Comandos – Sangrienta Siete -1×14 – La Colina 609 (2ª parte)

Snelling no se equivocó y su petición para que fuera otro quién asaltara la colina no cayó en oídos sordos o, al menos, alguien en las altas esferas había tenido la misma idea que el veterano soldado. El segundo asalto contra la colina 609 iba a encabezarlo la 34ª de infantería. La 1ª división blindada avanzaría por el flanco izquierdo mientras que ellos lo harían por el flanco derecho. La Sangrienta Siete se preguntó si tenían algún enchufe entre los de arriba.

Ese pensamiento se disolvió como un azucarillo en los primeros momentos de la batalla. Las defensas en los flancos de la colina eran más impresionantes que en la cima y la Sangrienta Siete perdió a sus últimos novatos en los primeros intercambios de disparos.

Una posición artillera, la misma que se estaba cargando a los muchachos de la 34 en la ladera y que les había machacado a ellos el día anterior, se vislumbró a un kilómetro. Estaba tan bien camuflada que los aviones no podían localizarla y bombardearla, así que el sargento Rogers tuvo una idea. Cargaron contra una posición alemana, una ametralladora en una casa a la que derribaron con granadas. Al momento empezaron a recibir fuego desde sus flancos y Rogers dejó allí a Gonzalez, Moore y Peters para que mantuvieran el hueco abierto hasta que «algún estúpido teniente se dé cuenta» y envíe refuerzos.

Él y Snellings siguieron avanzando a hurtadillas hacia la artillería. En varias ocasiones estuvieron a punto de pillarles, pero se salvaron por la oportuna intervención de algún desconocido compañero en la distancia. Cuando estuvieron a unos metros, lanzaron una bengala de humo verde en medio de la posición artillera y al instante, varios cazas de ataque a tierra convergen en la posición y declaran el infierno en la tierra.

Varios tanques de apoyo cedidos por la 1ª división blindada al ver el humo verde y comprender que la infantería ha llegado tan lejos, se lanzan por el hueco que sostenía el resto de la Sangrienta Siete disparando a derecha e izquierda, con lo que logran hacer huir a los defensores alemanes y agrandar la brecha. Otros tanques más pesados se cuelan por ella y les siguen varios pelotones de la 1ª división.

Pocos minutos después, la bandera de Estados Unidos ondea en lo alto de la colina 609 y la batalla en la zona cambia radicalmente, Utilizando como puesto de observación avanzado, los long tom empiezan a enviar regalos a las fortificaciones y posiciones enemigas. Hasta el sargento Rogers sonríe cuando los pepinos sobrevuelan su cabeza.

-Por una vez están haciendo bien su maldito trabajo -dice.

El signo de la batalla ha cambiado y la Sangrienta Siete los sabe. Aún quedan nueve kilómetros hasta Bizerta y tardarán 8 días de combates continuos en llegar al único puerto aún en manos alemanas en el norte de África. El fin de la campaña está cerca y todos lo saben.

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