Pangea – La Selva Blanca

Autor: E. M.

Una historia como antecedente

En una aldea vivía Amadahy, un hombre pobre al que todos despreciaban pero al que nadie se atrevía a molestar porque poseía una hermosa serpiente blanca de marfil de enormes dimensiones. Aquella serpiente no comía nunca, tenía los ojos como dos joyas amarillas y el hombre aseguraba que pasaba todas las noches hablando con ella. Muchos mercaderes, mujeres e incluso el gobernante del poblado le ofrecieron todo tipo de cosas por el exótico reptil pero el hombre decía que para él no era una serpiente, sino mucho más ¿Y cómo puede vender alguien a un compañero tan especial?

Al vivir en la miseria y de la mendicidad siempre dormía en un establo junto a su serpiente pero una mañana descubrió que aquella criatura se había ido. Todos en la aldea se rieron de él y le dijeron que tenía que haber supuesto que alguien le robaría aquella serpiente enjoyada y que habría sido mejor que la vendiese cuando todavía la tenía y de esta manera haberse enriquecido.

Con tranquilidad él les explicó que en realidad no era tan evidente lo que había ocurrido y que no se podía estar seguro de que alguien hubiese robado la serpiente. La única verdad era que su serpiente ya no estaba allí y aquello no tenía por qué ser malo, ¿Quién sabe lo que podía suceder más adelante?

Todos se rieron del viejo y le dejaron viviendo en la miseria y sin compañía. Pero transcurridos unos años la serpiente volvió. Y al volver ya no era una serpiente blanca sino una mujer de marfil perfecta en su apariencia y ágil en todos sus movimientos. Y todos se preguntaron de dónde venía aquella mujer y envidiaron todavía más a Amadahy.

La leyenda de las Serpientes Blancas

Desde hace incontables drumas se sabe que las serpientes blancas no son animales normales. Se trata en realidad de mujeres que han tomado como amante a un familiar. Se trata de personas que a ojos de muchos habitantes de Pangea han abrazado el Wukran pues no creen que sea malo disfrutar de su condición o de las personas de su propia sangre.

Por esta situación ha caído sobre ellas una maldición y están condenadas en vida a viajar por las noches convertidas en una enorme serpiente, buscando quien las redima. Porque a pesar del cambio que su cuerpo sufre su alma sigue intacta y pueden salvarse si son capaces de encontrar a alguien con el valor suficiente para hacerles frente. Si en el enfrentamiento el hombre, pues debe tratarse de un varón, es capaz de herir a la serpiente entonces la mujer puede dejar de ser serpiente y recuperar su forma femenina y su anterior vida.

El ciclo de la serpiente blanca tiene dos partes diferenciadas. Si la primera transformación se ha realizado hace poco tiempo entonces la serpiente todavía puede salvarse si es herida por un hombre en una noche sin luna. En este primer ciclo la serpiente es joven y por tanto de tamaño pequeño (similar a un hombre), y se desplaza siempre en la misma dirección que el viento, insegura y emitiendo un silbido que parece propio de una mujer parturienta .Y ese grito es capaz de atemorizar al más valiente y despertar el miedo en el corazón de todo aquel que lo escucha ya que mezcla la desesperación y el arrepentimiento. Todo aquel que quiera hacer frente a la serpiente y liberarla debe mantenerse firme y esperar a que se acerque lo suficiente. Una vez que la criatura detecte a la persona que está dispuesta a liberarla comienza a gritar aún más fuerte para atemorizar a su salvador, y de esta manera poner a prueba su valentía. Si el hombre mantiene el coraje y se le acerca resuelto, ella baja la cabeza dejando ver un lugar dónde no tiene escamas y se queda quieta a la espera del golpe. Si el valiente consigue herirla entonces la serpiente regurgita a la mujer de su interior y a continuación muere. Queda por tanto purificada la maldición de esta mujer y su corazón queda unido al de su libertador. Si por el contrario el hombre no es capaz de soportar los gritos del monstruo y sale huyendo o no es capaz de herirla entonces la serpiente se deja llevar por sus instintos y va en su busca para devorarlo. Con cada hombre que así devora la serpiente crece en tamaño.

