cabo, aquel ascenso es bastante considerable. Por sus acciones en la guerra recibió la Cruz de Kollaa (una medalla para todos los que participaron en aquella batalla) y la Cruz de Plata.
La herida recibida le dejó fuera de la guerra posterior, pero consiguió recuperarse del todo con el tiempo y se convirtió en un excelente cazador de alces y en un buen entrenador de perros. Su pericia como cazador y su compañía fue buscada por las grandes figuras políticas finlandesas de la post-guerra y aún hoy en día, muchas competiciones de caza de ese país llevan su nombre. Tras retirarse de la vida laboral, se trasladó a Ruokolathiu (al sudeste de Finlandia, cerca de Rusia). Tras unos años, el 1 de Abril del 2002, falleció.