Los xenfer son una especie que habita en el espacio verriano, concretamente en el planeta Xen, dentro del sector Zigg, muy lejos de la frontera con otros imperios. Las referencias que las demás especies han tenido de ellos han sido, en su mayor parte, a través de los propios verrianos.
Hace tiempo, el planeta natal de los xenfer fue descubierto y explorado por una expedición verriana procedente de la colmena de Zigg. Por supuesto, la reina de Zigg ordenó someter a los xenfer, para descubrir que en vez de aterrorizarse, éstos recibían con alegría y emoción apenas contenida la posibilidad de luchar contra nuevos enemigos, que además utilizaban tácticas y un armamento mucho más avanzado que el suyo propio. Las bajas xenfer fueron amontonándose en el campo de batalla por millones, pero no por eso dejaban de llegar más y más xenfer procedentes de todos los rincones del planeta, ansiosos por probar el sabor de la carne verriana. Los xenfer no luchaban por su planeta o por su libertad, sino porque simplemente disfrutaban haciéndolo. Y es que la lucha en sí misma es la forma de vivir de un xenfer. Un xenfer no puede vivir sin lucha, porque el xenfer que ha dejado de luchar es el xenfer que ha muerto.
Los escasos datos conocidos por los sociólogos humanos afirman que los xenfer organizan su sociedad de forma escalonada, con 256 grados o castas sociales de los que Zighar («Magnificencia») es el último escalón. Su sociedad guarda ciertas similitudes con la organización verriana, aunque en el caso de los xenfer no hay una diferenciación genética: todos los xenfer son prácticamente iguales desde el punto de vista genético. El xenfer recién nacido es llamado Ash, el escalafón más bajo de los 256 que existen en su sociedad. Los ascensos de grado han de producirse por el sistema conocido como Testek, un sistema de duelos rituales en el que el xenfer del escalafón más bajo reta al de grado más alto, nunca al revés. Poner en duda la opinión de otro xenfer es sinónimo de desafío en la sociedad xenfer. El luchador que mate o consiga la rendición de su rival se convierte automáticamente (o conserva) el estatus mayor, mientras que el otro lo pierde, en los pocos casos en que no muere.
La caza y la guerra son la forma de vida tradicional xenfer. Toda la economía y la sociedad xenfer está enfocada en la guerra, incluso mucho más que cualquiera de las demás especies consideradas belicosas de la galaxia (olieros, boron, etc.). Los xenfer luchan todo el tiempo, y «todo el tiempo» quiere decir todo el tiempo. Resulta imposible atravesar un asentamiento xenfer sin contemplar varios combates, algunos de los cuales sin duda terminarán con la muerte de uno de los contendientes, o ambos. Y también probablemente con más de un acto de canibalismo (los xenfer no tienen ningún tabú cultural respecto a consumir la carne de sus semejantes; de hecho, lo consideran un honor del vencedor para con el derrotado). Para los xenfer, es del todo indiferente si existe o no motivo para luchar. Se combate igualmente. Y casi siempre se combate hasta la muerte.
Los científicos de la RFP creen que los xenfer son adictos a la sustancia que, en ellos, realiza la misma labor que la adrenalina. Experimentos llevados a cabo por expertos del Instituto de Xenobiótica de la Universidad de Vettera así parecen confirmarlo. Luchar les provoca un estado de bienestar y una ligera euforia, estimulando las partes de su cerebro que provocan placer sexual. Lo que los científicos humanos todavía no han comprendido es que para los xenfer el combate y el derramamiento de sangre también son, literalmente, sinónimo de la vida. El organismo de un xenfer que no combate se ralentiza, se marchita y muere. Sus músculos se desvigorizan y, en poco tiempo, su sistema inmunológico se deteriora hasta matarle. Las hembras precisan luchar casi continuamente para para mantenerse fértiles, ya que sin las hormonas producidas por la emoción del combate dejarían de poder procrear.
Volviendo a la historia reciente, eventualmente la reina de Zigg y los xenfer lograron alcanzar un acuerdo: los verrianos les transportarían en sus grandes vehículos estelares y ellos lucharían contra otras especies, a las que matarían con gran gozo y deleite. Por si todavía no ha quedado claro: matar y ser matado lo es todo para los xenfer.
Lenser es el nombre del xenfer conocido entre los suyos como la «Magnificencia de Lindell», el líder que acaudilla la rebelión xenfer que ha provocado la caída de la reina verriana de Veria. Hace unos años, Lenser fue el representante enviado por los xenfer en la gran reunión de las reinas verrianas en el planeta Vitoria. Durante esa reunión su opinión sobre las reinas decayó enormemente. Esas majestuosas y poderosas criaturas que hasta ese momento se habían presentado ante Lenser como encarnaciones vivientes de los poderes cósmicos revelaron que podían ser presa de las pasiones propias de los seres inferiores y mortales. Es más, durante la reunión se produjo la muerte de una de las reinas, revelando así que su supuesta inmortalidad no era más que una patraña. Ese fue el error cometido por las reinas: si descubren que algo puede morir los xenfer van a querer matarlo y consumirlo. A cualquier precio.
Al regresar a su planeta de origen, Lenser comenzó a gestar el alzamiento contra los verrianos, que aún debería esperar un tiempo. La noticia de la debilidad de las reinas se extendió entre los xenfer, y pronto el número de los que escuchaban con atención las palabras de Lenser creció exponencialmente.
Durante los siguientes años, los xenfer hicieron algo que normalmente no hacen: prestar atención a cómo funcionan los aparatos tecnológicos de los verrianos. En unos años aprendieron, y mucho. Primero a manejarlos, luego a repararlos y finalmente a replicarlos. Primero las armas de mano, luego los vehículos de combate y por último las naves espaciales. Haciendo gala de una paciencia y astucia sorprendentes, prepararon el camino para hacerse con el control de las naves y lugares clave cuando llegase el momento adecuado? cuando Lenser provocase la chispa que encendiese el fuego de la guerra. La guerra más gloriosa y gozosa de todas en las cuales haya podido participar un xenfer. Para ellos es el paraíso en la tierra.
Y cuando llegó el momento convenido, simplemente comenzaron a matar a los verrianos.
Y no van a parar.