Pero si la serpiente ya no es joven y ya pasó mucho tiempo desde la primera vez que fue un ofidio, no se arrepiente e incluso se ha acostumbrado y disfruta siendo este tipo de bestia lamentablemente se pierde en esta forma y ya no es capaz de volver a ser una mujer nunca más. Esta serpiente es mucho más grande y ha aprendido a amar su condición y odia a los hombres que tratan de liberarla. Es agresiva y tiene la capacidad de hacer daño a cualquiera que se le acerque. A su vez, como ha probado la carne humana en varias ocasiones cada vez siente más deseos de consumirla. Su cuerpo es duro y ya no presenta un punto débil sin escamas por lo que es muy difícil herirla Sus dientes se han convertido en una auténtica trampa de marfil y es capaz de escupir veneno de su boca a larga distancia. A su vez en las escamas de su vientre lleva engarzados huesos y restos e todos aquellos que ha matado que van produciendo un sonido muy desagradable cada vez que la serpiente se arrastra. A su vez, esta descomunal serpiente atrae a unos pájaros denominados Uianes de muy vivos colores que suelen estar posados siempre encima de ella alimentándose de los restos de sus víctimas.

A esta criatura ya no se la puede redimir. Esta serpiente desconfía del mundo y está a gusto en su piel de marfil. Ha perdido su forma humana y ahora debe afrontar una nueva vida. Es entonces cuando esta convicción es tan férrea que sus instintos se ponen en funcionamiento y siente la necesidad de llegar al lugar al que pertenece. La Selva Blanca.

Entre los habitantes de Pangea se cree que la serpiente blanca siempre sale las noches en las que casi no hay luz para que no se la vea tan fácilmente debido a su color pálido y al brillo que desprende su piel en la oscuridad. También les gusta deambular cuando hay vientos fuertes o tormentas con muchos truenos ya que estos sonidos ocultan el sonido que hace al arrastrarse. A su vez hay quien dice que si alguien es capaz de entender y amar a una de estas serpientes en su trayecto hacia la selva blanca volverá con forma de mujer de marfil a buscarlo como pareja.

El lugar al que van las serpientes blancas: la Selva Blanca

El territorio que constituye la Selva Blanca no está bien delimitado ya que son muy pocos los que han llegado tan lejos y han vuelto para contarlo en Aguaclara. Se supone que se encuentra por las estribaciones de las montañas grises hacia el este y se extiende hasta las cuencas del río Darnar y sus afluentes Anep, Nasanac, Ensear y parte de los tributarios del Maron que desemboca en el Lago de la Serpiente. Pero también hay quien dice que la zona menos densa de esta selva se extiende próxima a la línea de la costa, formando la Costa Blanca, que asciende desde la desembocadura del Darnar hacia algún punto indeterminado del norte.

La región de la Selva Blanca está a una altitud de aproximadamente 500 metros sobre el nivel del mar. La precipitación media anual es muy alta superando los 5000 m.m. en ocasiones, y la temperatura que se promedia es de 30 ºC siendo la mayor parte del tiempo muy sofocante para cualquier persona que se atreva a entrar en la zona. En general los suelos presentan grandes limitaciones de fertilidad al ser muy ácidos y por este motivo no son adecuados para la agricultura o el cultivo de tubérculos tan propio de este tipo de zonas. Sólo la más salvaje vegetación y los árboles más duros crecen en este inhóspito paraje.

La Selva Blanca presenta tres grandes zonas: la zona de bosque, el río de aguas negras y todos sus derivaciones y las áreas pantanosas que es dónde los árboles y el agua no quieren ceder terreno uno al otro. Existe una continua interrelación entre las tres, de manera que se puede cambiar de una a otra en apenas unos pasos produciendo gran confusión en el viajero que se adentra en esta selva. A su vez la monotonía del paisaje y la alternancia constante produce desorientación e induce al extravío de todo aquel que entra en la selva.

En la Selva Blanca se asientan las Uadyets, o las mujeres de marfil divididas en diferentes etnias, siendo las más numerosas la Abiner, la Babpo y Cauecas. Todas ellas se caracterizan por su piel blanca como el marfil y sus rasgos exóticos que recuerdan vagamente a un reptil y se diferencian por el matiz más amarillento de su color. Además existe presencia de algunos pueblos H´sar como son los Ederetas, Iltune´sker, Jadar y Magilo que se disponen en las zonas limítrofes de la selva aunque siempre evitando en la medida de lo posible el contacto con las mujeres de marfil debido a su extrema agresividad y territorialidad.

El nombre de Uadyets (también Yets o Yearos) es un sinónimo en la lengua de los H´sar de «las que cabalgan la serpiente blanca» ya que en muchas ocasiones se les ha visto acompañadas de las legendarias serpientes blancas e incluso utilizándolas como monturas. De un modo más ofensivo se las denomina Zantzas ya que se cuenta que después de matar a sus enemigos y devorar sus vísceras las Uadyets practican el ritual de la Yazantza, consistente en cortar y transformar la cabeza de sus enemigos en una cabeza reducida con aspecto de reptil.

