Autor: Olef, hijo de Oleg
Las hojas se desarrollan de forma helicoidal en la punta del tronco. Son grandes, verdes y palmadas con muchas divisiones. En la parte interna de la hoja hay un bulbo (práspice) donde la planta va acumulando minerales. Este bulbo puede alcanzar un tamaño considerable y de peso contundente. Este peso extra hace que el tronco se agite más de lo habitual en los árboles y uno tiene la sensación que la palmera golpeadora está realizando una especie de baile eterno.
De los bulbos surgen unos tallos o lianas, llamados estambres, de color amarillo y sabor dulce. No son muy gruesos, de hecho parecen más hilos de una telaraña que una parte vegetal de la planta. Son bastante delicados. Pueden aguantar el viento, siempre que no sea huracanado, y a los insectos, pero si un animal de mediano tamaño o superior pasa por debajo de la palmera, su movimiento los arrancará. Cuando esto ocurre, un mecanismo reflejo libera el agua del tronco (empapando a la víctima) y deja el tronco completamente flácido. La copa, reforzada por el peso de los bulbos, cae sobre el incauto caminante (daño tipo 0, I o II de golpe en función del tamaño de la planta).
La planta empieza a absorber el agua del terreno inmediatamente, su tronco vuelve a ponerse rígido y vuelve a erguirse en las praderas de Pangea. Este proceso de levantamiento puede llevarles medio día.
Este mecanismo es una adaptación de la planta para los medios con pocos nutrientes orgánicos. Al golpear a la víctima, esta suele quedar inconsciente o muerta a los pies de la palmera y su descomposición alimenta a la planta de nutrientes. Si la víctima se despertara, es posible que la planta ya se hubiera alzado un poco, con lo que recibirían un nuevo golpe al mover los estambres. Si la víctima pudiera escapar, los estambres le habrán impregnado de semillas el cuerpo y al huir las irá dejando caer lejos de la planta madre.
Dos palmeras golpeadoras no pueden crecer juntas. Con el tiempo, sus copas serán lo suficientemente grandes para tocarse y los estambres de la más alta se enredarán con la copa de la más baja y acabará cayendo sobre ésta. Una pelea entre palmeras golpeadoras puede durar años, pero, al final, una de ellas derrotará a la otra y el cuerpo de la vencida alimentará las raíces de la victoriosa. Por esta razón, no existen palmerales y cuando hay varias plantas en una misma zona crecen a bastante distancia, dando al entorno un aire muy siniestro, más si alguna de ellas se ha alimentado recientemente y el cadáver de la víctima aún está a la vista.