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viernes, 19 de abril de 2024


 

REINO DE AREFAD

PARTE I

Capital: Arefad.

Población: 68.434 (60% enanos, 30% humanos, 5% medianos, 5% resto)

Gobierno: Monarquía hereditaria

Religiones: Varios cultos a héroes enanos, como Dergram o Covelin.

Importaciones: Productos agrícolas.

Exportaciones: Minería de carbón, hierro, cobre y estaño. En menor medida piedras preciosas y adamantina.

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El Reino de Arefad viva bajo la amenaza constante de su poderoso vecino del norte, Corus. Durante un tiempo su estrategia ha sido ocultarse en las montañas, pero sus riquezas son demasiado golosas como para no plantar una defensa en todos los frentes.

Vida y sociedad

Arefad está gobernada por un rey autoritario que ejerce el control sobre todo el territorio. Se apoya en varias familias nobles, pero, al igual de cómo sucede en Corus, estás tienen poca influencia y el verdadero poder lo ostenta el rey. De hecho el ejército está bajo su mando directo, siendo él el comandante en jefe de las fuerzas estatales. Los nobles tienen el privilegio de tener sus propias fuerzas personales, pero esto es algo que está muy regulado, estando perfectamente establecido cuantos enanos armados puede tener cada persona a su servicio. De todas formas el grueso de la población de Arefad está empeñada en la explotación de las numerosas minas de la más diversa índole que pueblan las montanas. Cuando los enanos expulsados de Corus se replegaron hacia aquí sabían muy bien lo que hacían, encontrando un entorno ideal para protegerse y florecer.

Existen ciertos restos de la influencia del sistema de castas que Covelin implantó en la Gran Federación, por lo que muchos estudiosos manifiestan que los enanos de Arefad fueron en sus orígenes colonos provenientes de esta zona de Eriloe. Este sistema está también influenciado por el establecido en Corus, siendo el resultado una estructura social única en Eriloe. En cualquier caso existen tres estamentos sociales, los que gobiernan y guerrean, equivalentes a los nobles, los que trabajan, equivalentes a los plebeyos y una tercera clase social, los que estudian, en principio asociada al clero, pero que al desaparecer este en la guerra de los portales fue ocupado por aquellos que emplean su inteligencia para vivir. Comerciantes, ingenieros, artesanos muy especializados, magistrados y hombres de letras ocupan este estamento social que podríamos identificar con la burguesía. Normalmente uno muere en la clase social en la que nació, aunque con mucho esfuerzo y tesón puede conseguir que sus herederos asciendan en la pirámide social.

Por lo demás el motor social de Arefad es la minería. Casi todas las explotaciones se realizan en los Dientes de Paula y, en menor medida, en los Montes Tronantes. La minería en estos últimos es muy arriesgada, ya que varios picos son volcanes con cierta actividad. Sin embargo muchas minas de los Dientes están sobreexplotadas y adentrarse más en los Dientes supondría un conflicto con sus vecinos de Pilrhum, con los que existen buenas relaciones.

A pesar de esta riqueza el pueblo pasa bastantes penalidades. Casi toda la producción y excedentes del comercio se dedican a aumentar el ejército, preocupados de que algún día Corus decida terminar el trabajo. Aún así Arefad es un territorio pequeño y sus gobernantes nunca han sabido darse cuenta de que su principal problema no es el buen equipamiento de sus tropas sino la escasa población con la que cuentan, comparado con el gigante del levante.

Por último decir que la religión no está muy asentada en Arefad. Como en otros lugares existe el culto a los héroes, pero se trata de algo poco organizado, a diferencia de sus vecinos de levante y poniente.

Organizaciones Principales

El Real Consejo de Prospecciones: Esta organización se encarga de la inspección y seguimiento de las numerosas minas que hay dispersas en todo el reino. Según la ley la explotación y organización del trabajo corresponde a unas cuantas familias nobles bien posicionadas, pero es el Real Consejo el que realiza la auditoria de las cuentas, asegurándose la recaudación de los impuestos reales. También concede los permisos de explotación y fija los estándares de producción para el año en curso. Como se puede suponer es una organización de gran poder económico, controlada por las familias nobles más influyentes, aunque los burgueses también tienen un pequeño trozo del pastel. Obviamente el rey tiene un asiento en este consejo, pero suele excusar su asistencia para dedicarse a otras labores más marciales.

Los Alfareros del Magma: Este pequeño grupo tiene su origen en un par de familias de plebeyos que se aventuraron en la zona más activa de los Montes Tronantes buscando sustento. El caso es que, no se sabe muy bien como, consiguieron prosperar y ahora viven en los límites de la civilización, trasladándose continuamente para evitar las erupciones, que anticipan con increíble precisión. Las malas lenguas dicen que tiene tratos con extraños seres que respiran fuego y comen lava, pero nadie ha visto jamás a estas criaturas.

La Guardia Adamantina: Principal exponente de la riqueza minera de Arefad, la guarda adamantina es la encargada de la seguridad del rey y de los palacios reales situados en Arefad. También tiene la jurisdicción sobre toda la capital, pero sus pocos efectivos la obligan a recurrir a tropas normales para las labores de guardia más rutinarias. Y es que, como su nombre bien indica, todo el equipamiento de la guardia adamantina está hecho con ese mineral. Escudos, armaduras, hachas, hasta las puntas de sus flechas son de adamantina. Así pues equipar a uno solo de estos guardias cuesta tanto como armar un pequeño ejército. En la actualidad cuenta con 75 efectivos y se considera el más alto honor que puede alcanzar un guerrero.

La Casa Verdel: Casa capitular de la ciudad del mismo nombre es la encargada de custodiar la zona conocida como La Fractura, una inmensa grieta en la tierra que conduce directamente al Vacío. Su misión es doble. Por un lado debe controlar que ningún ejército enemigo la atraviesa empleando botes de tillium. Su otra misión es más peligrosa, ya que deben realizar periódicas mediciones del ancho de La Fractura en diversos puntos, incluido su origen en los Montes Tronante, gracias a las cuales los estudiosos pueden prever la actividad volcánica de estos montes.

 

 

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«Gobernemos gracias al amor y no gracias a la bayoneta.»

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