Las Uadyets

Las Uadyets son exclusivamente del sexo femenino. Quienes las han visto las describen de muy diferentes maneras y aunque su apariencia varía de un relato a otro suelen presentarse casi siempre como seductoras mujeres desnudas o con ropas muy pequeñas y reveladoras, con una belleza no terrenal y con una piel blanca y brillante similar a la del marfil que produce una luz mortecina en la noche. Muy a menudo se les dan otros rasgos más propios de las criaturas sobrenaturales como puede ser una lengua larga y afilada o bífida, una cola con una punta terminada en triángulo y propia de un reptil, ojos amarillos de serpiente, cresta propia de un lagarto, colmillos desproporcionados que no les permiten cerrar la boca, serpientes enormes enrolladas a su cuerpo o cabalgando sobre enormes ofidios como si fueran jinetes etc. A menudo, simplemente se las describe como una mujer atractiva y desnuda, pálida como el mármol y con una mirada hipnótica de pupilas rasgadas de la que no es fácil sobreponerse y de cuya belleza es casi imposible olvidarse, incluso después de escapar muy lejos.

En algunas leyendas se indica que su cuerpo es el de una mujer pero híbrido con un dragón o una serpiente. Es aquí donde existen más fantasías y extravagancias aunque en casi todas se indica que los rasgos propios de una serpiente se manifiestan especialmente es su parte inferior pudiendo presentarse sus piernas envueltas en serpientes, o bien en la existencia de una cola alargada en la terminación de su espalda, o en escamas duras que recubren algunas partes de su tren inferior o incluso careciendo de piernas y prolongándose su cuerpo en una cola larga y fuerte que les permite de erguirse varios metros sobre el suelo. Incluso en algunos relatos se ha hablado de cuerpos de serpiente con una cabeza propia de una mujer únicamente aunque estos son historias de viejas Tikki. Es habitual también que en su parte superior presenten rasgos menos acusados aunque también propios de los reptiles como ojos de salamandra, lengua bífida o afilada o incluso cabello formado de diversas serpientes vivas y que no dejan de moverse.

Creencias

Las Uadeyets están muy vinculadas a la naturaleza y sus creencias giran en torno a dioses con forma de reptil que han creado el mundo, la vida, la muerte, y las enfermedades. Los principales son Asuna que personifica a una mujer humana y está siempre en constante lucha contra el mal o Ellharis, que representa a una gran serpiente de tres cabezas y alas de murciélago. Ambas siempre están en una pelea infinita consiguiendo a veces una imponerse sobre la otra; Kilerhar´zsem, Nunkui o Shaure son divinidades menores que representan el cambio o la muda de la serpiente, el viaje y el agua y el movimiento respectivamente. Todas ellas son bastante referenciadas por las Uadeyets cuando hablan para referirse a estos aspectos vitales.

El mundo de creencias espirituales de las Uadeyets está basado en ciclos y sobre todo en el cambio. Creen en la existencia de una serie de espíritus de la naturaleza o Arutemas que ocupan el cuerpo de las Uadeyets y que cuando este muere no alcanza un estado permanente o desaparece sino que se mueve fuera del cuerpo y es recibido por otra Uadeyet. De esta manera todas las Uadeyets están emparentadas ya que el Arutema puede ocupar el cuerpo de cualquier miembro de la tribu siempre que no haya otro Arutema dentro. La persona que recibe el Arutema cumple a su vez otro ciclo vital y así indefinidamente.

En algunas ocasiones los Arutemas pueden perderse al salir del cuerpo y en esos casos se sienten atraídos por ocupar el cuerpo de ciertas mujeres humanas que como ya se ha indicado antes tienen inclinaciones a relacionarse con familiares. Su intromisión en el cuerpo de carne produce un cambio en la naturaleza de estas personas haciendo que poco a poco se conviertan en una serpiente blanca. Estos Arutemas poco a poco van imponiéndose y al final guían a la serpiente blanca de vuelta a la Selva Blanca. Allí se purifican con el Suth´as o camino iniciático de las serpientes que luego se explica más en detalle y que es el origen de las Uadeyets.

De esta manera el Arutema es la base de las creencias de las Uadeyets y las deidades Asuna y Ellharis en su continua lucha impulsan a éste alma a comportarse bien como una mujer o bien como una serpiente marcando el comportamiento de cada Uadeyet. Las niñas comienzan a buscar este espíritu cuando son capaces de andar desplazándose por los lugares en los que se depositan a las Uadeyets muertas recientemente. Este camino entre los cuerpos muertos facilita que el Arutema al salir del cuerpo del fallecido encuentre rápidamente a una Uadeyet. Se trata de un rito de iniciación obligatorio para toda Uadeyet que representa su verdadero nacimiento.

