La azagaya es la punta de hueso que se coloca en el extremo de las lanzas para que estas puedan penetrar en la piel de los animales. Suelen llevar un atado simple de cuerda que evita que se mueva en vuelo y, en general, al extraer la lanza, la azagaya se queda dentro del animal y se recupera tras cortar la piel y repartir la lanza. En los grakines suele ser la prueba de la virtud del cazador cuando su azagaya se saca del animal. Es por ello, que los cazadores las adornan o graban para que se pueda reconocer. Que tu azagaya esté en el corazón del animal abatido es una muestra de precisión cazadora y es respetado por el resto del grakin ofreciéndote la mejor parte del animal.
La azagaya del uro blanco está fabricada con el cuerno de un uro albino de las montañas y no lleva ninguna marca ni señal, pero es un poderoso fetiche que otorga mayor precisión al cazador (-3 a las TA). Se cree que solo existe una azagaya en toda Pangea, pero la verdad es que hay varias sin llegar a ser muy numerosas. Se desconoce cómo se han fabricado ni quién las ha hecho y, evidentemente, hay algunas azagayas falsas en manos de comerciantes sin escrúpulos con clientes crédulos.
Solo se puede poseer una azagaya del uro blanco si se la encuentra uno en un animal herido (que haya podido despistar a su anterior portador, cosa rara), si se hereda o recibe de algún viejo cazador, o si se roba a alguien que la posea. Tener una, y enseñarla, hará que todos los que la vean reconozcan a su portador como un buen cazador y aunque sea un desconocido, le seguirán en las cacerías y escucharán sus consejos. Tener la azagaya del uro blanco hará que un grakin respete a su portador, pero también despertará las envidias de otros cazadores celosos. Los chamanes llaman a esto «la maldición del uro blanco«.