Número: 184. 4ª época. Año XXI ISSN: 1989-6289
Vídeo: la ludopatía, una enfermedad invisible
“El que no arriesga no gana”
La ludopatía es una enfermedad psicológica basada en una adicción, normalmente por una causa emocional, donde el sujeto busca evadirse de una situación en pos de esa sensación que les proveé el riesgo, esa “adrenalina” (más bien la dopamina), probablemente por una falta de norepinefrina o serotonina.
Tiene 10 diferentes signos o síntomas que ayudan a identificar a un enfermo:
No tiene porqué tenerlos todos a la vez ni pasar por todos, pero es habitual que a lo largo de su vida y de la evolución de la adicción vaya mostrando varios de ellos.
No hay un perfil concreto, cualquier edad, sexo, clase social o profesión puede caer en este trastorno. Suele comenzar como parte de un evento social o de forma casual, hasta que el enfermo se engancha y poco a poco le crea una dependencia que hace que vaya dejando de lado todas las demás cosas y suele mentir y dar excusas para priorizar el juego sobretodo lo demás.
El ludópata busca jugar aunque incluso el tipo de juego le parezca aburrido o monótono, pero tiene esa necesidad de arriesgar el dinero con la esperanza en ganar.
La adicción tiene 3 fases:
Puede que al principio el juego o el apostar solo parezca un pequeño vicio, pero con el tiempo irá creando tolerancia y cada vez necesitará más, ya sea más cantidad o más tiempo de juego o apuestas más grandes arriesgando más dinero.
El ludópata busca ese subidón, ese momento donde se decide si gana o si pierde. Por eso si hace una apuesta no la olvida y espera al día siguiente el resultado, no, tiene que seguir el partido, el sorteo o el evento donde se decide para saber en el segundo que ocurre si ha ganado o perdido. Necesita esa anticipación de lo que puede llegar a conseguir.
La mayoría busca el dinero fácil, entre otras cosas para salir de las deudas que ha ido generando, pero el ludópata no sabe retirarse cuando va ganando ni tras sufrir el primer revés, siempre creé que en la siguiente ganará el gran premio
Y muchas veces los demás no serán conscientes del problema porque intentará ocultarlo. Los propios ludópatas admiten que la enfermedad les da una capacidad excepcional para las mentiras y las excusas. Normalmente al principio es normal que el juego sea compartido con su grupo social, amigos y/o familia, el problema viene cuando sienten esa necesidad de seguir jugando aunque sea yendo solos, incluso no gustandoles el juego en cuestión. Es una necesidad, un impulso que no son capaces de vencer. Y normalmente irá alejándose de su círculo social al priorizar el juego sobre todo lo demás, incluso su familia, su trabajo o su salud.
El ludópata tiene muchas vías para satisfacer su necesidad:
La imagen más habitual y estereotípica que tenemos del ludópata está vinculada a los juegos de azar. Ya sean en los casinos con sus ruletas, juegos de cartas o máquinas tragaperras o en su versiones más a pie de calle como los bingos, las loterías y las máquinas tragaperras de los bares. Pero además de que no es la única forma que tienen de alimentar su enfermedad, la mayoría admiten que les vale casi cualquier vertiente de juego donde se apueste dinero, incluso las más arriesgadas como la ruleta rusa.
Hoy en día con internet el juego está muy accesible en tu móvil y puedes estar jugando incluso sentado en el retrete o en tu lugar de trabajo.
Las casas de apuestas han proliferado hoy en día aprovechando la crisis con anuncios muy agresivos apoyándose en caras famosas y prometiendo una solución fácil y rápida a los problemas económicos con poco riesgo. Obviamente la probabilidad y las estadísticas dicen que esa publicidad miente, pero un ludópata no puede evitar verse arrastrado por sus cantos de sirena.
Además de este tipo de apuestas legalizadas hay toda una variedad de versiones ilegales, desde peleas de gallos (o de personas) a timbas de póker. Y en gran parte el riesgo a ser pillados las convierte en salidas mucho más atractivas para un ludópata.
Y es que el ludópata puede llegar al punto de apostar por todo, desde cruzar una autopista con los ojos cerrados a que tiene razón en una discusión. No hace falta ponerse en una esquina a tirar dados o monedas, cualquier hecho cotidiano con dos posibles resultados o más es una oportunidad para apostar.
Y como decíamos la tolerancia hace que cada vez tenga menos satisfacción con la misma experiencia, así que buscará elevarla ya sea en el tiempo o en el impacto. Y no hay un sistema de azar donde jugar mayor cantidad de dinero de forma legal que la bolsa.
No todos los ludópatas son obreros acabados pegados a la máquina tragaperras del bar, un tiburón de Wall Street puede tener una adicción tan grave como ellos, por mucho que sea un broker excelente, o al menos lo parezca.
Las grandes fortunas no se pierden solo en los casinos.
Un ludópata puede ser una persona sociable, incluso transmitir una imagen de ganador afortunado, ya que aunque hacen mucho ruido y escándalo cuando ganan son capaces de ocultar con habilidad cuando pierden. Pero a largo plazo sus relaciones se irán resintiendo por el impacto de su adicción.
También es fácil que el trastorno se refleje en su forma de relacionarse, lanzándose a conocer a la persona más atractiva del lugar como quién hace una apuesta a todo o nada. El juego no tiene que centrarse solo en el dinero si no en tomar un riesgo que tiene una posibilidad, por pequeña que sea, de un gran beneficio. Y además el ludópata suele ser muy optimista en que él ganará.