Yatzanza

Las Uadeyets siguen una gran tradición milenaria llamada Yatzanza que es una suerte de maldición sobre los hombres de cualquier raza a los que matan. Si la Uadeyet sale vencedora de un enfrentamiento con un hombre debe cortar la cabeza del perdedor y proceder a la transformación de la misma en una reliquia. Este proceso debe realizarlo totalmente sola, en un lugar oscuro y apartado del resto de integrantes de su tribu. Este proceso ritual comprende los siguientes pasos:

Primero se utiliza un cuchillo muy fino y alargado denominado Alamaketa con el que se realiza un corte cerca del omoplato, detrás de la cabeza, y cuidadosamente se comienza a separar la piel del cráneo. Posteriormente se realiza una incisión en la parte anterior y superior del cuello para ayudar a retirar toda la piel del cráneo.

Una vez que se tiene la máscara de piel se cose la boca y los parpados de la piel y se colocan semillas abultadas debajo para que estas superficies queden con relieve y se asemejen a una cara. A continuación se crea una masa compacta de tierra con huesos que se introduce dentro de la máscara de piel con el fin de mantener la forma de la cabeza original y que permite modelar la piel sobre ella.

El conjunto se hierve entre quince y treinta minutos en agua y una gran variedad de hierbas entre las que se utilizan algunas especiales propias de la Selva Blanca que le dan un tono pálido verdoso a la piel y evitan que el cabello se desprenda. Este proceso otorga a la cabeza un color propio de un reptil a la par que reduce la cabeza en sus dimensiones alargándola como si de un ofidio se tratase.

Después se utiliza una hoguera y humo para que la piel se seque. Durante este período se recubre con baba de serpiente blanca para que la carne no se degrade y no produzca un olor desagradable. De esta manera la cabeza se conservará durante muchos años.

Una vez que se ha secado completamente y que la baba le otorga cierto brillo se procede a cerrar la parte posterior donde se realizó el corte uniéndola con la anterior con cuerdas. A continuación se sellan los labios utilizando la Alamaketa calentada al rojo vivo. Para finalizar, se utiliza ceniza para otorgar palidez a la piel y se añaden escamas a modo ornamental que otorgan a la cabeza un aspecto de reptil.

La cabeza reptiliana retiene el alma del vencido encerrada e impide que se escape y busque venganza sobre la Uadayet.

Los Zsares

Las Uadyets viven en zigurats blancos o Zsares. Se trata de torres escalonadas construidas en piedra blanca en cuya cúspide hay un templo. Dependiendo de la etnia que los ha construido el diseño del zigurat puede ir desde una simple base con un templo en lo alto en las Cauecas, hasta las impresionantes construcciones con varias terrazas rematadas con un templo propias de las Abiner ubicadas en las zonas más profundas de la selva.

Los Zsares se sustentan sobre una base que puede ser cuadrada, redondeada u ovalada dependiendo de la forma que se pretenda para el mismo. La parte interna del zigurat se denomina el núcleo y está construido en todos los casos de huesos secados al sol y endurecido con una sustancia llamada Udd que procede de machacar y mezclar con barro las escamas que mudan las Uadyets. En la parte exterior del Zsar se utiliza piedra blanca con remates de marfil que pueden estar pintados con diferentes colores a modo decorativo. Generalmente se utilizan colores para el marfil muy variados pero uniformes por cada planta. El acceso al templo del zigurat se realiza mediante unas rampas con diversos salientes a modo de escalones gastados fáciles de superar para las Uadyets y las serpientes blancas pero casi insalvables para una persona normal. Estas escaleras se sitúan en los lados del Zsar y ascienden en espiral hasta la cima.

En la parte superior del Zsar se sitúa el templo. Su situación responde a la necesidad de proteger el secreto que en él se guarda, ya que en su interior se encuentra la parte más sagrada de la construcción. Esta estructura en la cúspide se denomina Etemenanki, que en Uadeyet se traduce como el lugar dónde los dioses habitan y es aquí dónde residen las Uadeyets durante el día ya que se trata de criaturas con hábitos nocturnos.

El modelo básico del Etemenanki está conformado por zonas claramente diferenciadas; el patio o Eteh, la sala central o Menah y la sala del pozo o ´Nki.

El Eteh es la entrada al templo y presenta un enorme muro decorado con extraños frescos en el que se abre una puerta similar a una grieta por lo estrecha que resulta (pensada para que solo una Uadeyet o una serpiente pueda entrar). Los frescos a su vez contienen aberturas en las que se colocan huesos y restos óseos coloreados para dar relieve a las escenas que se narran en ellos. Estas escenas en relieve versan sobre las serpientes blancas, la maldición que sufren, de actos y de violencia y ataques a hombres o escenas propias del viaje a la Selva Blanca. A continuación del muro hay una zona no techada, un patio, en la que hay todo tipo de huesos y restos de rivales a modo de advertencia y dónde se disponen las cabezas reptilizadas mediante el ritual de la Yatzanza. Esta parte está decorada con relieves que hacen referencia a las peores y más salvajes torturas y actos que pueden imaginarse con una referencia clara a la Yazantza. Este patio se rodea de columnas de marfil, normalmente en tres de sus lados dejando el otro abierto en un arco decorado con cristal blanco llamado Eteh que resplandece con la luz y que da acceso a la Menah.

