Como comentábamos en un artículo previo (), cuando una nave espacial quiere superar la distancia entre dos estrellas que están a gran distancia no realiza sólo un sólo salto subespacial, hace varios. A estos saltos los denominamos saltos intermedios. Hay dos motivos para realizar estas interrupciones en el viaje subespacial:
- – la principal es que la duración de la autonomía de un motor subespacial no es superior a 4 o 5 horas (dependiendo del modelo) y que acercarse a ese límite es una locura reservada a los grupos de operaciones especiales. Las leyes mercantes de la navegación espacial civil establecen en 3 horas el límite máximo de viaje subespacial, aunque es bien sabido que muchos capitanes estiran un poco esas 3 horas si es necesario.
- – la segunda razón es que a pesar de la precisión de los sistemas de navegación, nunca son del todo precisos y que en un viaje de unos cientos de años luz, un error centesimal se puede convertir en que la posición final de nuestro viaje esté uno o dos años luz equivocada. Los saltos intermedios permiten corregir estos posibles errores.
Cuando la nave se acerca a uno de estos saltos intermedios, por lo general no se molesta mucho en reducir la velocidad (salvo la necesaria para encontrar el punto de convergencia entre el espacio normal y el subespacial) y vuelve al espacio normal a gran velocidad. Normalmente, los puntos de salto intermedio están en el espacio profundo y no hay posibilidad de encontrarse con ningún tipo de obstáculo. Sólo un loco haría un salto intermedio en una zona con mucho tráfico o en los límites de un sistema estelar. De todas formas, todos los pilotos te confirmarán que le echan un vistazo a los sensores por si acaso.
A pesar de la gran velocidad a la que va la nave al entrar de nuevo en el espacio, el piloto mantendrá los motores y utilizará la energía de estos para recargar de nuevo el motor subespacial. La duración de un salto intermedio viene determinada, generalmente, por la capacidad de la nave para recargar su motor subespacial. Como cálculo general, cada 10 minutos de recarga permiten una hora de autonomía del motor subespacial. Uno de los grandes axiomas subespaciales es: «cuanto más viajas en el subespacio, más tardas en poder volver a hacerlo«. Por lo general, en media hora, la nave vuelve a estar lista para entrar de nuevo en el subespacio.
La reentrada en el subespacio es similar a la ya descrita en el primer artículo de esta serie (). La principal diferencia es que no hay masas cerca que afecten a la velocidad de salto y que la nave suele tener velocidad suficiente para realizarlo. El procedimiento es mucho más breve y no requiere grandes aceleraciones.
Otra de las cosas que debe realizar el piloto (o el navegante) mientras está en un salto intermedio es comprobar que van en la dirección correcta. En el espacio profundo las estrellas se ven como puntos y es difícil tener una referencia sobre cuál es cuál. Sin embargo, si el navegante ha calculado bien la ruta de salto, la estrella de destino estará en frente de la nave, alineada con el eje de la misma. Puede haberse desviado un poco, pero no mucho. Aunque la estrella esté tan lejos como para no ser visible a simple vista, los sensores de la nave sí la verán. En el puesto de navegación estarán los datos de la estrella de destino y con ellos puede comprobar que efectivamente es esa y la distancia a la que está realmente. Si la nave no estuviera alineada del todo con la estrella, el piloto variaría la potencia de algunos de los motores de impulso y la nave giraría lentamente hasta alinearse (como si fuera un barco, aunque en tres dimensiones). El piloto no hace esta corrección a ojo, los sistemas de navegación de la nave le ayudarán y marcarán el eje de la nave y la dirección correcta en su pantalla de datos. Sólo hay que hacer que las dos cruces se junten. Si la desviación es muy pequeña (y suele serlo), se pueden dejar las correcciones para un salto intermedio posterior.
