A mitad del siglo pasado, a la par que Polaroid fabricaba y vendía su cámara fotográfica instantánea, una desconocida empresa rusa, de nombre Kopiya, también conseguía fabricar un modelo propio de instantánea. Como se dice, ¿que fue antes el huevo o la gallina?, es una frase que se podría aplicar a esta coincidencia temporal. Quien consiguió primero el desarrollo de este tipo de cámara es una tarea imposible. Podría ser que la otra empresa consiguiese información para aplicar el mismo principio a su producto. O podría ser todo una suerte de coincidencia temporal sin relación alguna. Aunque claro, realmente no debe de haber nadie haciéndose estas preguntas? si, como comentamos, Kopiya fue una empresa desconocida queda claro que no tiene sentido el formulárselas.
No se sabe el nombre real de cámaras que fabricaron, o que al menos estuvieron disponibles en el mercado. Si se puede atestiguar que solo produjeron un modelo en concreto, el que nos ocupa. Cuantas circulan en la actualidad por el mundo es otro dato que no se puede concretar.
El caso es que el submundo oscuro de Cunia si que puede dar fe que en la ciudad doliente se encuentra un modelo. Un modelo muy curioso con cierto poder, que no saben si se repite en otras cámaras. Y otra curiosidad es que no necesita recargarse con película fotográfica alguna.
Cuando realizas una foto, simplemente por fotografiar una escena, se expulsará el papel fotográfico que se revelará en un minuto, minuto y medio. Pero si sabes de su poder y te concentras durante un buen puñado de segundos en un objeto de los que vas a fotografiar antes de pulsar el botón, cuando sea revelada, aun pareciendo una foto como otras, el «espíritu» de ese objeto ha sido trasladado a su copia en papel. Y en pocas horas, cuando la luz ha abandonado la ciudad y ningún ojo pueda ser testigo, el elemento en el que te concentrabas desaparece y pasa a «vivir» en la fotografía realizada. Un brillo casi imperceptible lo diferencia de todo el resto de la escena.
Y durante un tiempo la esencia vivirá en este mundo químico, hasta que la persona que lo «capturó» lleve la fotografía pegada a su cuerpo, lo más cerca del corazón, y realice otra foto. Esta vez deberá concentrarse en algún lugar que se encuentre vacio. Una vez fotografiada la escena, durante la próxima noche, el elemento volverá al mundo real y en la escena que lo tenía retenido un borrón ocupará su sitio.
El tiempo que perdura en el espacio artístico no es infinito por lo cual no se puede utilizar como sitio donde guardar cosas durante mucho tiempo. Es más bien un método de transporte, de un sitio a otro.
En principio cuando se ha querido utilizar el poder con seres vivos no ha funcionado, o el resultado sobre este ha estado demasiado desagradable para querer contarlo.
Un uso también muy oscuro y deleznable es fijarte en un persona cuando estas visualizando donde quieres que aparezca el objeto que tienes fotografiado. El resultado, como podréis prever es descarnado cuanto menos.
A nivel de reglas, cuando se quiera «guardar» un elemento, se realiza una TA de CON*3 Dependiendo del tamaño puede ser CON*2 o directamente CON. El dado de calidad nos indica el número de meses que podrá permanecer activo el elemento dentro de la fotografía. Pasados estos simplemente será una instantánea más.
La diferencia de puntos entre el valor a sacar y la tirada serán puntos que se restarán momentáneamente de sus Puntos de Mente. Se pase la tirada o no, se disminuirán los PdM.
Si el resultado fuera un crítico solo restará 1 punto y si fuera una pifia, automáticamente el personaje queda a 0 PdM y se desmayará. Los puntos perdidos para pasar de los PdM actuales a 0 serán los asaltos que el personaje necesita para despertarse.
Para volverlo al mundo real se realizará la misma TA anterior, con los mismos condicionantes. Con la diferencia de que la pifia lo que provocará es no se haya devuelto el objeto y que la foto se deteriore, quedando inservible para posteriores intentos.