La Menah es un recinto alargado formado por columnas altas y gruesas que forman un bosque de piedra sosteniendo una cubierta con arcos. Al ser las columnas centrales más altas que las laterales el espacio se elevaba en la zona del eje central del templo formando una especie de espacio central. No presenta ventanas laterales ni ningún orificio por los que penetre la luz. De esta manera toda la iluminación es la que produce el arco del Eteh con el que se entra a la Menah. Es una iluminación pálida y blanca que produce junto a la estructura de columnas el efecto sobre el visitante de encontrarse en el interior de una enorme serpiente blanca. La función de la sala es la de recepción de las Uadyets y las serpientes blancas al templo. Los relieves con los que se decoraba representaban escenas del Sueth´as. La Menah da paso al ´Nki mediante unas espectaculares escaleras que descienden hacia el interior del zigurat y que inducen al visitante a pensar que desciende por el interior de la serpiente hacia las profundidades ya que se mantiene la estructura fusiforme con columnas a diferente nivel en los lados.

El ´Nki son una serie de cámaras y dependencias en vertical a modo de moradas personales de las Uadyets en las que reposan y viven durante las horas de luz. En la parte más profunda se encuentra el santuario, una pequeña estancia con un pozo de grandes dimensiones que se abre paso a las profundidades de la tierra dónde se encuentra la Sueth´as o camino de la muda de las serpientes blancas. Este pozo está decorado con cristales de colores muy diferentes que alcanzan toda la gama cromática posible para el ojo humano. Gracias a esto se le denomina el túnel del arco iris. El acceso al pozo es la parte más importante del templo.

La iluminación del templo se basa en la disminución de luz según se va accediendo al ´Nkai, que es una zona completamente oscura. Sólo la presencia de una Uadeyet y su piel blanca puede iluminar estas zonas asegurando de esta manera que el visitante no pueda ver nada en estas zonas. Esto es debido a que el gran secreto de las Uadeyet se esconde en ese pozo.

Los Zsares no son por tanto el lugar en que se realizaban sacrificios o ceremonias, sino que se les consideraba el lugar de reposo de las Uadeyets y el acceso al Sueth´as o lugar del más allá en el que se esconde el gran secreto. Gracias al zigurat, las Uadeyets protegen el Sueth´as y a su vez evitan que cualquiera que no tenga su capacidad de trepar y su inteligencia acceda de una manera sencilla.

El secreto del Sueth´as

El Sueth´as o Suetha es el ‘el lugar de la transformación’ según la mitología de las Uadeyets y su historia y utilidad es sólo conocida por ellas ya que guarda el origen de esta especie y su vinculación con las serpientes blancas. El Sueth´as es en realidad el camino de la muda de la serpiente blanca, el lugar al que deben ir todas las viejas sierpes que han perdido la intención de volver a ser humanas, sin distinción de sus actos o de lo que eran en su vida anterior. Todas estas mujeres convertidas en reptiles que han dejado atrás su alma reciben la llamada de la Selva Blanca y más concretamente de uno de los Zsares. Esta llamada las obliga a viajar hasta encontrar el lugar y una vez allí ascender por el zigurat y descender por el pozo dentro del templo iniciando de esta manera el camino de la muda.

El camino de la muda se inicia con el descenso por el pozo y es un extenso viaje de varios días en completa oscuridad a través de los dominios de la serpiente. Se trata de un viaje metafórico, por lo que todo lo que se indica a continuación está sujeto a la interpretación y no tiene por que interpretarse al pie de la letra:

El viaje se inicia en un lugar denominado Cui´an (Cui es «el lugar de los pájaros» y ´an significa «de pico afilado») donde la serpiente debe cruzar el río ancho Apan´en ( Apan, es «cauce de agua pálida» y ´en significa «con grandes corrientes»). Para pasar al otro lado necesitará la ayuda de los Uian o pájaros de colores, que en vida viajan sobre la serpiente alimentándose de los restos de sus víctimas y de sus parásitos. Al llegar al cauce del río los Uian se posarán sobre la serpiente y si reconocen su sabor la guiarán por la única zona en que no hay corriente ayudándola con sus picos a despojarse de la primera muda de piel blanca. Pero si en vida, la serpiente no ha tratado bien a estos pájaros o no les ha permitido alimentarse matando a poca gente, los Uian no la reconocerán y la devorarán en la orilla del río.