Cuando un navegante calcula un salto subespacial para ir de una estrella a otra (o de un punto a otro), una de las cosas que hace es calcular los saltos intermedios. La distancia total del viaje indicará el número de saltos recomendables, pero cuándo o en qué momento hacer esas interrupciones del viaje, depende del criterio del navegador. Se podría calcular la distancia total, el número de saltos intermedios necesarios y repartir la distancia de forma equitativa entre cada salto; sin embargo, algunos capitanes prefieren hacer los saltos siempre del mismo tiempo (por ejemplo, tres horas) y dejar cualquier diferencia para el último salto antes de llegar al destino. Lo hacen así por temas de turnos de la tripulación.
Algunas corporaciones de transporte que hacen rutas de forma regular, tienen puntos de salto intermedio preestablecidos. Lo hacen por un tema de facilidad de búsqueda en caso de accidente. Si pasara algo, ellos saben dónde se supone que ha estado la nave. Es cierto que aumenta el riesgo de encontrarte a otra nave en la zona de salto intermedio, pero ellos ya se encargan de coordinar horarios para que esto no ocurra. También es cierto que, al hacerlo así, al tener zonas fijas de salto, se aumenta el riesgo de que las naves sean atacadas y es por eso que estas zonas preestablecidas es uno de los secretos corporativos más celosamente guardados.
Se puede atacar a una nave durante un salto intermedio, aunque es una hazaña que no está al alcance de muchos. Recordemos que la nave sale con gran velocidad del subespacio y cualquier posible atacante debería igualarla ante de poder abordar la nave. Hay que tener una nave con mucha potencia para poder acelerar a esa velocidad en apenas 30 minutos. Sin embargo, han existido ataques. Si los atacantes saben el punto de salida y conocen la nave, podrían calcular el momento en el que aparecerá en el punto intermedio y esperar a su víctima con gran velocidad. No deja de ser difícil coordinar todos los datos con precisión. Desgraciadamente, los piratas espaciales más toscos recurren a poner obstáculos en el supuesto camino. Una cuantas minas, pueden destrozar los motores de la nave y entonces, alcanzarla será sólo cuestión de tiempo. Las holoseries están llenas de momentos dramáticos de naves perseguidas por piratas en los saltos intermedios mientras la valerosa tripulación (y protagonistas de la serie) se afanan en arreglar los desperfectos en los motores para poder volver a saltar al subespacio. En estas antiguas holoseries, los piratas solían ser veddios; en la actualidad son malvados libertarios.
Algunos capitanes, ya sea porque había un obstáculo en el sistema de partida o porque no quieren dejar constancia de su destino en dicho sistema, no saltan en dirección al sistema de destino, sino en otra cualquiera. Eso les obliga a cambiar de dirección cuando llegan a uno de sus saltos intermedios. El procedimiento es similar, pero requiere más esfuerzo. La localización de la estrella de destino se complicará un poco más (ya no estará delante de la nave) y, sobre todo, se complicará la maniobra. No bastará con variar la potencia de alguno de los motores para girar lentamente, será necesario girar la nave y acelerar hasta que esta cambie de dirección. Mientras se usan los motores para esta aceleración, no se puede cargar el motor subespacial (o no al mismo ritmo al menos). El procedimiento será más parecido a un salto inicial que a un salto intermedio. Es decir, grandes aceleraciones y similares incomodidades para la tripulación. Las naves de gran masa (cargueros o de pasajeros) no suelen hacer estas cosas. Esta maniobra es más típica de pequeños comerciantes, contrabandistas o piratas que sí tienen interés en que nadie sepa a dónde van.
Muy interesante el articulo y el razonamiento usado para la explicación
Gracias por el comentario. Si no los has leído, hay otros dos artículos previos (http://www.edsombra.com/index.asp?apa=99&numrev=119&seccion=4&pagina=2 y http://www.edsombra.com/index.asp?apa=99&numrev=121&seccion=4&pagina=1) y ya he entregado el último artículo que trata los puntos de llegada y que imagino que se publicara este mes o el siguiente.