Calle Federico Mayo, n°3, Cunia
En pleno barrio centro, a un puñado de manzanas de la escuela de filosofía, hay un amplio local de dos pisos y un sótano con unos grandes escaparates que dan a la calle. Se trata de Disfraces Martín, una tienda que lleva más de 50 años abierta. Su fundador fue Matías Martín quien, tras dejar su carrera como payaso de circo, adquirió un antiguo almacén que llevaba en desuso mucho tiempo y abrió una tienda de disfraces. Desde entonces la tienda ha pasado de un Martín a otro. Su actual dueño es Rodrigo Martín, nieto de Matías (el cual falleció el pasado año a los 92 al contagiarse de COVID).
Aunque no es la única tienda de este tipo que hay en Cunia si que es la más conocida y la más grande. Sin embargo, con la llegada de Rodrigo, el negocio ha perdido parte de su encanto. Su nuevo dueño se ha querido adaptar a la situación de la tienda, en un barrio repleto de juventud, y además de los disfraces y artículos de broma tradicionales, se ha empezado a especializar en los eventos y fiestas de los chicos, como fiestas universitarias o despedidas de soltero. Una parte de la tienda ha sido adaptada por ello para vender chucherías y bebidas.
Lo que la verdad esconde
En realidad Disfraces Martín siempre ha sido un negocio honrado, con sus papeles en regla y su ausencia total de escándalos. Por desgracia, Cunia parece terminar corrompiendo todo lo que toca, y este lugar no ha sido menos.
La llegada de Rodrigo ha significado un antes y un después en la tienda, y no solo por que haya subido casi todos los precios. Ahora, es bien sabido entre los círculos de jóvenes que aquí se venden bebidas alcohólicas a menores. También se ha unido al negocio e la droga, aunque por el momento a pequeña escala.
Por ahora la policía lo ha dejado pasar. Debido a su contacto directo con los grupos de jóvenes del barrio central, le usan como confidente, al menos por ahora, que saben que sus delitos son a pequeña escala.