El Al´unha (Al´u «el lugar de las cascadas», nha «que se juntan») es un lugar al otro lado del río donde existían dos enormes cascadas por las que cae agua tan caliente que es capaz de hacer hervir y matar a la serpiente. El reptil debe cruzar entre las dos cascadas evitando que el agua la toque o la arrastre a las profundidades. Si lo consigue es capaz de realizar la segunda muda ya que el vapor del agua es reblandece su piel facilitando que esta se desprenda.

A continuación debe atravesar el Tou´to (Tout es «cueva» y ´to es «piedra afilada»). Se trata de una gran cueva de obsidiana con muchas galerías que la atraviesan de lado a lado. Pero todos los caminos están cubiertas de salientes que desgarran a las serpientes si no eligen bien el tamaño de los mismos. Cada serpiente debe elegir un túnel que sea un poco más grande que su propio diámetro de manera que pueda atravesarlo sin quedar allí atrapada pero lo suficientemente estrecho para que le ayude a desprenderse de su tercera muda.

A la salida de la gruta la serpiente debe atravesar el Ehe´atle (ehe significa «el lugar del viento» y ´atle significa «cortante») un camino a través de un desfiladero golpeado por una fortísima lluvia mezclada con grueso granizo, y ensordecido por los terribles aullidos del viento que hacen temblar las paredes y que desgarra los oídos y vuelve locas a las serpientes. Las viajeras deben cruzarlo evitando que la roca y el hielo bajo ellas se hunda por su peso o el viento haga que se precipiten al abismo. Si consiguen recorrer todo el desfiladero el roce del viento, la lluvia y el granizo sobre su piel facilita que ésta se desprenda y se produzca la siguiente muda.

Mouar´tlas es el siguiente espacio por el que debe pasar la serpiente. Se ubicaba justo después del desfiladero del Ehe´atle, y es una zona en la que se encuentran todos aquellos que las serpientes han devorado transformados en nudosos árboles que son picoteados y desgarrados por arpías que allí anidan. Se trata de ocho páramos que las serpientes deben atravesar sin emitir ningún sonido ya que si los árboles escuchan su movimiento tratarán de atraparlas para que las arpías los devoren. Si atraviesan esta zona de páramos otra muda caerá por los arañazos de las ramas de los árboles.

Albur´has (Albur significa «el lugar donde la gente muere», mientras que ´has significa «abrasada») es un desierto ardiente de arena con una lluvia de llamas que cae sobre las serpientes. Los cuerpos de las serpientes que se rindieron al atravesar este desierto se han convertido en mujeres y están echados en la arena, las que no se rindieron pero no consiguieron atravesarlo aparecen como mujeres sentadas, y las que se han perdido en el desierto deambulan en grupos de mujeres enloquecidas. La serpiente debe atravesar este desierto dirigiéndose siempre en la dirección contraria a todas las figuras femeninas que encuentre y si así lo hace llegará hasta el Barag´ok perdiendo una muda al arrastrarse por la arena caliente.

Barag´ok (Barag es «devorador» y ´ok es «corazón») es un lugar en el que habitan terroríficas monstruosidades aladas llamadas Baraget´has que abren los pechos de las serpientes para comerles el corazón y haciendo de esta manera que se transformen en hombres: al igual que las serpientes robaron la vida de otros hombres, aquí ellas son objeto del robo de su propia identidad y la transformación en un hombre que enloquecido termina por caer en la fosa Nauapa llena de aguas negras en el que esperan flotando los cuerpos de todos los hombres que se han ahogado con anterioridad después del mordisco de las bestias. Si la serpiente atraviesa este lugar sin que los Baraget´has devoren sus corazón perderá una muda por la constante lucha y mordiscos de estas criaturas.

Basaehrthir es el último obstáculo en sus viajes y es un lugar lleno de niebla grisácea que enceguece a la serpiente. En el centro de este lugar está la madre de las serpientes, Ellharis. Aparece descrita como un dragón gigante, espantosa bestia con tres cabezas y alas de murciélago:

Una estaba delante y era como el marfil blanca,

las otras eran dos, que a aquella se unían

y se juntaban en el lugar dónde nacen los pechos:

la de la derecha parecía estar muerta y era amarilla,

la de la izquierda a la vista era tal cuales son

las mujeres que en el mundo son bellas.

Ellharis está inmersa en el hielo hasta la cintura, llorando y escupiendo veneno. Aletea como si intentase escapar, produciendo un viento que hiela todo el lugar y mientras que la mano del mismo lado que la cabeza muerta yace inerte, la otra mano se mueve tratando de coger a todas las serpientes que se acercan. Las serpientes deben subir por el brazo inerte evitando ser capturadas y mordidas hasta llegar al Sueth´as que está situado justo encima de Ellharis.