Cuando un ludópata pasa mucho tiempo sin jugar (un lapso menor según avance la enfermedad) empieza a reflejarse en su personalidad un cuadro de psicopatologías que muchas veces permiten identificar el problema, pero que seguro que no le ayudan a desenvolverse en su día a día.
Las más comunes son tristeza, ansiedad, depresión e irritabilidad. Lo que motiva que no quiera hacer nada más y que sea muy difícil la convivencia con el enfermo.
Muchos han comentado que incluso sienten una inclinación hacia el suicidio como salida para acabar con todo lo negativo que sufren cuando no juegan. Por eso se llega a considerar la enfermedad como crónica y mortal, ya que si no se trata las consecuencias directas o indirectas fácilmente podrían llevar al sujeto a la muerte.
A lo que siente un ludópata cuando no juega hay que unir las consecuencias más directas del juego, que suelen ser las deudas, con todos los problemas que acarrean.
Un ludópata por muy rico y afortunado que sea va a llegar un momento que necesite más dinero. Tiene muchas opciones para conseguirlo y la mayoría dependen de su clase social, de su entorno y de la fuerza de voluntad que tenga para no ignorar su ética y la legalidad.
El paso más obvio es pedir prestado si le queda algún amigo (lo que suele hacer que su círculo se reduzca) o directamente pedir un crédito si tiene posesiones o un negocio en el que apoyarse. Ya sea a un banco o a un prestamista, y es fácil que en el segundo empiece problemas menos relacionados con la ley y más con su integridad física.
Es posible que venda cosas o las empeñe, o las de personas cercanas. O que coja dinero a sus familiares o a su empresa si tiene la posibilidad. No es raro que tienda a este tipo de delitos de guante blanco sobre todo cuando hablamos de un entorno con recursos.
Si el ludópata tiene menos posibilidades de acceso a recursos puede que tome otras medidas más agresivas como el robar directamente ya sea asaltando bancos o a personas, o entrando a robar en propiedades ajenas. O incluso si quiere evitar ese ataque hacia los demás que lo haga hacia sí mismo prostituyéndose o dedicándose a hacer de mula o de cobaya en experimentos poco legales poniendo en peligro su salud y su futuro.
En resumen para interpretar un ludópata habría que interpretar algunos o muchos de los síntomas de la enfermedad, los ludópatas son siempre conscientes de lo que están haciendo y cuando vuelven a casa tras una mala racha siempre se prometen no volver a hacerlo, pero vuelven a recaer a la primera oportunidad. Para saber cómo se siente tienes que elegir en qué fase está: dorada, desesperación o aceptación. Ante cualquiera de las oportunidades como las que hemos comentado no podrá evitar participar, a menos que supere una tirada muy difícil de voluntad o que los demás consigan prevenir que lo haga, pero le estará llamando con la promesa de dinero fácil. Y cuando no puede jugar tendrá que empezar a mostrarse apático, triste, ansioso, deprimido e irritable; no tiene porque ser todo a la vez si no que puede depender de la situación.
Por los entornos en los que se mueven es fácil que el ludópata pueda a llegar a desarrollar otras adicciones y sus defectos relacionados como el de Alcohólico al parar mucho en bares y locales donde sirven bebidas o incluso Adicción a las drogas en los ambientes más sórdidos o de “alto standing”. O incluso Libertino si se mueven en ambientes donde el sexo es un producto más habitual.
Si tiene un Amigo dependiente es probable que aumenten sus problemas al tener “dos bocas que alimentar” ya que aunque puede llegar a jugar incluso teniéndolo a su cuidado, difícilmente su economía podrá soportar ambos gastos, puede incluso que empieza a jugar para buscar recursos para esta persona a su cargo.
El juego podría llegar a ser esa Costumbre Molesta si lo hace por ejemplo continuamente en su móvil en algún casino virtual. Y puede que esté tan aislado del mundo que desarrolle un Desconocimiento Social ya que tiene una experiencia limitada al centrar mucha parte de su tiempo en el juego.
El defecto más habitual que tendrá el ludópata es Deudas y Patrimonio reducido ya que el juego siempre suele ser un terrible sumidero de dinero. Y sobre todo Mala reputación debido a sus deudas o a cómo consigue el dinero, o lo mal que lo gestiona. Puede llegar a ser Mezquino para controlar sus gastos para tener más dinero para su adicción.
Puede llegar a ganarse un Enemigo con algún prestamista al que deba dinero o a alguien que haya robado o engañado para conseguirlo. O incluso ser un Fugitivo si ha delinquido para conseguir dinero y le han pillado. Es posible que aunque no le persiga nadie, sí que crea que lo hace y esté Paranoico.
Raramente un ludópata será Honesto o Indeciso ya que normalmente mentirá para inventar excusas para las cosas que no ha hecho (o que ha hecho) para ir a apostar y normalmente el juego requiere una toma de decisiones rápida y definitiva.
Un ludópata Supersticioso tendrá talismanes, rituales, personas que le dan suerte o que le gafan… Por el alto componente de azar en la mayoría de los juegos es muy fácil que un ludópata tenga este defecto ya que tienen un concepto de la suerte que no se ajusta a las estadísticas o a las probabilidades. Puede que eso se deba a que sea Ilógico.
Y es posible que la ludopatía sea en parte causa de un Trauma del pasado ya que suele ser una forma de buscar un refugio emocional cuando algo no va bien, buscando la satisfacción en el juego.