El Sueth´as es el pozo del arco iris del templo y es en el ascenso cuando la serpiente blanca se liberaban finalmente de su ultima muda y asciende convertida en una niña de marfil o Uadeyet, pues estas mujeres blancas no son otra cosa que las serpientes después de la muda de todos sus actos.

Algunos puntos de interés en la Selva Blanca

La Selva Blanca apenas es conocida por la mayoría de los habitantes de Pangea pero existen varias leyendas sobre esta región que ya forman parte de las historias que se cuentan alrededor del fuego. Estas narraciones están basadas en situaciones o lugares reales pero la transmisión oral de las historias hace que se vayan incorporando cada vez más elementos externos fantásticos y se reduzca con el paso del tiempo su parecido con la realidad.

A continuación se detallan algunas zonas y habitantes interesantes:

El lugar de los Sanecoi es un claro que existe en mitad de la Selva Blanca. Todo aquel que anda por las inmediaciones del claro cuando la noche es particularmente oscura puede escuchar un canto estremecedor de varios pájaros en el claro pero no es capaz de ver a ninguno de ellos. Se trata de un graznido penetrante que por instantes alcanza puntos muy distantes de la selva y que causa un temor frío. Se cree que aquel que encuentra el claro y escucha ese ruido está marcado por un mal presagio y morirá pronto por enfermedad o muerte. La realidad es que en el claro hay una extraña variedad de pájaros que son invisibles debido al color de sus plumas similar al de la noche y que se alimentan de todo aquel que entra en su claro e incluso son capaces de perseguirle días después de que la persona haya profanado su lugar sagrado.

El Guara es un árbol de enormes proporciones caído que se encuentra situado en un pantano en una de las zonas limítrofes de la selva blanca. Cualquiera que pasa cerca de él es muy posible que no vuelva a contarlo ya que de improviso descubrirá que lo que en un principio parecía un árbol es un enorme cocodrilo que lo atrapará y despedazará con su poderosa mandíbula. El Guara es en realidad un cocodrilo gigantesco y solitario que después de miles de años ha incrementado su peso de tal manera, que ya no puede desplazarse y se ha quedado asentado de manera permanente en el fondo del pantano con la cabeza asomando como si fuera un enorme árbol caído. Cuando alguien se acerca abre la boca y el poder de atracción sobre el agua que ejerce hace que sus víctimas se dirijan inexorablemente hacia sus fauces.

El Malethoie (Maleth significa «lugar maldito» y ´oie significa «hombre» o «gente») es un lugar de la selva baja con una charca de aguas negras y estancadas. En la charca parecen nadar hombres y mujeres desnudos. En realidad la charca es agua de lluvia contenida dentro de la flor de una enorme planta y sus pistilos son tan largos que asoman a la superficie presentando formas similares a las de personas en muchas ocasiones de gran belleza. Para un ingenuo la escena presenta una charca de aguas turbias con personas de gran belleza bailando. De esta manera a menudo engaña a las muchachas y muchachos inocentes, seduciéndolos y haciendo que se acerquen o bien atrae a los animales que piensan que la gente del agua son presas fáciles. Una vez que se han acercado lo suficiente la flor se cierra y el agua que contiene los ahoga. Transcurrido un tiempo vuelve a abrirse y permanece como si fuera una charca con todos los cuerpos ahogados pudriéndose y sirviendo de nutriente en el fondo de las aguas oscuras.

Hay un enorme búho nocturno llamado Igashu, muy difícil de encontrar, que tiene el plumaje blanco como la luna. Cuando ve a una persona emite un canto agorero en el que pronuncia varias palabras y nombres para después de un rato perderse en lo más profundo de la selva provocando un escalofrío. A partir de ese momento la persona que lo ha escuchado pierde la capacidad de utilizar estas palabras y no puede pronunciarlas. La única manera de recordarlas es que alguien las vuelva a pronunciar. Robando palabras de unas personas y otras el Igashu al final ha adquirido la capacidad de hablar como las personas y así lo hace cuando nadie lo ve.

También hay quien dice que en lo más profundo de la selva blanca hay una zona con extrañas ruinas de templos olvidados, a los que llaman las ruínas de Alaha´rie, en las que han visto a un familiar u otro ser querido casualmente y sin razón alguna. Cuando la persona se acerca al familiar este siempre se aleja tratando de que le siga y haciendo que las personas se pierdan en la selva. La única manera de descubrir que no son familiares o conocidos es mirando su pie izquierdo tiene la forma de una pata de cabra. Todos aquellos que han seguido a estos familiares aparecen más adelante mordidos y devorados. Hay quien dice que si se compara la mordedura de la víctima con la de un carnero no hay diferencia alguna.

Los Neerieas o niños calavera son unos monos del tamaño de niños extremadamente delgados y sin pelo que viven en el Neer´as o Selva muerta (una extensión de terreno dónde la vegetación se ha secado) y se afirma que en sus finas y largas patitas se esconde un secreto para hacer todo tipo de filtro de amor. Aquel que quiera enamorar a una mujer determinada debe entrar en el Neer´as y buscar a una de estas criaturas. Las Neerieas son extremadamente violentas y muy territoriales capaces de matar sin miramiento a aquel que entre en zona, pero parece que su nombre no sólo es porque se parezcan a niños enfermizos sino porque en su interior hay algo de humanos. Por este motivo si escuchan una canción de cuna caen en un profundo sopor y es fácil acercarse a ellos aunque se debe procurar no hacer ningún ruido. En este estado se puede arrancar uno de los huesitos de las patitas teniendo cuidado de que el chasquido no despierte a los niños calavera. A continuación es necesario limpiarlo de la piel y prepararlo mediante cantos mágicos. Quitada la médula, éstos quedan como un tubo a través del cual se debe espiar a la mujer elegida sin que la mujer sepa que es observada. Si es así la mujer se enamorará perdidamente de quien así la ha observado.

El Jacee o luna negra es el señor de la Selva Blanca. Tiene la apariencia de un jaguar negro que posee cuernos como los de un venado. Lo más característico es que posee dos enormes colmillos afilados en los bordes interno que sobresalen como espadas de su boca incluso cuando esta permanece cerrada. Esta criatura es capaz de hundir los colmillos en los hombros de una persona después simplemente girando la cabeza y gracias a que estos sables están afilados en sus lados arranca la cabeza de su víctima con tal rapidez que el cuerpo no se da cuenta de lo que ha ocurrido y no muere, sino que se convierte en uno más del séquito decapitado que acompaña al Jacy por toda la eternidad en su deambular por la selva.

Hay zonas de la selva dónde las plantas son completamente blancas y allí viven hombres que han hecho todo tipo de terribles pactos con los demonios de la selva. En su dedicación por tener cada vez más y más poder han terminado por tener la necesidad de alimentarse de la carne humana. Tienen la capacidad de convertirse en hienas humanas hambrientas o Tiborees y que no pueden dejar de emitir una aterradora risa en parte animal y en parte humana. Después de alimentarse vuelven a ser personas casi normales pero no pueden dejar de reírse cada cierto tiempo además de que sus ojos son blancos como si su alma se hubiera escapado por ellos.

Hay quien afirma que de pronto se ha adentrado en una zona de la selva blanca y sintiendo que estaba cansado se ha quedado dormido. De pronto se ha despertado presa del pánico al ver como la tierra y el suelo se movían como si estuviera ocurriendo un seísmo o un terremoto. Asustados han salido corriendo de esa zona para descubrir al girarse que en realidad se trataba de una tortuga de grandes dimensiones que llevaba sobre su caparazón un pedazo de selva.

Existen unas cascadas llamadas Igashu en la zona más próxima a la costa de la Selva Blanca en la que se van a parar todas las personas que se han ahogado a lo largo de los cauces de agua y gracias a las improvisadas crecidas que produce la lluvia. Estos muertos se acumulan dónde las cascadas rompen y en ocasiones suben a la superficie por medio de los remolinos y las corrientes de agua y desde allí emitiendo un canto muy bello y lastimero. Esta melodía hace que las personas no escuchen otra cosa en su cabeza y se lancen por las cascadas al lugar dónde los muertos les esperan para compartir su destino.

 

Referencias

La Yatzanza es similar al proceso de la Tzanza de los Jíbaros del Amazonas. El proceso es similar al que se narra aquí con algunas alteraciones leves:

http://es.wikipedia.org … Tzantza Ver

Las Serpientes Blancas son una adaptación ofídica del Almamula y su leyenda. El texto original está extraído de los siguientes enlaces:

http://es.wikipedia.org/wiki/Almamula Ver

http://mitos-leyendas-urbanas.blogspot… Ver

http://www.taringa.net/posts/info/1914649/El-alma-mula.html Ver

Los Zsares son zigurats babilónicos con alguna adaptación (Ver) mezclado con un templo egipcio modificado para que quede integrado en la mitología de las Uadeyets en su parte superior: http://www.egiptologia.org… (Ver)

El Sueth´as presenta elementos del infierno de Dante (Hay una parte de la Divina Comedia incluida entre comillas con alguna modificación para que cuadre) mezclados con el viaje de las almas de los aztecas al Mitclan.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *